Francia: ¿Por qué quieren destituir al primer ministro? Las claves del duro momento de Macron

El segundo gobierno de Emmanuel Macron en Francia, que asumió a inicios de 2022, sigue sin hallar tregua entre los partidos opositores. Desde mayo, cuando arrancó su segundo mandato, hasta ahora, han pasado por el cargo de primer ministro dos figuras que han salido sacudidas por los debacles políticos del presidente francés, y este miércoles a las 11:00 a.m. (hora colombiana) se espera la salida de uno más.

En una alianza, la izquierda y la extrema derecha -con la que suman mayorías en la Asamblea- presentaron mociones de censura que buscarán remover de su cargo a Michel Barnier, quien trató sacar adelante el proyecto de presupuestos para solventar la crisis económica que atraviesa el país europeo, sin lograr resultados en el legislativo, lo que seguramente será la bala de plata que asegurará su caída.

La moción se discute este miércoles desde las 10:00 a. m.

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Pero, ¿a qué se debe la crisis política del gobierno y qué puede enfrentar Emmanuel Macron ante la posible salida de su tercer primer ministro en menos de dos años?.

Luego de la renuncia de Gabriel Attal al cargo de primer ministro por consecuencia de los resultados electorales, Francia atravesó los Juegos Olímpicos bajo un clima de bloqueo político. Tras barajar varios candidatos, Macron apostó por la veteranía del conservador Michel Barnier, curtido en las negociaciones del brexit, para tratar de dar estabilidad a Francia con el respaldo -en minoría- del macronismo y la derecha tradicional.

Era una tarea casi imposible -debido a que no cuenta con los votos- que Barnier asumió con la receta del diálogo, pero todo apunta a que terminará este miércoles. Se convertiría así, con menos de tres meses en el cargo, en el primer ministro francés más efímero en décadas.

Los partidos políticos, además de rechazar las políticas y pupitrazos que ha tomado el actual primer ministro, también acuden a la moción de censura como una forma de rechazar la disolución de la Asamblea Nacional que Macron ejecutó en junio y que, desde entonces, dejó al legislativo fragmentado en tres facciones irreconciliables entre sí (extrema derecha, centro liberal y derecha conservadora, e izquierda) que reclaman el poder pero ninguno tienen mayoría.

La extrema derecha y la izquierda consideran a Macron como el responsable de la fractura del país.

Pero además, la salida del primer ministro será consecuencia de haber recurrido también al artículo polémico 49.3 de la Constitución después de no lograr convencer a la derecha de apoyar sus presupuestos, que incluían recortes significativos para tratar de controlar el elevado déficit francés (que prevé en el 6,1 % este año).

Este artículo permite la aprobación de iniciativas legislativas sin tener que pasar por la votación de la Asamblea. Sin embargo, se trata de un mecanismo polémico y poco usado en la política sa, pero que el gobierno de Macron ha recurrido en otras oportunidades por la falta de respaldo entre los partidos. 

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Y es que, desde su nombramiento el pasado 5 de septiembre, no ha conseguido obtener apoyos más allá de macronistas, centristas y la derecha tradicional, que totaliza 211 de los 577 escaños, lo que no alcanza para cumplir las mayorías.

Con la aprobación del texto saltándose el voto legislativo, Barnier se colocó en la línea de fuego de la izquierda y de la extrema derecha, que aseguraron que lo derribarán con la moción de censura.

Cabe recordar que el polémico artículo 49.3 ha sido usado anteriormente por la ex primera ministra Élisabeth Borne, cuando se aprobó la reforma pensional que elevó la edad de pensión de 62 a 64 años y comenzó a regir desde septiembre de 2023. En ese entonces la medida también generó disgusto y le costó su cargo.

Sí, los partidos de izquierda y extrema derecha que suman las mayorías parlamentarias han anunciado que apoyarán la moción de censura, por lo que se prevé que su salida este miércoles es inevitable. Si esto ocurre, sería la salida más rápida de un primer ministro francés desde la Segunda Guerra Mundial.

La izquierda, con sus 193 diputados, anunció una moción de censura, mientras que la líder ultraderechista Marine Le Pen señaló que la apoyará con sus 140 parlamentarios y, además, presentará su propia moción. Así las cosas, la moción tendría al menos 333 votos.

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"La Izquierda presenta hoy esta moción de censura con gravedad y responsabilidad, porque nunca ha estado del lado de la inestabilidad y el caos. Pero la ausencia de diálogo, el desprecio a las propuestas presentadas y a la labor parlamentaria hacen necesaria la censura", señalaron en un comunicado los diputados coalición del Nuevo Frente Popular (NFP).

La medida interpuesta por ese grupo es la que tiene más opciones de prosperar, ya que la líder de la extrema derecha, Marine Le Pen, afirmó inmediatamente que sus legisladores se sumarían para derrocar al actual Ejecutivo. También su partido, Agrupación Nacional (RN, por sus siglas en francés), interpuso ya su propia moción de censura, aunque esta tiene menos visos de triunfar ya que la izquierda evita sistemáticamente unir sus votos a las iniciativas de Le Pen.

En cualquier caso sería la suma de los diputados de la izquierda, que es la primera fuerza en número de diputados, y los de la RN (que es el tercer mayor grupo en la Asamblea) la que permitiría alcanzar la mayoría absoluta necesaria para aprobar la moción de censura.

Técnicamente, Macron podría volver a nombrar al propio Barnier como primer ministro, pero esa hipótesis es improbable ya que, de acuerdo a la prensa sa, el presidente baraja ya nombres de sustitutos.

Entre los nombres, el que suena con más fuerza es el del actual ministro de Defensa, Sébastian Lecornu, que es el único que lleva en el Gobierno desde que Macron llegó a la presidencia en 2017. Fiel al mandatario, suma la ventaja de que cuenta con cierta mirada favorable de Le Pen, lo que puede servir para lograr los pactos que Barnier no ha sabido conseguir.

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Otra figura es el veterano centrista François Bayrou, que ha sido varias veces ministro y candidato al Elíseo.

Por otro lado, cada vez pierde más peso que el presidente nombre a un primer ministro procedente de la izquierda.

El socialista Bernard Cazeneuve, que ya ocupó el cargo seis meses en el último tramo de la presidencia de François Hollande, ya sonó en septiembre pasado, pero ni siquiera su partido acogió la idea con entusiasmo.

Otra opción es apostar por el actual ministro del Interior, Bruno Retailleau, representante del ala más dura y conservadora de la derecha tradicional, que comparte ideas con Le Pen en temas de inmigración y seguridad.

Con la salida de Bernier, los opositores barajan otro objetivo: la dimisión del presidente Macron. “Macron, único responsable de la crisis financiera y política, debe irse para devolver la voz a los votos de los ses”, escribió en X Jean-Luc Mélenchon, líder del partido La Francia Insumisa.

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Queda puesta la duda de si la oposición logrará la salida del presidente antes del fin de su término en 2027, o si Macron logrará mantenerse en la cabeza de lo que seguramente con o sin él, será un país dividido y difícil de gobernar en el que la extrema derecha, en cabeza de Le Pen, gana cada vez más terreno.