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‘Parece que la vida de la gente en los territorios no es prioridad’
La voz de una lideresa social a propósito de la ola de violencia que sacude al Cauca.
El Cauca es el departamento con mayor número de líderes sociales asesinados. Foto: Juan Pablo Rueda
Ante la ausencia estatal, durante muchos años quienes controlaron el Cauca fueron las Farc. Con las negociaciones y la firma de los acuerdos de paz se vivió una tranquilidad relativa en los territorios. Sin embargo, múltiples grupos armados llegaron para apoderarse de las zonas abandonadas por la antigua guerrilla, y de esta manera dominar y brindar seguridad en las rutas donde el narcotráfico saca, día tras día, grandes cantidades de marihuana y cocaína al interior y exterior del país.
La Asociación de Consejos Comunitarios del Norte del Cauca (Aconc) es una organización que agrupa a 43 consejos comunitarios en 10 municipios de la región del norte del Cauca. Su consejera mayor, una lideresa afro cuyo nombre reservamos por razones de seguridad, explica que el avance de la minería ilegal y de los cultivos de uso ilícito es desmedido. Además de la proliferación de brazaletes de cuanto grupo armado quiera controlar el territorio para sus negocios criminales. A lo que se suma el amenazar y asesinar a las personas que defienden los derechos humanos.
Habla del Cauca, de sus exigencias como comunidades étnicas, de las desigualdades para las personas que labran la tierra y de la violencia con la que tienen que lidiar cada día, razón por la cual tuvo que abandonar su hogar…
¿Para usted cuál es la principal causa por la cual se da esta persecución a los líderes sociales?
Hoy no podemos hablar únicamente en el norte del Cauca de la multiplicidad de grupos guerrilleros que hay, sino que también tenemos que decir que hay paramilitarismo, que hay delincuencia común, que hay seguridades privadas de empresas, que también causan zozobra en nuestro territorio. Y todo esto, toda esta descomposición la subsidia la minería ilegal, la subsidian los cultivos de uso ilícito. Eso no quiere decir que con lo que estamos manifestando estemos diciendo que los asesinatos de líderes sociales hoy se estén dando por temas de narcotráfico, como lo está asegurando el Gobierno. Al contrario, estamos diciendo que las políticas de Estado favorecen que en el norte del Cauca se incuben esas economías ilegales y que facilitan el sostenimiento de la guerra.
¿Por qué se está dando esta guerra y de una manera tan atroz?
Jamás en la historia del norte del Cauca nosotros habíamos vivido un conflicto armado como el que se tiene en este momento.
Lo que hay hoy es una guerra por quién controla las rutas del narcotráfico, quién controla las ganancias de la minería y los cultivos de uso ilícito. Y en eso no está inmersa la comunidad, porque quienes están trayendo el capital, quienes están financiando la producción de esos cultivos en nuestros territorios, es capital que viene de afuera. Un asunto que hemos denunciado desde el 2013 y es que en esto han participado grandes personalidades del país y grandes personajes de las Fuerzas Militares en Colombia.
¿La situación de violencia es similar a lo que se vivía en el año 2013, antes de la firma de los acuerdos?
Lo que se está viviendo ahora no tiene precedentes. Jamás en la historia del norte del Cauca nosotros habíamos vivido un conflicto armado como el que se tiene en este momento. Antes, cuando estaban las Farc y se escuchaba de ese tipo de situaciones, la gente sabía que era la ‘Jacobo Arenas’, que estaba en algunos municipios del norte del Cauca.
¿Pero hoy a quién le atienden? Un día es la ‘Dagoberto’, otro día es la ‘Jaime Martínez’, y así hoy circulan cualquier cantidad de brazaletes en el territorio y cualquiera se siente con la autoridad de quitarle la vida a otro, de amenazar, de señalar. Yo siento que en todo lo que se ha vivido del conflicto armado, lo que se está viviendo hoy es a otro nivel.
¿A qué se refiere con los señalamientos?
Antes a la gente se le reclutaba y se la llevaban. Hoy lo dejan en la comunidad dando dedo, señalando. A través de dádivas, los grupos ilegales empezaron a atraer los muchachos, pero a ellos los atraen no con el fin de llevarlos al monte, a las filas, sino que se quedan en los cascos urbanos haciendo lo que llaman inteligencia. Y en medio de esa inteligencia, pues, hay que tener resultados. A la hora de los muchachos tener que dar cuentas, pues, sí o sí tienen que hacerlo; entonces el líder que está molestando en la comunidad por las matas de coca o porque se subió a un escenario y dijo esto… Se está señalando indiscriminadamente a nuestra gente. Antes, los grupos armados estaban en el monte, pero hoy están en cualquier parte del norte del Cauca.
¿Cómo es su relación con el Gobierno? ¿Han sido efectivas las estrategias pensadas e implementadas desde allí?
Nosotros ya nos cansamos de hacerle seguimiento a las alertas tempranas, no porque la Defensoría del Pueblo no sirva, sino porque al Gobierno no le da la gana de cumplir. Los consejos de seguridad los hace la Fuerza Pública y la institucionalidad a puerta cerrada. Lo que ellos sacan de allí son intervenciones bélicas que en nada favorecen a las comunidades.
Los aspectos que nosotros estamos poniendo sobre la mesa para ellos son poco relevantes. Entonces, ¿a qué le hacemos seguimiento?, ¿a la intervención del Ejército en nuestros territorios que genera más violencia?, ¿a la intervención de la Fuerza Pública señalando y estigmatizando a los líderes? Porque líder que se mata en el norte del Cauca, líder que tenía vinculación con los grupos al margen de la ley, líder que tenía vinculación con los cultivos de uso ilícito.
¿Cuáles son las políticas de Estado que se requieren en el territorio?
Mira, hoy está hablando de una reforma tributaria y eso a nosotros nos pone en jaque porque en Colombia quien siembra una mata de plátano y una mata de maíz paga los insumos más caros en toda Sudamérica. Cuando sacas ese racimo de plátano y un kilo de maíz y lo pones en competencia con otros que entran de Ecuador, en donde todo está subsidiado, entonces se pone a competir en desventaja porque lo que reciben las comunidades es el fruto de ese esfuerzo, pero no compensa lo que invirtieron para cultivarlo ni lo que se invierte para sacarlo al mercado.
Colombia sigue potenciando la reactivación económica del país a partir del extractivismo y favoreciendo sectores como el turismo, hotelería, transporte, desconociendo a la gente que día a día tiene que labrar la tierra para producir alimentos. Que en última son los que no reciben ningún alivio para producir. Eso hace que la gente se deje convencer de que sembrar la libra de maíz es menos rentable que sembrar 10 matas de coca.
Aunque el que siembra las 10 matas es quien menos gana de toda esa cadena...
Ese no se queda con la ganancia, sino que sigue siendo pobre y el que se potencia es quien la transforma, que siempre es alguien de afuera del territorio. Esa es una de las comparaciones que podemos hacer en medio de este conflicto que han traído al territorio nuestro. Una guerra que nos impusieron, un narcotráfico que metieron a nuestro territorio, unos cultivos de uso ilícito y una minería a gran escala que solo favorecen a los grandes, no a los pequeños.
¿Cuáles son las exigencias que hacen cómo autoridades étnicas?
Hoy circulan cualquier cantidad de brazaletes en el territorio y cualquiera se siente con la autoridad de quitarle la vida a otro, de amenazar, de señalar.
Hay que hacer una intervención real al territorio, pero que sea integral. No solamente combatir las balas con balas; aquí hay que llegar con políticas claras que se diseñen desde los territorios, con la gente que día a día está viviendo la violencia, con la gente que se está obligando, porque aquí no se está haciendo el tránsito de lo lícito a lo ilícito de buena manera ni de forma voluntaria. Aquí a la gente se la está obligando a sembrar cultivos de uso ilícito. El día que los consejos de seguridad dejen de ser a puerta cerrada y que se invite a las comunidades a tomar decisiones sobre cómo intervenir, la historia de Colombia, y especialmente la del norte del Cauca, será otra.
¿Cuáles son las necesidades específicas de las comunidades, y no solamente en términos de violencia?
Si hay que diseñar políticas, vengamos a territorio y hagamos el comparativo de cuánto le vale a un productor producir una libra de maíz, una libra de pollo, una libra de carne de cerdo, y con eso tendremos los insumos para las políticas y para que el Gobierno empiece a subsidiar la producción en el campo. Porque en últimas lo que produce el campesino no se lo come todo él, ni lo que produce el negro ni lo que produce el indígena; sale a las plazas de mercado y los que están en las ciudades se sustentan de lo que nosotros producimos.
Revisemos el tema de nivel educativo en las instituciones de estos sectores. Si es una educación con pertinencia étnica. Revisemos lo que dicen los planes de vida, el plan de buen vivir de la comunidad negra. Revisemos todo esto porque dichos insumos deberían ser por los que se empiecen a diseñar esas políticas que se implementan en el territorio.
Las comunidades ya tienen priorizadas las acciones que se deben hacer en sus territorios. Y si nos vamos al tema de seguridad en el caso de Aconc, estamos cansados de decirle al Gobierno Nacional que lo que necesitamos es la seguridad en los territorios, pero con los enfoques con los que la comunidad le está diciendo. El mismo capítulo étnico del acuerdo de paz dice que hay que fortalecer los procesos de Guardia Cimarrona y de Guardia Indígena.
¿Cuál es su postura respecto al Pacto por la Vida que adelantan diferentes organizaciones en el Cauca?
El pacto sigue firme y estamos convencidos hoy más que nunca como comunidades étnicas y como comunidad negra en el norte del Cauca de que hay que hacer un pacto por la vida. Lo primero, que hay que poner a salvo la vida de cada una de las personas que habitan aquí, pero parece que para la Fuerza Pública, para los empresarios y para otras gentes la vida de la gente en nuestros territorios no es prioridad.