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Las preocupaciones por proyecto del Pacto para profesionalizar el servicio diplomático
Busca evitar los nombramientos a dedo. Sindicato de la Cancillería dice que no es suficiente.
David Racero y Cancillería Foto: Archivo EL TIEMPO / Prensa David Racero
Aunque la atención de la agenda legislativa se ha centrado en la reforma de la salud, hay otros proyectos que han logrado avanzar en su trámite en sus respectivas comisiones. Uno de ellos es la iniciativa de los representantes David Racero, del Pacto Histórico, y Vladimir Olaya, del Centro Democrático, que tiene como objetivo profesionalizar el servicio diplomático en Colombia y evitar la práctica de los nombramientos a dedo.
En entrevista con este diario, Racero señaló que “lo sustancial es que apelamos al criterio de mérito de manera preferencial para la selección y escogencia de las altas dignidades del servicio exterior colombiano, que en este caso son embajadores y cónsules”.
Pero el corazón de este proyecto es lograr aumentar el porcentaje de nombramientos en dichos cargos de funcionarios que tienen carrera diplomática.
En la actualidad, el Decreto 274 del 2000 establece que mínimo el 20 % de este tipo de designaciones se deben hacer a estos diplomáticos que han pasado por la academia de la Cancillería y un 80 % está abierto a los nombramientos de libre remoción. Los llamados provisionales.
“Lo que proponemos es que el mérito debe imperar, entonces cambiamos la fórmula: que mínimo el 80% de esa selección que haga el Presidente sea de carrera diplomática”, asegura Racero.
En la Unión de Funcionarios de Carrera Diplomática y Consular (Unidiplo) señalan que si bien lograr dicho cambio sería importante, no sería suficiente si no hay voluntad política. María Angélica García, presidenta de dicho sindicato, indicó en diálogo con EL TIEMPO que “no se trata de que por más leyes que existan las cosas van a mejorar. Nosotros nos la pasamos haciendo demandas frente a nombramientos, entonces nos preguntamos: si esto se da, ¿vamos a dejar de estar demandando? No lo vemos tan útil si no hay una voluntad política”.
Posesión de Roy Barreras como embajador. Foto:Cancillería
Aunque reconoce el esfuerzo que se está haciendo en el Congreso para debatir sobre la idoneidad de los nombramientos en embajadas, dice que el proyecto tiene algunas fallas técnicas que es necesario corregir.
Por ejemplo, indica que en la redacción hay una confusión entre el rango y cargo de embajador. “Eso después se puede deber a la interpretación y sencillamente lo van a tumbar porque es inexequible”, expone, y de paso aclara que “el rango de embajador es cuando nosotros ascendemos cada 4 años hasta ese rango, pero eso no quiere decir que nos nombren embajadores jefes de misión, que es lo que sucede, porque muchas veces nombran a políticos.
También teme que con lo que está planteado en el proyecto se esté fortaleciendo la figura de provisionalidad, que según dice se ha tratado como una regla en distintos gobiernos y no como una excepción.
Porque en un apartado de la ponencia que se está discutiendo se plantea la posibilidad de que la Cancillería adelante un “concurso públicos de méritos para la ocupación de cargos que se hallaren en provisionalidad y que no sean de confianza”.
Para García, además de que incluir la palabra ‘confianza’ en un proyecto como este puede abrir la puerta a muchas subjetividades, “nos queda la duda: ¿vamos a tener dos concursos: el de la carrera y después, si hay un cupo de provisionales, otro concurso para ellos para que entren por rangos más altos, saltándose todo el mérito y los escalafones? Eso puede darse a esa interpretación y así se le puede dar más fuerza a la provisionalidad”.
Ahora bien, Racero, por su parte, expone que el proyecto lo que propone es hacer que el mérito sea lo más importante a la hora de hacer estos nombramientos, y sobre la figura de provisionalidad indica: “En el deber ser, uno tendría que reducir la selección de esa provisionalidad para darles más lugar a aquellos funcionarios que ya vienen con el historial en su carrera istrativa”.
Expone, además, que una de las propuestas es que los embajadores provisionales cumplan con unos requisitos mínimos, como que sea profesional, que tenga nacionalidad colombiana y que maneje otro idioma. Pero para García esto no es suficiente.
María Angélica García, presidenta Unidiplo. Foto:Archivo particular
“No tiene sentido porque los embajadores de carrera necesitan 25 años de carrera para llegar a ese cargo”, dice García a su vez. Por lo anterior, para ellos es clave que se incluya que se acredite una experiencia de ese tiempo en asuntos relacionados con política exterior. “Se debe equiparar la experiencia a los años de carrera que nosotros hacemos”, agrega.
Racero, por su parte, indica que ese nivel de detalle no lo estipula el proyecto, pero que aún quedan tres debates más para hacer los ajustes necesarios. Enfatiza en que lo que se busca es el mérito y profesionalizar más la carrera diplomática “en torno a esos dos principios podemos buscar los consensos”.
La discusión está puesta sobre la mesa, y el proyecto ahora deberá pasar a su discusión en la plenaria de la Cámara. En Unidiplo han asegurado que estarán presentes en las mesas técnicas que se abran para la discusión, pues temen que “si esto se va a hacer realmente bien, se tienen que dejar los intereses políticos de lado”.
De acuerdo con datos de la plataforma Diplomacia Abierta, actualmente hay 59 embajadores jefes de misión y 20 de ellos son de carrera, es decir, el 33,9 %. Señalan que de 2015 a 2023 se ha registrado un aumento de este tipo de nombramientos en la planta externa del Ministerio: se pasó de 168 a 257 este año.