‘Paz total’: caos, improvisación y guerra total

Hace algunos días vimos atónitos, en el programa de Caracol TV Los informantes, por primera vez, una entrevista a los cabecillas del frente de Guerra Nororiental del Eln, estructura armada que hace presencia en la región del Catatumbo, y que, en su choque contra las disidencias de las Farc, específicamente el antiguo frente 33, desataron una de las más sangrientas confrontaciones, que ha dejado en tres meses,casi 100 muertos, más de 55.000 desplazados y unos 20.000 confinados en su propio territorio.

“La ‘paz total’, fracaso total se convierte en guerra total; eso es lo que se vive en el Catatumbo.” Palabras de alias Ricardo, un guerrillero veterano y locuaz, que le recomendó, en la entrevista, al presidente Petro que fuera al siquiatra, en clara alusión a lo que ellos consideran su incumplimiento e improvisación en los temas de paz. Su frase más desafiante y diciente: “El Presidente le declaró la guerra al Catatumbo, no a nosotros; aquí no estamos muertos de miedo.”

¿Pero qué pasó con la llamada ‘paz total’? La política del presidente Petro, que prometió en campaña que, una vez posesionado, en tres meses firmaría la paz con el Eln, y después de casi tres años, los mismos líderes del grupo terrorista le dicen al mandatario que fueron engañados y que no le creen.

Luz Amanda Payares, alias Silvana Guerrero, cabecilla principal del frente de Guerra Nororiental, quien lleva 30 años en el Eln y participó activamente en las conversaciones con el gobierno Santos, en Quito y La Habana, dijo en la entrevista que dormía muy tranquila. Algo verdaderamente vergonzoso e inconcebible, pues deja entrever el control que ejercen sobre el territorio y las profundas debilidades de la estrategia de seguridad del Gobierno. ¡El Eln está a sus anchas!

El Catatumbo es una región fronteriza, abandonada por el Estado colombiano y plagada de cultivos de coca y laboratorios para su procesamiento. Tener el control absoluto de este negocio maldito es la verdadera causa por la que el Eln y las disidencias de las Farc se disputen esta región tan rica para la agricultura, la ganadería, la minería y la pesca. Sin embargo, el Eln dice en la entrevista que la confrontación no es por el control del narcotráfico, sino por “las transformaciones sociales, por el cambio”. ¡Qué descaro!

El 17 de enero de 2025, el Gobierno suspende los diálogos de paz con los elenos, como resultado de los cruentos enfrentamientos entre el Eln y las disidencias del frente 33. Posteriormente, el 24 de enero, el Gobierno decreta el estado de conmoción interior, bastante cuestionado por expertos. Finalmente, en un fallo muy dividido, la Corte Constitucional lo avaló parcialmente.

La respuesta del Gobierno fue un decreto que ordena suspender las operaciones militares contra las disidencias de alias Calarcá, en medio de atentados terroristas y ‘plan pistola’ contra civiles, soldados y policías en Cauca, Córdoba, Norte de Santander, Huila, Antioquia y Nariño, con más de 60 víctimas, entre muertos y heridos. Y, para completar, el lamentable asesinato de 7 hombres del ejército en el Guaviare, inexplicablemente, por la misma estructura criminal a la que el Gobierno no quiere combatir.

Por ello, se debe entender correctamente el problema, en palabras de Clausewitz, determinar qué tipo de guerra se está emprendiendo. Tratar de interpretar las confusas políticas de seguridad, defensa, y de ‘paz total’, y traducirlas en planes militares exitosos, debe ser todo un desafío bastante complejo para los comandantes militares en todos los niveles, pues existe una absoluta desconexión e incongruencia entre ellas. El desorden público no se arregla con decretos que amarran operacionalmente a las FF. MM. y facilitan que continúe reinando el caos criminal en el país, ni menos con retórica desde el Ministerio de Defensa, romantizando y normalizando la debacle en seguridad.

Un oficial superior en servicio activo me dijo: “¿Qué más se puede esperar? Se va al combate sin la intención clara de ganar; vamos con desconfianza, sin conocimiento profundo de la doctrina ni del enemigo, sin capacidad operacional, sino incapacidad.”

Difícil tarea, más no imposible, tendrá el próximo gobierno: rediseñar profesionalmente a las Fuerzas Militares de Colombia y recuperar la confianza de los uniformados en el poder civil.

Esquirla: el Ejército Nacional es patriota, mas no revolucionario. La ideologización en los cuarteles menoscaba los principios y valores castrenses y afecta gravemente el liderazgo, la doctrina y la cohesión.

CORONEL (R) PEDRO JAVIER ROJAS GUEVARA