Yoiner Machado, artista y maestro al que el baile salvó de la violencia

Ha bailado desde siempre. Sus tíos fueron su primer público y, como retribución al talento, le daban monedas de 5 y 10 pesos. “Yo era muy flaquito. Parecía una caricatura moviéndome. Se me reían con cariño y me aplaudían. Y ahí supe que me gustaba bailar”, cuenta Yoiner, quien estudió Licenciatura en Danza en la Universidad de Antioquia.

Relata que cuando tenía 8 años, su mamá llegaba de hacer mercado y lo encontraba envuelto en una sábana subido en la cama cantando y bailando. “Mientras ella volvía, ponía música a todo volumen y, en vez de barrer y trapear, me metía a la ducha con la sábana puesta. Quería hacer un show, pero lo que me ganaba era una ‘pela’ de mi madre”, narra entre risas y nostalgia.

Una tía lo metió a un grupo que se llamaba ‘Hacia el futuro’ y así empezaron sus primeras presentaciones en las calles de su barrio. Aprendió a bailar porro marcado, una mezcla de géneros —tango, salsa, bachata y cumbia — muy característico en Medellín y diferente del porro de San Pelayo (Córdoba). 

Yoiner creció en medio de la violencia. “Infortunadamente nuestro barrio estaba dividido por barreras invisibles. Movilizarnos era complicado porque arriesgábamos nuestras vidas. Kelly Cano, mi pareja de baile desde que éramos niños, fue violada, torturada y asesinada por 16 tipos, cuando ella tenía 15 años. Todo por haber cruzado una barrera”, dice Machado.

‘La Montañita’, ‘La Oficina’, ‘La Batea’, ‘La Terraza’ y ‘Los Terribles’ eran los nombres que de las bandas delincuenciales les daban a sus zonas para controlar el territorio. “Si una persona, buena o mala, un niño o un anciano, se pasaba al lugar que no le correspondía, se convertía en un enemigo y lo mataban. Te quitaban los zapatos y los amarraban a los alambres de luz. De ahí viene para nosotros el dicho que dice: ‘¡Colgó los guayos!’”, explica Yoiner.

En julio de 2002, integrantes de la banda ‘Los Conejos’ lo secuestraron junto a la sobrina de 13 años de su mejor amigo. A ella la asesinaron. A él le quebraron las rodillas y, si no es porque, a pesar de ello, logró escaparse, no se habría salvado. “Yo apenas acababa de cumplir 18 años. Los ‘pelaos’ que nos agredieron tenían entre 16 y 17”, recuerda.

En los colegios Olaya Herrera (Primaria) y Pedro Luis Villa (Secundaria) Yoiner sufrió de acoso escolar. Los dolores físicos y del alma,hicieron en él un hombre resiliente. Su misión ha sido acompañar a las personas más solitarias.

“De adolescente me sentí muy solo. Por eso trato todo el tiempo de sensibilizar a los niños y jóvenes para que no se hagan daño, para que reconozcan cuándo hay bullying; y para que siempre hablen en positivo y motiven a los demás”, recalca Machado, quien también cursó un diplomado en liderazgo llamado Liderario, en la Universidad Eafit.

Ya siendo un adulto joven, entendió que, para pasar estos ratos tan amargos, debía conformar un grupo de baile. “Tengo tres hermanas. A una le dije que fuera por las cuadras, de casa en casa, informando a los niños para que hicieran parte de los ensayos, todos los días a las 8:00 p.m.”, relata.

“En una casa vivían 16 primos. Uno de ellos estaba enamorado de otra de mis hermanas, así que para conquistarla los obligó a todos a inscribirse”, agrega. Y así fue que nació Unión Latina, un 26 de febrero de 2006.

Tras bailar varios años con una grabadora en las canchas, al son de ritmos urbanos y reguetón, Unión Latina tuvo su primera sede en el amplio garaje de la casa familiar de Yoiner.

“Los mismos ‘pelaos’ se sentaban a fumar y se quedaban en las gradas para vernos bailar. Desde las tribunas empezaron a irarnos. Así nos ganamos el respeto de la comunidad”. 

Años más tarde, les parecería un hit que un bailarín de Manrique compartiera escenario con Artistas como J Balvin y Maluma. 

La academia de baile ha formado a más de 15.000 niños y jóvenes durante sus 18 años. “Nuestros estudiantes han encontrado oportunidades de vida. Trabajando como artistas en Europa y otras partes del mundo. Consiguen el dinero para construir la casa con la que tanto sueñan sus mamás”, dice Yoiner, quien hoy ya tiene 39 años de edad.

Los niños que ingresan a Unión Latina llegan de varias partes de la ciudad, pero en especial de la zona nororiental de Medellín; de barrios como Santo Domingo, Aranjuez, Popular I y II, Campo Valdés, Manrique, La Onda, Central, La Cruz, Villa Hermosa y Buenos Aires. “Los chicos de bajos recursos ven a nuestros bailarines en nuestro Instagram, @unionlatina, y en seguida se ilusionan y quieren ingresar a la academia, sin importar los sacrificios que tengan que hacer para cumplir los mismos sueños. Incluso les preguntan que cómo hicieron y cómo llegaron hasta allá”, manifiesta jubiloso.

Muchos de los estudiantes de Yoiner ahora son líderes como él, y han formado otras corporaciones y grupos de baile. Otros están trabajando en cruceros o han viajado a países como Estados Unidos, Emiratos Árabes, Turquía y Francia, representando a Colombia en varios festivales de danza.

Este año, Unión Latina abrió un convenio con el colegio privado New School, el cual oferta programas en matemáticas, culinaria, plastilina, programación, robótica y decoración de interiores dentro de la misma academia. 

“Una institución de estrato socioeconómico 6 apoya a nuestros niños y sus padres de estratos 1 y 2; eso nos ha parecido formidable”, destaca Machado, a quien le gustaría seguir haciendo alianzas con el sector público y el privado.

Según él, los colegios deberían contemplar la posibilidad de que las jornadas complementarias o extracurriculares sean asignadas en las horas de la noche, tiempo en que los niños y jóvenes deben estar ocupados para librarlos de peligros. “Mis estudiantes son mis mejores maestros. Me ha gustado inyectarles energía para que sepan que sí se puede transformar todo lo que ven como imposible. También ellos son quienes me han motivado y me han hecho creer en el estudio”, concluye este artista. 

El pasado 26 de abril, Medellín se convirtió en un escenario gigante para niños, adultos, turistas y habitantes de calle. La ciudad vivió una invasión artística gratuita que llenó las calles de color, música y alegría.

Durante 12 horas continuas, 411 artistas realizaron más de 150 presentaciones en formato callejero, distribuidas en 40 puntos, demostrando que el arte que emerge del departamento de Antioquia es un patrimonio invaluable.

Esto fue posible gracias a ConjugARTE, una iniciativa que reúne a organizaciones, academias y colectivos artísticos que llevan trabajando varios años en pro de la cultura paisa, y que ahora se han unido para seguir transformándola.

Juliana Mejía es politóloga y una de las pioneras de ConjugARTE. “Las palabras que nos definen son: Unión y Transformación. Somos la unión de seres humanos en favor de un propósito común de ciudad más grande que la suma de sus partes. A través del arte, queremos unir a la ciudad, acercar corazones y romper fronteras invisibles”, explica.
ConjugARTE nace de reconocer que una de las grandes riquezas de Medellín está en las organizaciones sociales del territorio, que han encontrado un camino para el desarrollo social a través del arte y la cultura.

“Ese día empezamos con una presentación de vientos de la Filarmónica Metropolitana del Valle de Aburrá en el Puente de la Asomadera, en un acto simbólico para hacer explícita la importancia de romper las fronteras invisibles que existen en Medellín”, dijo Alejandro Vásquez Mejía, director ejecutivo de la Corporación Cultural Pasión & Corazón y de la Filarmónica.

“Los paisas vivimos momentos conmovedores que reflejaron la capacidad del arte para trascender barreras y conectar con la esencia humana. En el Paseo Junín, mientras tocaba La Metro, un niño, aparentemente con parálisis cerebral, contagiaba de alegría el ambiente mostrando cómo el arte puede transformar vidas y emociones al derribar cualquier tipo de limitación física o mental. Su euforia era tan notoria que su padre tuvo que bajarlo de la silla de ruedas y sostenerlo de pie para ofrecerle más libertad, porque no paraba de moverse mientras disfrutaba de lo que estaba presenciando”, detalló conmocionada Juliana Mejía.

Son 24 organizaciones las que en la actualidad hacen parte de ConjugARTE. Entre ellas figuran: Unión Latina, Oasis Urbano, Ratón de Biblioteca, Son Batá, Fundación Más Gente como Tú, Escuela AK 47, Crew Peligrosos, Gotango, Sueño Latino, Elements, Error 404 y El Balcón de los Artistas.
Ante la acogida que tuvo la iniciativa, los artistas ya están organizando una segunda ‘megatoma’ cultural.