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'Es la prosperidad descarbonizada del Sur lo que frena el éxodo hacia el Norte'
En entrevista con Ricardo Ávila, el presidente Gustavo Petro habló de su participación en Davos.
El Presidente de Colombia habló con EL TIEMPO en el marco de su participación en el Foro Económico Mundial. El jefe de Estado hizo un balance del evento y habló de su próxima cita con el papa Francisco.
¿Cuál es su balance de esta visita a Davos?
Estuve en tres es. Uno sobre el problema amazónico, uno de los pilares climáticos del mundo y nuestra carta de negociación geopolítica. También, en el de América Latina, los peligros que acechan sobre la democracia latinoamericana. Y en el más universal –con Bill Gates, la directora de la Organización Mundial del Comercio, África y Europa– alrededor del tema de la crisis civilizatoria que vivimos. Mostré un camino diferente al que tradicionalmente se está usando, y que creo está en una sin salida.
¿Por qué es importante venir a este foro?
Creo que hay dos aspectos. Uno es captar, y eso es más un tema intelectual, personal, el espíritu dentro de los detentadores del poder. Pero, adicionalmente, abrir alternativas. El mundo está en crisis, es indudable; lo que sucede en Palestina es apenas un reflejo en toda su virulencia de lo que puede ser el mundo en el futuro. En el fondo está el gran telón de la crisis, que es la crisis climática. Los métodos para afrontarla han fracasado; el año pasado tuvimos casi el 1,5 °C de crecimiento de la temperatura que se estaba tratando de evitar. Eso significa un enorme peligro, no solo para la democracia como forma política de resolver problemas, sino para la existencia misma.
Una crisis de la existencia de la humanidad y de la vida en el planeta solo implica barbarie, que es lo que ya comenzamos a ver. Entonces, poder mostrar otros caminos, así no se tengan en cuenta en un primer momento, me parece fundamental en lo que puede ser un pacto de la humanidad muy diferente. Aquí se tradujo entre el Norte y el Sur, es una manera de verlo, pero un nuevo pacto no puede repetir el pasado. Y la solución de la crisis climática, dado que América del Sur y África tienen los mayores potenciales de generación de energías limpias, nos coloca sobre otro terreno. Es la prosperidad descarbonizada del Sur –palabreja que tendremos que desmenuzar– lo que frena el éxodo hacia el Norte; lo que frena, por tanto, la derechización casi fascista del Norte, el conflicto creciente entre la humanidad y lo que permitiría un nuevo pacto democrático, solucionando el principal problema de la existencia, que es el uso intensivo de una economía fósil sustentada en el carbón, el petróleo y el gas.
Bill Gates con Gustavo Petro en Davos. Foto:Presidencia
El primer ministro de Holanda mencionó lo difícil que será para ese país cerrar una planta siderúrgica. Usted ha dicho que Colombia no hará más exploración de combustibles fósiles. ¿No corremos el riesgo de quedarnos sin una base económica?
El tema de Holanda es ejemplar porque hizo crecer su territorio contra el mar, se volvió experta en esos manejos y hoy tiene que retroceder, tiene que abandonar sus territorios porque el mar eleva su nivel como producto de la crisis climática y esto produce una desestabilización de la sociedad. Holanda, de ser un país librepensador y librecomerciante, resistente al nazismo, por ejemplo, hoy está en manos de la extrema derecha prácticamente, producto de la migración.
Cuando dije gráficamente que “hay que apagar las chimeneas del Norte”, son sus emisiones de CO2, que son las que están causando el riesgo de la existencia de todo el planeta y eso se hace a partir de una transformación económica en el Norte. Esa transformación es tecnológica, pero la tecnología nunca es neutra, siempre cambia si cambian las relaciones políticas. Ese es un tema de profunda transformación en los países desarrollados que veo que no están acometiendo. Al contrario, su reacción real es regresiva, es construir muros para defenderse de la migración a la que odian por xenofobia, estancarse económicamente y tirar bombas sobre los niños.
Lo que nosotros proponemos es que pueden hacer su transformación tecnológica si una economía es carbonizada, precisamente porque en el Sur, al cual ya no hay que dominar y esclavizar, tiene la potencialidad de las energías limpias. Entonces, se trata de cómo se hace un pacto de la humanidad para que esa potencialidad del Sur que se puede volver realidad trayendo prosperidad, y por tanto deteniendo el éxodo de la población, la derechización, y por tanto la salida en positivo a la crisis climática, pues lo que implica es un mundo entre iguales. Así se apaga la chimenea del Norte y así se potencia la prosperidad descarbonizada del Sur.
Colombia nunca había tenido tanta visibilidad en Davos. ¿Cómo explica la presencia de un Gobierno progresista en medio de este evento que se describe como la meca de la élite global?
El mismo evento ha cambiado. La historia de Davos tiene que ver con la Guerra Mundial en Europa. Los ricos de Europa, en países que se estaban matando entre sí, se reunían pacíficamente en este lugar para hablar de sus cosas, y así apareció una tradición año tras año que se fue convirtiendo en lo que se llama ‘el club de los ricos del mundo’. Cada vez fue más diverso, pues llegaron los chinos, los árabes, los eslavos, los rusos, etc. Esa diversidad fue conduciendo poco a poco del ‘club de los ricos’ a Foro Económico Mundial.
Cuando se habla de un Foro Económico Mundial, aun teniendo la marca de su origen, la diversidad del pensamiento aparece y es importante que la voz progresista se escuche. La voz progresista cada vez es más la de la mujer, la del Sur, la de África y América del Sur; cada vez más se plantea una nueva realidad en el mundo y es que esto dejó de ser unipolar, esto se volvió un arcoíris y sobre la base de todos sus colores es que se pueden encontrar las grandes soluciones a los graves problemas de la humanidad.
¿Y esa labor de promoción (la Casa Colombia)?
Tiene un efecto comercial. Yo lo apunto en primerísimo lugar al turismo. Estamos teniendo unos éxitos cuantificables en el incremento de números de turistas extranjeros. Eso tiene una importancia y cada turista trae divisas, multiplicado por el conjunto de cómo reemplazo las divisas del carbón, que son las primeras que se van a perder –8.000 o 7.000 millones de dólares anuales– por turismo extranjero, y creo que vamos por el camino ideal.
Llegar a seis millones de turistas, estamos hablando de 6.000 millones de dólares, estamos cerca de reemplazar las divisas del carbón por las divisas turísticas, que además generan una irradiación económica más democrática al interior de Colombia. Pequeñas empresas pueden crecer, hoteles, restaurantes, las regiones, la Alta Guajira, la Amazonia, Chiribiquete, etc.
Estamos más retardados en el tema de la exportación. Colombia tiene un sesgo antiexportador muy grave. Quiero acometer un poco en lo que tengo de gobierno la tarea de disminuir el sesgo antiexportador de la sociedad colombiana, porque indudablemente tenemos que vincularnos a corrientes de comercialización mundial, que incluso abandonen las materias primas propiamente dichas, o las ilícitas –peor aún, que generan violencia– y pasemos hacia la posibilidad de la manufactura y de la industrialización del país.
Usted sale para Roma a ver al papa Francisco. ¿Qué espera de esa cita?
El tema de la paz es fundamental. Tenemos unos problemas en Colombia, todos tienen que ver con la violencia desaforada, mitigada en los últimos tiempos, pero allí está y es un riesgo para la seguridad ciudadana. Estos temas de la violencia, de la descomposición, del derecho internacional, de su ruptura, de las posibilidades de la paz en Colombia, del papel que la Iglesia católica puede tener, del que nosotros como dirigentes políticos podemos tener, todo esto lo vamos a conversar allá en el Vaticano.
RICARDO ÁVILA - ANALISTA SÉNIOR - ENVIADO ESPECIAL DE EL TIEMPO