SEÑOR DIRECTOR:
Sí. El régimen vetó tramposamente a la valiente y carismática candidata María Corina Machado a las elecciones presidenciales.
Sí. El régimen la persiguió, pero no pudo sacarla del corazón de los venezolanos, que eligieron a su candidato, Edmundo González, arriesgándose a todo y agotados por la lamentable situación pauperizante en que la dictadura, (disfrazada de democracia) tiene al país. Si a un gobierno no le dice nada que sus nacionales estén migrando por millones, qué más se le puede pedir a quienes lo someten y originan esa situación.
Sí. Maduro pudo autoproclamarse ganador, pero, ¿él se lo creyó?, ¿su gabinete, le creyó?, ¿los altos mandos militares le creyeron?, ¿el pueblo venezolano le creyó?
Cuando hay elecciones en un país, lo normal y según protocolos diplomáticos, es que los mandatarios de los otros países feliciten al elegido. Entonces, ¿qué pasó?, ¿por qué está sucediendo todo lo contrario?, ¿por qué le piden que demuestre los resultados presentando las actas de los votos? Grave que el presidente de la Nación y el de la Asamblea, públicamente, hayan amenazado a María Corina y al candidato González con la cárcel. ¿El mundo lo permitirá?
Ilse Bartels L.
SEÑOR DIRECTOR:
En Colombia, a partir de agosto, se acabarán los recibos físicos para pagar los servicios públicos. Léase: acueducto, energía, gas y demás productos de uso general. No todos los s tienen un correo electrónico y mucho menos una cuenta bancaria. Sobre todo las personas mayores. Hay montos donde no varía la mensualidad pero sí la bimensualidad.
Siempre se necesitará un recibo físico para comprobar el pago oportuno y no todos poseen una impresora en su casa. Por razones de seguridad, muchos no pagamos en línea por miedo a que nos asalten las cuentas y roben los datos. Hay que ir poco a poco para que las personas se adapten a dicha medida. Hay que ahorrar papel, pero la mayoría no está enterada. Pedagogía, por favor, mientras se aterriza a la nueva norma.
Helena Manrique Romero
SEÑOR DIRECTOR:
Algunos Concejales de Bogotá están interesados en reconsiderar el límite de velocidad que existe en la mayoría de la vías principales de Bogotá. No se puede desconocer que las altas velocidades tanto en las ciudades como en las carreteras del país han ocasionado un alto número de fallecimientos, por tal motivo es que las autoridades optaron por colocar un “límite de velocidad” en 50km/h.
Esta medida ha tenido efectos positivos, pero también ha generado consecuencias adversas porque esa velocidad no es considerada alta, perturbando el tráfico, y con las cámaras salvavidas, lo que muchos interpretamos es que es un negocio rentable para unos, en detrimento económico para muchos propietarios de vehículos. Parece increíble, pero algunos conductores nos hemos ganado un comparendo por ir en “exceso de velocidad” a 53 o 54 km/h.
Álvaro Villamarín González