Japón: las razones que llevaron a la renuncia del primer ministro Fumio Kishida y los nombres que suenan para reemplazarlo

"El primer paso más obvio para demostrar que el Partido Liberal Demócrata (PLD) está cambiando es que yo renuncie". Con esas palabras, Fumio Kishida, primer ministro de Japón, le anunció al país este miércoles su decisión de no presentarse a la reelección para el liderazgo de su partido en septiembre.

(Lea también: Japón: primer ministro Fumio Kishida anuncia que dimitirá para promover 'renovación' del partido gobernante)

Su salida de la presidencia de la formación resultará también en su abandono como primer ministro, pues en Japón la jefatura del gobierno la ocupa el líder del partido más votado, independientemente de si presidía o no la formación en el momento de la celebración de las elecciones generales.

Se trata de una decisión rumoreada en medio de la persistente baja popularidad del primer ministro nipón, a quien le pasaron cuenta dificultades económicas como la alta inflación en el país, pero también escándalos como el de las irregularidades de financiación en su partido. 

¿Qué hay detrás de su renuncia y quiénes suenan entre los opcionados para reemplazarlo? Le contamos.

"En esta elección presidencial es necesario demostrar al pueblo que el PLD está cambiando y que el partido es un nuevo PLD. Para esto, son importantes unas elecciones transparentes y abiertas, y un debate libre y vigoroso. El primer paso más obvio para demostrar que el PLD va a cambiar es que yo me haga a un lado", afirmó en su rueda de prensa.

Algo en lo que coincidió también la televisión nacional NHK, que afirmó que el líder nipón decidió "que él mismo debe asumir la responsabilidad de disipar la creciente desconfianza" hacia el gobierno y el partido.

Según Taishi Shimizu, periodista del Departamento Político de NHK y quien se desempeñaba desde hace tres años como reportero del primer ministro, se trata de una opción que se estaba considerando desde junio, aunque el premier estaba buscando el momento para hacerlo. 

(Le puede interesar: Japón batalla con el sobreturismo con cámaras de seguridad, descentralización y transporte)

No fue sino hasta la noche del 13 de agosto cuando la decisión de la renuncia de Kishida se concretó tras adelantar una reunión con colaboradores cercanos, entre ellos el actual secretario general del PLD.

Y es que la popularidad del jefe de gobierno, de 67 años y quien ocupa el cargo desde octubre de 2021, ha caído fuertemente en las encuestas. Mientras en los primeros momentos de su gobierno alcanzaba una aprobación del 54 por ciento -según las cifras de NHK-, el último sondeo de la cadena de televisión le daba una aprobación del 25 por ciento.

También iban en picada las cifras de su gabinete, según los datos difundidos por siete de los ocho principales medios de Japón (entre ellos NHK, Jiji Press, Yomiuri Shimbun y Nikkei Shimbun), que revelaron que en junio el gabinete de Kishida obtuvo su puntuación más baja desde que se formó (60 por ciento de desaprobación).

"Kishida decidió hacerse a un lado porque sabía que perdería la batalla por la presidencia del partido, le dijo a la AFP Koichi Nakano, profesor de ciencias políticas en la Universidad de Sophia.

"No logró cerrar filas dentro del PLD", dijo Nakano, aunque aclaró que "para un líder del PLD, permanecer en el poder tres años es más que el promedio".

Detrás de la caída de la popularidad de Kishida hay dos razones. La primera de ellas, los sucesivos escándalos que sacudieron a su partido desde hace un tiempo.

El primero de ellos se remonta a julio de 2022, cuando el ex primer ministro nipón Shinzo Abe -el más duradero en el cargo- fue tiroteado durante un mitin electoral en plena calle. El exmandatario falleció poco después del ataque y dejó al país en estado de conmoción. 

El asesinato de Abe, además, hizo que salieran a la luz los vínculos del PLD con la controvertida organización religiosa de la Iglesia de la Unificación, también conocida como la 'Secta Moon'. 

Según explicó el diario El País en 2022, "estos vínculos fueron los que presuntamente motivaron al asesino, Tetsuya Yamagami", pues el autor del ataque quiso matar a Abe debido a que las múltiples donaciones de su madre a la secta habían provocado la ruina familiar.

(Además: Modesto turismo, desempleo y bloqueo político: ¿por qué Francia puede sufrir una dura resaca tras los Juegos Olímpicos?)

Según un informe de Radio International, una investigación interna determinó que 170 de los 379 parlamentarios del PLD tenían vínculos con la secta, acusada de arruinar a sus seguidores. Ese mismo medio asegura que Abe y otros parlamentarios le brindaron a la secta "respeto y autoridad", a cambio de ayudarlos a ganar las elecciones.

Así, ante la avalancha de descontento popular por los 'favores' entre esa organización y el partido, Kishida se vio obligado a lanzar una investigación interna y una limpieza de su partido y su Gabinete.

Y si bien en 2023 el primer ministro logró mejorar sus índices de popularidad gracias a la presidencia nipona del G7 y a la cumbre de líderes celebrada en la simbólica ciudad de Hiroshima, a finales de ese mismo año estalló un nuevo caso comprometedor para su partido, cuando salió a la luz un escándalo de financiación irregular de varias de las facciones o subagrupaciones políticas que componen al grupo.

Según las investigaciones, las autoridades investigaban ingresos procedentes de eventos de colectas organizados por las facciones. Aunque el dinero fue a parar a altos cargos del partido, estos no fueron declarados, constituyendo una violación de las normas japonesas. Los dineros ascendían a 500 millones de yenes (más de 3 millones de dólares).

Pero la eliminación de las tradicionales facciones del PLD, entre ellas una liderada por el propio Kishida y otra que encabezó en su día Shinzo Abe -consideradas los bastiones del poder de este partido y controladas por sus barones-, dejaron en una débil posición al actual primer ministro dentro de la formación y no lograron lavar su imagen pública.

(Puede leer: Ucrania ejecuta el ataque más importante contra Rusia desde la Segunda Guerra Mundial, ¿qué tanto puede afectar los intereses de Putin?)

Además de los escándalos de su partido, a Kishida lo golpearon fuertemente en las encuestas los altos precios que afectan a los japoneses. La cuarta mayor economía del mundo ha luchado por su reactivación, con un magro crecimiento de 0,7 % en el primer trimestre del año.

En noviembre, Kishida anunció un paquete de estímulo de más de 100.000 millones de dólares para revitalizar la economía, pero eso no remedió el malestar tanto entre los votantes como en su propio partido.

Además de la inflación, novedosa para muchos japoneses tras décadas de estancamiento y deflación, el crecimiento económico se ralentizó y el yen se desplomó, encareciendo todavía más los productos importados.

Taishi Shimizu también destaca que Kishida deja varias políticas a medio camino, como las que tiene que ver con la caída de la tasa de natalidad en Japón. "Se puede decir que la istración del gobierno dejó los problemas por resolver", señaló.

Criticado internamente, Kishida, al contrario, ha gozado de buena imagen entre los países occidentales por su firme apoyo a Ucrania desde la invasión rusa y su inversión en defensa tras décadas de estricto pacifismo en Japón.

"En el frente diplomático, en medio de la tensa situación en Ucrania y otros países, ha buscado fortalecer la cooperación con países afines, incluido el G7, y algunos expertos han elogiado su capacidad para brindar una sensación de estabilidad", afirmó en su análisis Taishi Shimizu.

Y es que Kishida llegó al poder con un perfil dialogante y moderado y con afán conciliador hacia las vecinas China y Rusia -países con los que Tokio mantiene disputas territoriales-, pero pronto se vio obligado a adoptar una línea más dura y atlántica.

La invasión rusa de Ucrania, el acercamiento entre Moscú y Pekín y el aumento de las tensiones en Asia-Pacífico, sobre todo alrededor de Taiwán, empujaron a Kishida a acelerar la aprobación de un plan para potenciar las capacidades militares niponas que ya había esbozado Abe.

(Siga leyendo: Golpes y amenazas: los detalles que dio Fabiola Yáñez contra Alberto Fernández, ¿qué viene en el caso contra el expresidente de Argentina impedido de salir del país?)

Este plan incluye elevar el gasto militar al nivel de países Otán e intensificar la cooperación con este organismo, además de reforzar los tradicionales lazos con Estados Unidos y ampliarlos con Corea del Sur.

Alentado por Washington, el primer ministro se comprometió a duplicar para 2027 su gasto de defensa al 2 por ciento del PIB recomendado por la Otán, aunque no forme parte de la alianza.

Con un "firme liderazgo", Kishida "ayudó a construir un entramado de alianzas de seguridad en toda la región del Indo-Pacífico que perdurará al paso del tiempo", lo alabó el embajador estadounidense Rahm Emanuel.

Tras la renuncia de Kishida, la formación conservadora que ha gobernado Japón casi sin interrupción desde 1945, escogerá entonces en septiembre a su nuevo presidente.

A falta de la presentación oficial de candidaturas, son varios los nombres que suenan para suceder a Kishida, entre ellos el de varios exministros carismáticos que gozan de popularidad entre el público pero no tanto entre los de la formación, o algunos de perfiles de línea dura que gozan del favor interno.

Hasta el momento, el exministro de Defensa Shigeru Ishiba, de 67 años, muy popular entre el público, ha expresado su intención de concurrir en los comicios internos.

Ishiba, que en su día fue secretario general del PLD, la segunda figura de más peso en la formación, se ha postulado para el cargo en cuatro ocasiones, sin éxito hasta el momento.

El ministro de Digitalización, Taro Kono (61), que ya intentó disputarle el puesto a Kishida en las anteriores primarias de 2021, también habría informado al vicepresidente del PLD y ex primer ministro Taro Aso de su intención de presentarse en esta ocasión.

Entre otros de los políticos que habrían manifestado en círculos privados su deseo de concurrir en las primarias, según los medios locales, está la ministra de Seguridad Económica, Sanae Takaichi (63), de corte más conservador y considerada discípula y una de los mayores herederos espirituales del ex primer ministro Abe.

Los nombres del exministro de Exteriores y actual secretario general del PLD, Toshimitu Motegi (68); del exministro de Medioambiente Shinjiro Koizumi (43), hijo del ex primer ministro Junichiro Koizumi; del exministro de Seguridad Económica Takayuki Kobayashi (49) o la exministra del Interior y Comunicaciones Seiko Noda (63), que ya disputó la presidencia a Kishida en las primarias anteriores, también suenan entre los que podrían concurrir.

Lo que está claro es que el sucesor de Kishida tendrá el reto de restaurar la confianza del partido fuertemente golpeada entre la ciudadanía y hacerle frente al aumento del costo de la vida o la delicada situación en materia geopolítica mundial.

*Con EFE y AFP