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Noticia

Compromiso Valle: 3 años construyendo confianza y capital social

Se han gestionado casi $ 120 mil millones para proyectos transformadores de vida.

María Isabel Ulloa (centro primera fila) y su equipo con beneficiarios que aprendieron de liderazgo y emprendimiento para cambiar sus vidas. Compromiso Valle se inició tras el paro violento de 2021, que afectó tanto a Cali.

María Isabel Ulloa (centro primera fila) y su equipo con beneficiarios que aprendieron de liderazgo y emprendimiento para cambiar sus vidas.  Foto: FOTO: CORTESÍA PROPACÍFICO

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En ese momento ir a hacer mercado era una actividad de alto riesgo”, dice María Isabel Ulloa, la directora ejecutiva de la fundación ProPacífico, al hablar de los días del paro nacional en Cali entre abril y mayo de 2021. 
Los hechos inusitados de violencia y la parálisis que sufrió la ciudad llevaron a algunos empresarios a buscar el diálogo con los líderes de las protestas en los puntos de resistencia. Ulloa rememora la escena de uno de ellos cuando le pedía a un muchacho que cesaran los bloqueos porque “se iban a perder muchos empleos”. La respuesta que recibió fue: “A mí me importan un carajo sus empleos, yo llevo bloqueado los 20 años que tengo, mi vida ha estado bloqueada”.
Mensajes como este, dice, “hicieron clic” en los empresarios, que entendieron que era el momento de escuchar y cambiar la forma de interactuar con el entorno. “Ya no era suficiente con pagar impuestos, generar empleo y riqueza, y tener programas de responsabilidad y sostenibilidad. También había que acercarse a ese entorno, conocerlo de primera mano. Así muchos empezaron a tomar decisiones que transformaron sus empresas y hasta su propias vidas”. 
Ya no era suficiente con pagar impuestos, generar empleo y riqueza, y tener programas de responsabilidad y sostenibilidad. También había que acercarse a ese entorno, conocerlo de primera mano. Así muchos empezaron a tomar decisiones que transformaron sus empresas y hasta su propias vidas.
El nuevo diálogo con el entorno se materializó, con el liderazgo de ProPacífico, en Compromiso Valle, descrito como “vehículo de impacto colectivo que reúne y articula actores público privados y comunitarios, para contribuir al cierre de brechas socioeconómicas y al desarrollo sostenible en el Valle del Cauca construyendo confianza y capital social”.
El vehículo arrancó con 20 empresas y en tres años de existencia ya tiene 698 abordo. También 166 organizaciones de base y culturales. Los diálogos en los puntos de resistencia se transformaron en los ‘palabreos’, ejercicios donde líderes sociales y empresarios se dicen las cosas de frente. Los primeros han retado a los empresarios a ir “a una olla comunitaria, al territorio” y estos no solo han ido sino que algunos han llevado a sus familias. La escucha activa, el diálogo franco, ha generado confianza y una actitud de “aquí nadie se las sabe todas y aquí todos ponemos”.
Como no todo puede ser conversar, el palabreo se ha traducido en acciones enfocadas en ocho municipios: Yumbo, Buga, Cali, Palmira, Candelaria, Tuluá, Buenaventura y Jamundí. En mayo pasado, el número de personas impactadas en tres años superaba las 69.000, en los cinco ejes: Seguridad Alimentaria, Emprendimiento, Empleabilidad, Liderazgo Solido y Transformación de Proyectos de Vida.
“Hemos gestionado casi $120 mil millones entre lo que las fundaciones ya ponían y la plata nueva que hemos recolectado”, dice Ulloa.
A esto se agregan otras cifras. Entre ellas, más de 3.400 empleos inclusivos generados por empresas de la región, 8.360 emprendimientos formados, 5.193 participantes formados en programas de empleabilidad y casi 9.000 con atención psicosocial, formación y construcción de proyectos de vida.
Hemos gestionado casi $120 mil millones entre lo que las fundaciones ya ponían y la plata nueva que hemos recolectado.
Los empresarios se volcaron a entender mucho más sus propios programas de responsabilidad social y el de sus fundaciones para hacer más y de manera más eficiente, incluso coordinando con otras organizaciones y aportando no solo plata sino conocimiento para que los emprendedores y las organizaciones comunitarias hagan mejor su trabajo. Hay empresarios que no solo respaldan económicamente proyectos sociales sino que les dan mentoría. “Puede sonar muy romántico, pero ese compartir de saberes a todos nos ha hecho más fuertes y más capaces de transformar nuestras realidades”.
La directora de ProPacífico está convencida de que experiencias como estas son el mejor camino para evitar que se repitan situaciones complejas como las que vivió Cali durante ese paro del 2021, “porque ya hay una red de personas que comparten una visión, aunque no estén de acuerdo en todo”.
A su modo de ver, la experiencia encierra también un mensaje al mundo político: “Vivir en un país en el que todo el tiempo estamos en pugnacidad no es la salida, pero también les dice a los políticos que no usen los recursos para beneficio propio o de un grupo, porque aquí estamos nosotros para verlos”.
Vivir en un país en el que todo el tiempo estamos en pugnacidad no es la salida, pero también les dice a los políticos que no usen los recursos para beneficio propio o de un grupo, porque aquí estamos nosotros para verlos.
La iniciativa del Valle ya fue replicada con la creación de Compromiso Magdalena. Además, se está estructurando algo en Bogotá y ProPacífico está desarrollando algo en el norte del Cauca. La experiencia, además, ha sido socializada en Argentina, Chile, Panamá y la conocen empresarios de Ecuador.
Compromiso Valle ha ido variando sus énfasis de acuerdo con el momento. Al principio era seguridad alimentaria, ahora se trabaja más en liderazgo y empleabilidad. Pero, dice Ulloa, “todo hacia adelante está centrado en seguir visibilizando esto y demostrando que el trabajo colaborativo es productivo, que estar juntos es más poderoso”.

‘Pasamos de las narrativas de división a la narrativa común’

Andrew Silva (der) trabaja con jóvenes durante cuatro años para que encuentren su propósito de vida.

Andrew Silva (der) trabaja con jóvenes durante cuatro años para que encuentren su propósito de vida. Foto:FOTO: CORTESIA FUN. SER PARA SER

Andrew Silva estudió en un colegio de monjas de Fe y Alegría en Cali. Allí tuvo la oportunidad de viajar por el país y conocer la realidad social de los niños y jóvenes. Esa experiencia, dice, le permitió ver que se necesitaba algo más profundo en formación, porque “no se estaban atacando las causas de los problemas de los pelados, sino apaciguando las consecuencias”. 
No se estaban atacando las causas de los problemas de los pelados, sino apaciguando las consecuencias.
Entonces, empezó a trabajar en un proceso que los acompañara al adentrarse en las decisiones complejas durante la transición juventud-adultez. 
En esta labor lleva más de 10 de sus 31 años de vida. Con la Fundación Ser para Ser, que lidera, introduce a los jóvenes seleccionados en un trabajo con su metodología Valientes, que los lleva a preguntarse quiénes son, cómo actúan frente a su contexto y qué quieren ser, y finalmente a encontrar un propósito de vida.
En 2012 comenzaron con 35 estudiantes de grado noveno, para acompañarlos hasta once. Esos tres años después pasaron a ser cuatro. Es un trayecto largo porque se buscan resultados profundos. “Son jóvenes que, más allá de que tienen la capacidad de sacar un proyecto de vida para ellos, pueden impactar su entorno profundamente”. 
Son jóvenes que, más allá de que tienen la capacidad de sacar un proyecto de vida para ellos, pueden impactar su entorno profundamente.
Con tono orgulloso dice: “De nuestros pelados, ninguno queda embarazado, ni deja el colegio, ni se vuelve consumidor , ni se mete en grupos violentos”. Dieciséis de la primera promoción son profesionales y hoy tiene 22 haciendo carreras en las mejores universidades de Cali.
 “Y no tenemos becas propias. Les enseñamos a obtenerlas”.
Silva y su fundación forman especialmente a jóvenes del oriente de Cali, donde siente que hay “mucho potencial”. Son las seis comunas más pobladas de la ciudad, con más de un millón de personas, a las cuales la gente conoce como Aguablanca. “Un caleño puede nacer y morir de 80 años y nunca haber cruzado el oriente. Es como una ciudad que no se quiere aceptar”.
Tras la crisis de la pandemia, Silva había decidido irse a trabajar a Estados Unidos para recuperarse económicamente, pero estalló otra crisis, la del paro nacional que afectó duramente a Cali y más al oriente. “La mayoría de los que trabajamos allí sabíamos que el paro iba a suceder, porque se veían cuadras enteras con trapos rojos por la falta de comida”.
La situación le hizo pensar que no se podía ir, y debía reactivar el trabajo de su fundación y proteger a sus pelados. “Muchos de ellos estaban de acuerdo con las razones de la protesta, pero no con los métodos violentos que se usaron”.
Silva hace parte del grupo de líderes sociales que participa en Compromiso Valle. Llegó después de la fase de diálogos en los puntos de resistencia del paro. 
“Compromiso Valle es el vehículo de impacto colectivo que la ciudad necesitaba. Cali tenía muchas narrativas de división y extremos, y esta iniciativa permitió que todas las personas que quisieran, toda la diversidad del empresariado y el sector social, llegarán para hacer una narrativa común”. 
Compromiso Valle es el vehículo de impacto colectivo que la ciudad necesitaba. Cali tenía muchas narrativas de división y extremos, y esta iniciativa permitió que todas las personas que quisieran, toda la diversidad del empresariado y el sector social, llegarán para hacer una narrativa común.
“Queremos invitar a más personas de los dos sectores, para que Compromiso Valle no se vaya a caer, porque el paro pasó pero las problemáticas sociales están vigentes: chicos con desnutrición, un sistema educativo que tiene muchas falencias y la violencia sigue”.
Silva valora la confianza y el respeto como pilares del trabajo en Compromiso Valle.
 “Uno siente que puede hablar y lo escuchan” y destaca tres efectos puntuales para su fundación. “El primero fue darle más rigurosidad a nuestro trabajo. Varias fundaciones muy estructuradas nos abrieron las puertas, a contarnos cómo hacían su trabajo y entendimos que si queríamos generar impacto, necesitábamos organizarnos mejor”.
El segundo efecto es el apoyo que les ha brindado financieramente Compromiso Valle, para poder apalancar sus procesos. Y lo tercero es que les dio la posibilidad de tener empresarios mentores, que los han asesorado para que puedan consolidar y ampliar sus campos de acción.
“El paro me dio un regalo enorme: mi segundo programa en la fundación, Ser Empresa, que forma a colaboradores de las empresas con nuestra metodología. Eso nació de las conversaciones con los empresarios, de entender que también hay dolores no atendidos en ellos”.
No duda en calificar de “hipermegavaliosa” la mentoría que tiene con empresarios. “¿Cuánto costaría una hora de asesoría con Pedro Felipe Carvajal, presidente Carvajal, o Joaquín Losada de Fanalca? Y tenemos a sentarnos con ellos, a hacerles preguntas, a mostrarles nuestros números. Esto es enorme”.

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