Cambia Colombia con Petro, cambia de tercio, de tortilla, de cartilla, de pensamiento, de bolsillos; se invierten héroes y villanos, ángeles y demonios, mártires y victimarios, paganinis y mantenidos, modestos y sabelotodos.
Cambia el tablero con la tributaria, diferente de todas las anteriores por la cascada de impuestos saludables y ambientales, como los de las bebidas azucaradas y la comida chatarra, los del carbono con los mayores precios de los combustibles, los que castigan la explotación del subsuelo con nuevas cargas a las exportaciones de petróleo, carbón y oro. En horabuena todos ellos, pero emerge una contradicción inevitable: la ordeñada a Ecopetrol, vaca lechera de la que no quiere el gobierno Petro que sigamos dependiendo.
Cambia el tablero de minas y energía, no solo por toda la cascada de impuestos que se prevé para ellos, sino por el decreto anunciado que frenará las nuevas exploraciones de gas y petróleo, así como por el proyecto de ley que prohíbe el ‘fracking’ y los pilotos. ¿Para qué suspender estas investigaciones que no son comerciales, y que solo constituyen una evaluación de riesgos y de diagnósticos? ¿Les da temor que las conclusiones sean contrarias a su discurso? ¿Prefieren tener que importar gas de Venezuela a futuro, como dijo la nueva ministra filósofa de Minas?
Cambia el tablero de las relaciones internacionales con los dos principales socios comerciales de nuestra historia, Estados Unidos y Venezuela. Día y noche, sol y luna, antagonistas por punta y punta: Biden y Maduro, capitalismo y neosocialismo, anglosajones y caribeños, dos países que son destino de la tercera y de la centésima parte de las actuales exportaciones totales de Colombia; consumidores los primeros de cocaína y transportadores los segundos de esta; con una renegociación del TLC por un lado y con el deshielo de 200 acuerdos mutuos por el otro. Toda una lluvia de dólares y también de bolívares.
Cambia el tablero en materia de educación con la enseñanza en escuelas públicas de las cartillas que resumirán, en pocas letras, las 800 páginas del informe de la Comisión de la Verdad. Que Nacho lea de primera mano los pormenores de un conflicto que aún está lejos de terminar, con masacres, desplazamientos, reclutamientos, asesinatos, secuestros, violaciones, extorsiones y narcotráfico a la orden del día. ¿Enseñanza a nuestros niños de una historia pasada o de una que se escribe todavía? ¿Nueva cátedra de civismo, ética y cultura política?
Cambia el tablero en materia laboral con propuestas de extender la jornada nocturna a doce horas y de regresar al pleno recargo en dominicales y días de festividad. Movidas con coletazos sobre la generación de empleo formal, que no recupera los niveles prepandemia, a pesar de que consumo y crecimiento marchan a toda velocidad.
Cambia así mismo el tablero en materia de salud con miras a reescribir la Ley 100 y acabar con las EPS, intermediarias en el sistema según la nueva ministra del ramo. ¿Acaso las EPS no son aseguradoras, cuya función es istrar, repartir y cubrir los riesgos en salud?
Lo único que no cambia es lo más prometido durante la campaña: reforma al sistema pensional, traslado de cientos de miles de cotizantes de los fondos privados a Colpensiones, revuelco total de la mesada para los más viejos y pobres. ¿Tanta belleza para cuándo, señor Presidente?
El camino es culebrero y en el tránsito de estas reformas por el congreso se sabrá qué tan fuerte es la aplanadora de Petro. Ni él ni nadie de la Colombia Humana se salva en el fondo de su alma de los reproches de la conciencia, de haber prometido el oro y el moro a los menos educados y vulnerables, de sembrar entre 20 millones de nadies el anhelo de poder vivir sabroso en apenas cuatro años.
Ojalá ayuden a muchas personas y les hagan más fácil su existencia, tormentosa desde el comienzo por no haber nacido en cuna de oro sino de barro. Es cierto que una golondrina no hace verano, pero muchas sí pueden lograr un cambio. Es el momento de aprovechar el primer impulso, porque los sucesos importados que se vienen no son tranquilizadores ni halagüeños en ningún caso.
PAOLA OCHOA
En Twitter: @PaolaOchoaAmaya