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Análisis
Alerta máxima en Israel y el Líbano cuando está por terminar el alto el fuego con Hezbolá
Este domingo termina el tratado de 60 días. ¿Habrá una pacificación prolongada o un nuevo conflicto?
El Ejército israelí en el sur del Líbano. Foto: Ejército Israel/EFE
Este domingo, 26 de enero, se cumplen los 60 días de alto al fuego pactados entre Israel y Hezbolá. Por ahora, todo indica que las tensiones seguirán siendo numerosas e, inclusive, no se descarta que se reanuden los combates.
Aunque analistas consultados por EL TIEMPO en Oriente Medio coinciden en que la situación en el terreno mejoró en estos últimos dos meses, aún hay incertidumbre.
Esta tregua entró en vigor el 27 de octubre tras el intercambio de artillería entre Israel y Hezbolá que comenzó después de los ataques de Hamás del 7 de octubre. Sin embargo, la situación se agravó el 1° de octubre de 2024 con la incursión por tierra a suelo libanés por parte del Estado hebreo. El balance de este conflicto hasta ahora es de más de 3.800 libaneses y 78 personas en territorio israelí muertos. Además, de lado y lado resultaron miles de desplazados.
Justo este viernes, la oficina del primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, dejó en claro que el retiro de sus tropas presentes en el suelo libanés no culminará este domingo y continuará, incluso, después del plazo de 60 días estipulado en el trato.
“El marco del alto el fuego determina que la retirada gradual de las Fuerzas de Defensa de Israel en el Líbano debe implementarse en el plazo de 60 días. Esto significa que se entiende que el proceso de retirada puede posiblemente continuar más allá de los 60 días”, dice el comunicado.
Y agrega: “El proceso de retirada está condicionado a que el ejército libanés se despliegue en el sur libanés y haga cumplir plenamente y de modo efectivo el acuerdo de modo que Hezbolá se retire más allá del río Litani. Dado que el acuerdo de alto el fuego aún no ha sido cumplido por el Estado libanés, el proceso de retirada gradual continuará, en plena coordinación con Estados Unidos”.
La oficina Netanyahu recalca que “el Estado de Israel no pondrá en peligro a sus comunidades y sus ciudadanos e insistirá en la implementación completa del objetivo de la guerra en el Líbano: el regreso, a salvo, de los habitantes israelíes a sus hogares en el norte del país”.
Ejército de Israel en el sur del Líbano. Foto:IDF/EFE
¿Qué dice el Líbano al respecto?
Líbano rechaza terminantemente las acusaciones israelíes y advierte que la situación es volátil y peligrosa. De hecho, el presidente libanés, Joseph Aoun, exigió hace unos días la retirada del ejército israelí "en los plazos establecidos".
Entre tanto, Hezbolá ya ha aclarado que no permitirá que Israel permanezca en territorio libanés y el Estado hebreo ya se prepara ante la eventualidad que la milicia chií reanude el lanzamiento de misiles.
Esta tensa situación se da a pesar de que hace varias semanas fue elegido presidente del Líbano el general Joseph Aoun, una designación que fue vista como una buena señal.
“Esta elección es una excelente noticia ya que Aoun es conocido como crítico de Hezbolá y de la presencia de Irán en Líbano”, dijo a EKL TIEMPO pocas horas después de la elección el brigadier general retirado Nitzan Nouriel, quien fue asesor de lucha antiterrorista del otrora primer ministro Ehud Olmert y de Netanyahu durante su primer gobierno.
“Ahora hay que esperar que Hezbolá no trate de asesinarlo, pero su elección deja muy en claro que Hezbolá ha perdido mucho peso y que ya no puede imponer su voluntad como antes en el mapa político libanés”.
¿Qué viene ahora, puede empeorar la crisis?
El profesor Uzi Rabi, que encabeza el Centro Moshe Dayan para la investigación de Medio Oriente y África en la Universidad de Tel Aviv , también estaba esperanzado, pero es un tanto más reservado.
“No sé si decir que era declarado enemigo de Hezbolá, pero sí es un patriota libanés y en ese sentido su elección enseña que Hezbolá, brazo de Irán en el Líbano, está en uno de sus peores momentos”. Eso, recalca, es positivo para el alto el fuego.
El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu (5-R). Foto:Koby Gideon / GPO / AFP
Sin embargo, según fuentes de seguridad israelíes, hay aún una distancia entre ese posicionamiento y una situación en la que el ejército libanés tome medidas prácticas para imponerle a Hezbolá las decisiones del acuerdo con Israel.
En los 60 días desde la entrada en vigor del alto el fuego, el ejército del Líbano debía tomar posiciones en el sur del país, garantizando que Hezbolá no mantenga allí ninguna presencia armada e inclusive desmantelando infraestructuras usadas, según sostiene Israel, para ataques terroristas. Y al finalizar los 60 días, Israel tendría que retirarse del sur libanés, pero ahora está claro que no lo hará.
En los últimos casi dos meses, Israel ha continuado operativos contra infraestructuras armadas de Hezbolá, afirmando que primero advierte al mecanismo de control y que cuando este no actúa, sus tropas lo hacen. También en los últimos días fueron halladas numerosas armas en aldeas del sur, incluyendo en estructuras civiles como mezquitas.
Israel no descarta, inclusive, que haya puntos aledaños a la frontera en los que considera imprescindible permanecer bastante más tiempo, para asegurarse que desde allí no haya una amenaza directa a las localidades fronterizas del lado israelí, que estuvieron más de un año bajo los misiles de Hezbolá.
Foto de archivo de un ataque de Israel en el Líbano. Foto:EFE
Lo que podría parecer un mero detalle, pero es más profundo que ello. Es el hecho de que, formalmente, el acuerdo no fue firmado por Israel y Hezbolá, sino con las autoridades libanesas, aunque se sabe claramente que quien determina la situación es la milicia chií.
Por un lado, la situación en el terreno del lado israelí es mucho mejor que antes, dado que salvo en un incidente puntual hace más de un mes, no ha habido lanzamiento de misiles por parte de Hezbolá.
Por otra parte, Israel sostiene que Hezbolá incurre en otras violaciones serias del alto el fuego al intentar reorganizar su poderío militar y desplazar armas. El general Uri Gordin, jefe del comando norte, ha recalcado que Israel reacciona ante cada violación del alto el fuego en este sentido y que seguirá haciéndolo.
Del lado libanés, la situación no ha vuelto a la normalidad. En primer término, Israel ha atacado distintas posiciones de Hezbolá en las que detectó movimientos o descubrió depósitos de armas y cohetes.
Además, y esto es central en cuanto al regreso a la rutina, se ha impedido por ahora el retorno de la población a las aldeas del sur libanés. Beirut dice que la población civil debe volver e Israel responde que prácticamente todas las casas de familia del sur eran usadas como depósitos de cohetes y posiciones de disparo y por ende eran “blancos militares disfrazados de civiles”.
Hezbolá ya ha aclarado que “a partir del día 61, todo cambiará”, dando a entender que, si el ejército israelí no se retira, la organización volverá a atacar, ya que no acepta que Israel tenga libertad de acción en el territorio.
Milicias de Hezbolá. Foto:EFE
Israel, por su parte, sostiene que todo depende de lo que haga el ejército libanés para cambiar la situación, concretar lo que se comprometió a hacer y garantizar que el territorio del Líbano no sea usado para atacar a Israel.
El ejército sí ha avanzado, pero en forma limitada y muy lentamente. Y la pregunta es si acaso estará dispuesto a enfrentarse directamente a Hezbolá tras años en los que, según acusa Israel, no lo frenó en absoluto.
¿Cuál es la situación en el terreno?
Para analizar esta situación, EL TIEMPO consultó al brigadier general Assaf Orion, experto en asunto del Líbano y Siria, investigador en el Instituto de Estudios de Seguridad Nacional (INSS) de Tel Aviv y en el Washington Institute.
“La situación actual es mejor de lo esperado, pero no estable”, afirma.
“Hay numerosas violaciones del alto el fuego por parte de Hezbolá, no en forma de lanzamiento de cohetes sino en cuanto a su infraestructura militar, prohibida por el acuerdo, al tema de sus armas y la presencia de sus hombres especialmente en el sur libanés”, agrega.
La pregunta es si acaso no se debe ver también los operativos militares de Israel en el sur libanés, que continúan, aunque en forma muy distinta de antes, como violaciones del alto el fuego.
“Israel interpreta el acuerdo de manera amplia y ve todas estas violaciones por parte de Hezbolá como amenazas que justifican el uso de la fuerza en defensa propia”, dice Orion.
“A ello contribuye el hecho de que el ejército libanés haya demostrado hasta ahora sólo una capacidad/deseo parcial de eliminar las violaciones por sí mismo, después de recibir la información de Israel a través del nuevo mecanismo de coordinación creado para controlar el alto el fuego”.
En la práctica, el ejército israelí ya se ha retirado de varios lugares (Al-Khiyam, Nakura), pero las declaraciones en Israel sobre la situación en el terreno indican que el despliegue del ejército libanés en la zona no avanza rápidamente y puede requerir una prórroga más allá de los 60 días fijados como plazo para la retirada de Israel y Hezbolá y para el despliegue de las Fuerzas de Defensa de Israel y los Cascos Azules de la Finul.
Autoridades israelíes atienden un ataque de Hezbolá en el norte. Foto:Magen David Adom/EFE
Nitzan Nouriel estima que Hezbolá “tratará de probar a Israel y a Trump apenas entre en funciones” y que “disparará hacia Israel para ver cómo reacciona”. Esto, evidentemente, es una estimación, no algo que se pueda dar por seguro.
“Hezbolá declaró que no responderá ahora a los operativos israelíes porque deja el tema en manos del gobierno que fue el que firmó el acuerdo”, aclara Assaf Orion.
“Pero dice que después de 60 días tratará la presencia militar israelí en el Líbano como fuerzas de ocupación, lo que significa que puede comenzar a atacarlas y tal vez reanudar el lanzamiento de cohetes”.
Ninguno de los actores del escenario actual puede vaticinar en forma categórica cuál será el futuro del alto el fuego. Las partes se acusan mutuamente del hecho que corre peligro, aún si ahora todo parece más tranquilo.
“Hezboláse encuentra en una situación nada sencilla, golpeado y herido, habiendo perdido su retaguardia en Siria. Pero no ha sido eliminado”, recuerda Orion. “Tenemos que ver qué hace el nuevo presidente libanés y que efecto tiene la entrada de Trump a la Casa Blanca”.
Y analizando el lado israelí, Orion recalca: “A pesar de los impresionantes logros militares, el objetivo de la guerra aún no se ha logrado: devolver a los residentes del norte a sus hogares sanos y salvos. Es probable que la determinación de Israel de seguir haciendo cumplir el acuerdo lleve con el tiempo a una situación en la que vuelva a haber intercambios de golpes con Hezbolá y así a una alternación de la calma. Por otro lado, si se Israel se abstiene de insistir en el cumplimiento del acuerdo, eso aportará a que se renueven las amenazas y las afrentas a la seguridad. El punto de equilibrio entre ambas consideraciones no es sencillo”.
El escenario aún está abierto a una pacificación prolongada de la zona o una cuenta regresiva hacia el próximo estallido.