Cecilia Blomdahl aún recuerda la primera vez que miró al Océano Ártico en una noche de invierno. La oscuridad era tan densa que no podía distinguir dónde terminaba la tierra.
Era el 2015 y Blomdahl había llegado a Svalbard, un archipiélago noruego cerca del Polo Norte, para trabajar en un restaurante con amigos. La noche polar apenas había comenzado y el Sol no volvería a salir hasta febrero. Lo que más la llamó la atención fue el silencio.
“No creo haber entendido entonces cómo se convertiría esto en mi hogar”, dijo. “Sólo planeaba quedarme tres meses”.
Ahora Blomdahl, de 34 años, vive en una cabaña con vista a un fiordo con su pareja, Christoffer, y su perro, Grim. Vive en el poblado de Longyearbyen, con una población de 2 mil 400 habitantes, donde ha logrado llevar los extremos singulares del paralelo 78 norte a millones de personas vía TikTok y YouTube.
Llegan en busca de lo que Blomdahl describe como un “rincón acogedor” de Internet: contemplando la aurora boreal, café en el fiordo, encuentros cercanos con osos polares, paseos con el perro guiados por una linterna en la cabeza. Los espectadores suelen subir comentarios preguntando cómo lidia con los extremos de la noche polar, cómo consigue víveres y si se siente tentada a hibernar.
Sí, ella es tan alegre respecto al invierno vía Zoom como en sus videos. Sí, realmente le encanta el invierno. Sí, tiene una docena de pijamas.
Blomdahl creció en Gotemburgo, Suecia, una ciudad costera donde los inviernos eran oscuros y el Sol se ponía alrededor de las 15:00 horas. Ella atribuye su amor por el invierno a sus padres, quienes la animaban a estar al aire libre.
“Simplemente recuerdo que todo el invierno pasaba tanto en exteriores como en el verano”, dijo. “Cada vez que llegaba el invierno, nunca se nos hablaba de ello como algo malo; era sólo una temporada más”.
Si bien Blomdahl principalmente hace videos sobre la belleza natural de Svalbard, también señala sus peligros, incluyendo las condiciones de ventiscas de nieve y los animales salvajes. De hecho, suele tener pesadillas en los días previos a la noche polar, una porción del año sin luz diurna en los puntos más septentrionales y meridionales del planeta.
“Creo que significa que respeto el medio ambiente”, dijo. “Sí, da miedo, pero creo que es bueno tener miedo. Si dejas de tener un poco de miedo, podrías volverte imprudente”.
Hay algunas tácticas que utiliza para prevenir la tristeza invernal: ejercicio, suplementos de vitamina D, aceite corporal y visitas periódicas a una artista de uñas.
Longyearbyen, el poblado principal de Svalbard, es un crisol de más de 50 nacionalidades, dijo. La propia Svalbard ha disfrutado de un pequeño impulso por parte de Blomdahl, quien promueve la isla “de una manera muy responsable”, dijo Anja Nordvålen, coordinadora de mercadotecnia de la junta de turismo de Svalbard.
“Aquí todo es medio extraordinario, aunque a final de cuentas es nuestra vida ordinaria”, dijo Nordvålen. “Creo que es intrigante para la gente ver la vida cotidiana y decirles: ‘Ah, necesitas protección para osos polares cuando sales de tu cabaña’”.
Grim, el perro finlandés de Laponia de 8 años de Blomdahl, se asegura de que ella salga, independientemente de la cantidad de luz. Se siente más segura con él, pero aun así, lleva consigo un arma de fuego por si se topa con un oso polar.
Blomdahl sabe que se acerca el fin de la noche polar cuando camina por el fiordo y ve un rayito de luz, y la oscuridad total se convertirá en un azul oscuro. En marzo es la hora azul, cuando el invierno ha pasado y el Sol regresa lentamente. El día polar, cuando el Sol no se pone, ya está cerca.
“Es como un renacimiento”, dijo.
Por: REMY TUMIN
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