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La historia detrás de los 54 cuerpos hallados en Dabeiba
Versiones de testigos fueron claves para exhumaciones de posibles víctimas de 'falsos positivos'.
Antropólogos, médicos, odontólogos y topógrafos hicieron parte del equipo que exhumó, en largas jornadas, 37 cuerpos esta semana. Foto: Álvaro Ballesteros. EFE
Eran cuatro cuerpos: tres hombres y una mujer. A Roberto*, poblador de Dabeiba, le ordenaron enterrarlos. Él y otros dos hombres traspasaron el suelo rocoso del cementerio Las Mercedes, en Dabeiba, y abrieron una fosa de 4 metros cuadrados.
Calcula que fue a mediados del 2004. Casi 16 años después, este testimonio, publicado el 22 de diciembre por EL TIEMPO, llevó a magistrados de la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP) a ubicar a esa persona y convencerla, pese al temor, de contribuir a la búsqueda de las víctimas de ‘falsos positivos’ allí.
El trabajo en terreno comprobó que el hombre tenía razón. Esas cuatro personas fueron encontradas esta semana en el cementerio Las Mercedes y forman parte de los 54 cuerpos que la JEP exhumó hasta el viernes y que han reabierto uno de los capítulos más tenebrosos que haya conocido el país sobre la práctica de las ejecuciones extrajudiciales.
“Estábamos alistándonos para llevarlos allá (al cementerio), cuando llegó un comandante del Ejército con 15 soldados y nos dijeron que los vistiéramos”, le contó Roberto a una periodista de este diario. Luego de ponerles uniformes verdes, les tomaron fotos a los cadáveres. Después los cubrieron con una tierra que no fue removida sino apenas esta semana.
Estábamos alistándonos para llevarlos allá (al cementerio), cuando llegó un comandante del Ejército con 15 soldados y nos dijeron que los vistiéramos
Más de una década después, peritos de la JEP llegaron al lugar. Fueron jornadas largas. A las 5:30 a. m., todos los días, ya estaba listo un equipo de casi 20 personas para comenzar a romper la superficie de la tierra del cementerio, como cuenta una funcionaria forense de la Unidad de Investigación y Acusación de la JEP, a cargo de las exhumaciones.
“No podemos intervenir una fosa si no hay luz de día, y tampoco dejarla iniciada”, dice. El tiempo del almuerzo no superaba los 40 minutos. El miércoles, recuerda, se acostó a las 2 de la mañana, porque una vez terminadas las tareas en terreno tenían que llegar al hotel a registrar los resultados del día en informes judiciales.
“A mí me mueve lo gratificante que es saber que estamos recuperando a personas que llevan desaparecidas tanto tiempo. Le ayudamos a cerrar el duelo a una familia, y eso es lo que más nos alienta a seguir”, dijo la funcionaria judicial desde Dabeiba.
Fue precisamente ella quien halló, en la inspección que se hizo la segunda semana de diciembre, el cuerpo que fue identificado y entregado a su familia, dos meses después, este lunes. En ese momento no lo sabía, pero los huesos que retiró con cuidado de no destruir ninguna evidencia sostuvieron en vida a Edison Lexander Lezcano Hurtado.
El 18 de mayo del 2002, la última vez que su familia supo de él, tenía 23 años.
Alexandra, su hija más pequeña, había nacido 17 días atrás. Argenis apenas contaba 2 años de vida. El mayor, de 3 años, era Daniel Alexánder. El abuelo de ellos y padre de Edison, Gustavo de Jesús Lezcano, fue quien mantuvo la búsqueda todo este tiempo. Por esos años trabajaba el campo con su hijo. Edison creció en una familia de agricultores, y a eso se dedicaba. Un día, su padre salió a hacer vueltas fuera de la vereda de Dabeiba donde vivían, y cuando regresó su hijo ya no estaba.
El cuerpo de Edison Lezcano fue enterrado, de nuevo, en el cementerio católico Las Mercedes, de Dabeiba, el mismo donde fue inhumado ilegalmente en el 2002. Pero ahora, en vez de estar en una fosa sin marcar, tendrá lugar en una bóveda digna donde su familia y seres queridos podrán visitarlo y hacerle el duelo que postergaron todo este tiempo. Foto:JEP.
La investigación por la desaparición de Edison fue archivada en menos de dos años, por no conocerse ningún presunto responsable. Para el magistrado de la JEP Alejandro Ramelli, relator de la investigación sobre ejecuciones extrajudiciales que adelanta esa justicia, el padre de la víctima es el gran protagonista de esa historia, porque por 18 años tocó las puertas de las autoridades para que le dieran información de qué había pasado con su hijo.
La familia Lezcano recibió los restos de Edison en la mañana nublada del lunes. Al magistrado Ramelli le impactó una conversación que tuvo con Gustavo: “Que lo hayan matado, bueno, son cosas de la vida. Lo que más me ha dolido es, primero, que lo hayan ocultado, y luego, que lo hayan disfrazado, que le hayan puesto un uniforme”, le dijo, agradecido, el labriego.
Hemos encontrado botas, incluso de tallas muy pequeñas; camuflados, ojivas, algunos cuerpos envueltos en bolsas plásticas negras
Los restos de Edison aparecieron en una fosa común con una persona más que habría sido enterrada, si no al mismo tiempo, con pocos días de diferencia. Allí, los investigadores encontraron los restos ajados, pero todavía identificables, de insignias del Ejército. Así mismo, en las 16 fosas de donde se sacaron los 54 cuerpos fueron apareciendo estos elementos. “Hemos encontrado botas, incluso de tallas muy pequeñas; camuflados, ojivas, algunos cuerpos envueltos en bolsas plásticas negras”, contó Ramelli.
Algunos de los cuerpos estaban más deteriorados que otros, explica la funcionaria forense. Las condiciones como fueron enterrados hicieron mella todos estos años. Como el suelo es rocoso, esto ha llevado a que se conserven menos. Además, haber encontrado varios enterramientos colectivos también dificulta el trabajo forense. A las cuatro personas que Roberto recuerda haber enterrado, por ejemplo, las inhumaron en cajones rústicos de madera y, según dijo, les sembraron fusiles.
Según relato de un exmilitar, en el cementerio de Dabeiba habría al menos 50 restos de ejecuciones extrajudiciales. Foto:Cortesía JEP
Los resultados de la segunda visita de la JEP a Dabeiba indicaban, hasta el viernes, que entre los restos hay por lo menos dos niños, varias mujeres, una familia vestida con prendas militares y varios cráneos con heridas de arma de fuego y ojivas incrustadas. También sugieren que la versión del sargento retirado que decidió contar las prácticas de las que supo y participó en su paso por Dabeiba no estaba lejos de la realidad. Ese antiguo uniformado calculó entre 45 y 75 los “resultados operacionales” ilegítimos presentados por unidades militares a mediados de la década del 2000.
Pero la investigación de la JEP se ha convertido en una bola de nieve, y el despacho del magistrado Ramelli ya ha documentado casos desde principios de los años 90. De hecho, esta semana, los magistrados auxiliares Hugo Escobar Fernández y Juan Carlos Losada recogieron actas de defunción del hospital del municipio que datan desde 1992.
El jueves, después de cuatro días de velación –y tres días de duelo decretados por la alcaldía de Dabeiba–, la familia Lezcano Hurtado regresó al cementerio de Las Mercedes. Esta vez, Edison llegó en un ataúd café de madera, cargado por quienes lo quisieron en la vida y más allá de una muerte de la que no tenían certeza.
Un sepulturero empujó el féretro en la bóveda de la segunda fila, de arriba hacia abajo, y la octava columna, de izquierda a derecha, de un pabellón del camposanto. Al otro extremo, el equipo judicial continuaba su jornada. “Cuando supimos que ellos ya llegaban, suspendimos actividades”. Y entonces ellos, que sacaron de la tierra a Edison, emblema del caso de Dabeiba, acompañaron a la familia para el último y digno adiós.
*Nombre cambiado por protección del testigo
El lunes, la familia de Edison Lexander Lezcano Hurtado recibió su cuerpo, que fue exhumado en diciembre en una fosa común del cementerio de Dabeiba y luego identificado.
Se presume que Edison fue una víctima de ejecución extrajudicial, en 2002. Foto:JEP.
Los ‘paras’ y las Farc en Dabeiba
Uno de los tres militares retirados que ya hablaron ante la JEP sobre Dabeiba mencionó alianzas entre del Ejército y grupos paramilitares en la región. Esto ya había quedado consignado en sentencias de Justicia y Paz.
En ese municipio operó el frente Dabeiba del bloque ‘Élmer Cárdenas’ de las Autodefensas, desde el 25 de diciembre del 2001 –cuando se tomaron el municipio con 180 hombres– hasta el 30 de abril del 2006. Ese grupo paramilitar, comandado por Fredy Rendón Herrera, el ‘Alemán’, se extendió desde el eje bananero hacia otros municipios, como Dabeiba.
Como se recoge en la sentencia contra Jesús Ignacio Roldán, ‘Monoleche’, en la región hacían presencia el Eln, las Convivir, los Comandos Populares y los frentes 18, 34, 57, 58 y 5.º de las Farc. Este último, de hecho, tuvo como centro de operaciones una vereda de Dabeiba hasta donde también llegó la JEP para hacer prospección en cinco sitios donde habría víctimas desaparecidas por las Farc.
Esa guerrilla tuvo dominio sobre la región hasta que llegaron los paramilitares. “La expansión del bloque (‘Élmer Cárdenas’) también fue posible porque contaron con el apoyo y las informaciones del jefe de Inteligencia de la Brigada 17”, dice el tribunal. Y agrega que militares con mando “les permitieron movilización en la zona sin ninguna restricción” y hasta realizaron “operativos conjuntos”.
Los habitantes de Dabeiba fueron víctimas de todos los bandos. Justicia y Paz avanzó en esclarecer el papel de los paramilitares. Ahora está en manos de la JEP aclarar lo que hicieron de las antiguas Farc, como desapariciones, y las prácticas de falsos resultados operacionales en que incurrieron militares.