La relación de Suecia con el derecho a la libertad de expresión y el derecho a la información es sólida, madura y de larga data. Suecia fue el primer Estado en incorporar explícitamente estos derechos en su constitución en 1766 y desde entonces ha desarrollado una convicción profunda que guía su convivencia democrática interna y que consistentemente ocupa líneas prioritarias en su política exterior.
Un ecosistema plural y diverso de medios con garantías plenas a medios comunitarios, públicos y privados es la fórmula para que la sociedad en su conjunto pueda contar con información sobre los hechos noticiosos que le interesan o le afectan. La suma de una ecuación balanceada y con garantías protege el derecho de la ciudadanía a discernir por cuenta propia y tomar decisiones sobre los asuntos de su interés.
Toda distorsión a esas garantías lastima profundamente el derecho a la información. La violencia contra la prensa, el acoso judicial, las presiones publicitarias públicas o privadas, la falta de medios en zonas remotas, la criminalidad organizada, la propaganda o la desinformación deliberada, la concentración de poder, la erosión del Estado de derecho y la impunidad son apenas algunos ejemplos de distorsiones a la promesa de la democracia con una ciudadanía informada a través de las garantías a la libertad de prensa. Con variaciones en cada país, la región de las Américas enfrenta estos desafíos. Es escalofriante saber que durante el año 2024 asesinaron a 22 periodistas en las Américas y que en cuatro meses del 2025 se reportaron al menos 10 asesinatos. La violencia contra las mujeres periodistas hace explícita la persistencia de la misoginia y la discriminación por motivos de género. La desprotección en zonas remotas hace que la ausencia de institucionalidad termine pavimentando el camino para que la criminalidad organizada sea quien defina qué se dice y, sobre todo, qué se calla; y la discusión pública sobre la crisis climática o los pueblos originarios puede terminar asfixiada por esta situación.
Debe preocuparnos que las sociedades se alejen del periodismo y, si bien parte de ello puede obedecer al desafío de la calidad e independencia de los contenidos noticiosos, la falta de confianza de la sociedad en los medios se alimenta de altas dosis de propaganda, desinformación deliberada contra el periodismo y la ausencia de fuentes de financiación sostenibles que sean respetuosas de la prensa.
La deliberación pública, plural y diversa es la ruta que la democracia ha dispuesto para controvertir, debatir, consensuar y avanzar como sociedades hacia un futuro pacífico y con bienestar. Y esa deliberación solo es posible con el derecho a la libertad de expresión. Cuanto más profunda sea la fractura social y la polarización, más importante es que existan garantías para la conversación publica que sitúa los hechos verificados como la base de la conversación. Se requiere entonces de más y mejor periodismo, nunca de menos.
La defensa de la libertad de prensa nos interpela como humanidad. Por eso Suecia ha priorizado el apoyo a la libertad de prensa y al periodismo independente y de calidad como un elemento central de su estrategia de cooperación para el fortalecimiento de la democracia y los derechos humanos en América Latina. Para ello hemos hecho alianzas con la Relatoría Especial para la Libertad de Expresión, ForumCiv, la Fundación para la Libertad de Prensa (Flip), el Centro Latinoamericano de Investigación Periodística (Clip) y Reporteros sin Fronteras, y otras organizaciones que promueven la libertad de prensa y la protección de periodistas a lo largo del continente.
Ningún periodista debería temer por su vida al hacer su trabajo. Defender el periodismo es también defender las libertades, los derechos humanos y la democracia.
En un contexto de crecientes retos a la libertad de prensa en la región y el mundo, el apoyo de unos pocos actores no es suficiente. Con la intención de sumar más voces, la Relatoría y Suecia, con representantes de diferentes países, se darán cita en Bruselas el próximo 5 de mayo un evento de conmemoración del Día Mundial de la Libertad de Expresión.
Preparándonos para esta fecha, hoy escribimos esta reflexión Pedro y Helena, dos personas de orígenes distintos motivados por la misma visión que comparten millones de personas: la democracia y la libertad. No queda duda de que esta es una conversación que nos atañe a todas y todos y en la que debemos participar colectivamente.
HELENA STORM - EMBAJADORA DE SUECIA EN COLOMBIA
PEDRO CAVA, RELATOR ESPECIAL - LIBERTAD DE PRENSA