BRASILIA — Jair Bolsonaro ha tenido un par de años difíciles: derrotas electorales y fuertes casos penales. Entonces, cuando finalmente recibió una buena noticia recientemente —una invitación a la toma de posesión del Presidente Donald J. Trump— le levantó el ánimo.
“Me siento como un niño otra vez con la invitación de Trump”, dijo el ex Presidente brasileño.
Pero la realidad tiene una manera de interponerse en los planes. La Suprema Corte de Brasil confiscó el pasaporte de Bolsonaro como parte de una investigación sobre si intentó realizar un Golpe de Estado después de perder su intento de reelección en el 2022. Para asistir a la toma de posesión, Bolsonaro tuvo que solicitar permiso a un juez de la Suprema Corte que es también su némesis político.
El 16 de enero ese juez rechazó su solicitud.
Tres investigaciones penales distintas se ciernen sobre Bolsonaro, y hay expectativas generalizadas en Brasil —incluso por parte del mismo Bolsonaro— de que pronto podría estar al centro de uno de los juicios de máximo perfil en la historia de Brasil. En una acusación formal, la policía federal de Brasil dice que Bolsonaro “planeó, actuó y tuvo control directo y efectivo sobre” una conspiración para llevar a cabo un golpe de estado en el 2022.
El fiscal general de Brasil está sopesando si indiciar al ex Presidente. Si es declarado culpable, podría enfrentar una pena de prisión.
“Creo que el sistema no me quiere encarcelado; quiere eliminarme”, dijo Bolsonaro, de 69 años.
Pero los acontecimientos en Estados Unidos le han dado a Bolsonaro nuevas esperanzas. Trump, Elon Musk y Mark Zuckerberg están liderando una campaña global por la libertad de expresión, dijo, y espera que eso pueda transformar el panorama político en Brasil.
Bolsonaro tiene años de acusar a Alexandre de Moraes, juez de la Suprema Corte de Brasil, de censurar las voces conservadoras y perseguirlo políticamente. El juez Moraes ha ordenado a las redes sociales bloquear al menos 340 cuentas en Brasil desde el 2020, manteniendo a menudo sus motivos en secreto.
Eso llevó a un choque con Musk el año pasado, que resultó en la prohibición por parte del juez de la red social de Musk, X, en Brasil. Musk finalmente cedió. Pero la disputa atrajo la atención mundial a las quejas de Bolsonaro respecto a la Suprema Corte de Brasil.
Por eso, Bolsonaro dijo que estaba encantado recientemente cuando Zuckerberg dijo que Meta, que opera Facebook e Instagram, “trabajaría con el Presidente Trump para hacer frente” a los gobiernos extranjeros que quieren “censurar más”. Uno de sus principales ejemplos fueron los “tribunales secretos” en Latinoamérica “que pueden ordenar a las empresas que retiren cosas silenciosamente de las redes sociales”.
“Me agrada Zuckerberg. Bienvenidos al mundo de la gente buena, de la libertad”, dijo Bolsonaro.
¿Cómo afectarán Trump y los ejecutivos tecnológicos sus numerosos desafíos legales y políticos? Bolsonaro fue vago y dijo que espera que la “política de Trump realmente se extienda a Brasil”.
Pero Elizabeth Bagley, la embajadora saliente de Estados Unidos en Brasil, dijo que los deseos de Bolsonaro son inverosímiles. El Gobierno estadounidense no interfiere con el proceso judicial de otro país, afirmó.