¿Cuáles son las bandas criminales de colombianos y venezolanos que siembran el terror en Chile y cómo operan?

Secuestros, asesinatos, extorsiones y crímenes que, hasta hace una década, parecían muy lejanos para los chilenos, actualmente, se han convertido en parte de la cotidianidad y en los principales hechos que encabezan los noticieros y los titulares de la prensa local.

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Según expertos, el fenómeno se ha visto impulsado por la masiva llegada de inmigrantes en condición de irregularidad que les ha permitido a las bandas transnacionales del crimen entrar camufladas entre los extranjeros que llegan al país a través de pasos no habilitados a decenas de criminales.

Según reportes de la Fiscalía chilena, son al menos 12 las bandas transnacionales que operan en el país del sur y a las que el gobierno del presidente Gabriel Boric intenta hacerles frente, muchas veces, en alianza con los países de las que provienen: Colombia, Venezuela y Perú, principalmente, aunque también se conoce de la existencia de otras que llegan de zonas caribeñas como República Dominicana e incluso de la lejana China.

“No tiene por qué Chile transformarse en esos países en los que el crimen organizado la lleva. Tenemos un problema, este problema avanzó por largo tiempo, efectivamente no lo podemos minimizar. Si no reaccionamos, ciertamente se puede transformar en un punto de no retorno”, señaló la ministra del Interior, Carolina Tohá.

Sin embargo, la crisis de seguridad que atraviesa el que fuera uno de los países más seguros de Sudamérica trasciende su situación interna, y se sitúa en las nuevas dinámicas que han encontrado las bandas criminales en la región para expandir sus tentáculos a distintos países.

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“En Chile hemos tenido un cambio muy rotundo respecto del crimen organizado transnacional. Nosotros, ya hace un par de años, hemos tenido que estar trabajando en investigaciones respecto de organizaciones criminales transnacionales, algo que no era frecuente en la realidad chilena. Más bien teníamos organizaciones nacionales, barriales, más dedicadas al tráfico y al microtráfico de drogas. Pero hoy estamos ante otro escenario, con otro tipo de organizaciones, con mayor uso de armas de fuego, de violencia”, asegura a EL TIEMPO Tania Gajardo, subdirectora de la Unidad de Crimen Organizado de la Fiscalía chilena.

Sin duda, la banda extranjera con más presencia y mayor peligrosidad en Chile es actualmente el Tren de Aragua, esta estructura que se identificó en 2021, inicialmente, figuró como una fuerza dedicada al tráfico de migrantes en la norteña zona de Tarapacá, en la frontera con Bolivia. Sin embargo, en los últimos años se ha consolidado como una compleja red criminal que se ha ido extendiendo y creado otras ramificaciones en el mundo del hampa como los llamados Gallegos.

“En relación, por ejemplo, al Tren de Aragua y a Los Gallegos, son grupos que han tenido sus acciones más bien en la zona norte del país, también en la zona central, poca presencia en el sur. Se trata de organizaciones que se dedican a la trata de personas, al tráfico ilícito migrante, al tráfico de droga, al tráfico de armas. Hay homicidios que también están vinculados a su actuar, a su control territorial”, señala la fiscal Gajardo.

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Los Gallegos, considerados el brazo armado del Tren de Aragua en Chile, enfrentan actualmente un juicio, en el que 30 de los imputados son venezolanos y 4 de nacionalidad chilena, quienes cumplen prisión preventiva, en distintos penales, tras haber consolidado un imperio dedicado al crimen en la ciudad de Arica (norte), en donde criminales, que pertenecían a esta banda, decidieron conformar otra peligrosa agrupación conocida como “Tren del Coro” para disputar el control del tráfico de drogas.

“Tienen células de trabajo ilícito como el tráfico sexual, trata de personas, el narcotráfico y la extorsión. A ellos les reportan mensualmente, semanalmente o diariamente, cierta cantidad de dinero, y ellos son los amos y señores de ese territorio. Ellos establecen una especie de microestado en este territorio y esa es la forma en donde este tipo de grupos criminales se establecen”, afirma a EL TIEMPO el excomisionado de la Policía de Investigaciones de Chile, Eduardo Labarca.

A estas células se suman la identificada como “Los Piratas”, un grupo al que pertenecían algunos de los sospechosos del secuestro y homicidio del exteniente venezolano Ronald Ojeda, que conmocionó a Chile cuando sus restos fueron hallados en una maleta enterrada bajo cemento.

Aunque la mayoría de las bandas que operan en Chile son de origen venezolano, también hay presencia de bandas conformadas por colombianos como Los Chotas y Los Espartanos, y recientemente se han identificado agrupaciones criminales provenientes de República Dominicana, Perú y China.

“Con Colombia hay una muy importante coordinación, hay equipos conjuntos de investigación, sobre todo en el ámbito de la trata de personas y otros fenómenos relacionados al crimen organizado transnacional. Con Venezuela también hay coordinaciones, sobre todo desde el último tiempo en que hemos tenido delitos de alto impacto social relacionados con ciudadanos venezolanos”, señala a EL TIEMPO la fiscal Gajardo.

La fiscal agrega que, con República Dominicana, “hay relaciones hace muchos años respecto de investigaciones”. “Acá tuvimos muchas investigaciones de trata de personas relacionadas con ciudadanos este país hace aproximadamente una década”, puntualizó.

Según el gobierno Boric, al final de su mandato, en 2026, se espera que se haya creado el Ministerio de Seguridad, y un sistema más avanzado de inteligencia estatal para hacer frente a un ecosistema de bandas transnacionales que ha convertido a Chile en un terreno fértil para la expansión de redes criminales en Sudamérica.

ANDREA AGUILAR CÓRDOBA

Especial para EL TIEMPO

Santiago de Chile