En dos décadas, la tasa de homicidios en el país se ha reducido en 54,6 por ciento

Uno de los aspectos que destacó el presidente Gustavo Petro hace unas semanas al término de su discurso ante la Asamblea General de la ONU, en Nueva York, fue la disminución de los homicidios en Colombia en lo corrido del año, fenómeno que se redujo en 1,5 por ciento en comparación con los ocho primeros meses de 2023, según las últimas cifras del Instituto de Medicina Legal.

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“Hoy la mayoría de nuestras ciudades no están entre las más violentas del mundo, hoy la capital de la República hace mucho tiempo salió, hoy la tasa de homicidios sigue descendiendo en general en el país”, comentó el jefe de Estado desde Estados Unidos. Al revisar estadísticas oficiales, los números respaldan la afirmación del Presidente, pues de enero a agosto se registraron 139 casos menos, pasando de 9.102 homicidios el año pasado a 8.963.

“Hoy, de todas maneras tenemos que ver en el largo plazo, una perspectiva de éxito real de la sociedad colombiana saliendo como un proceso de la violencia”, concluyó Petro, invitando a solucionar problemáticas socioambientales que afectan a las personas.

Precisamente, los asesinatos son uno de los asuntos en los cuales organizaciones sociales, el mismo Gobierno y autoridades locales han enfocado proyectos para disminuirlos.

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Un ejemplo de ello es Cali, ciudad que este año llegó a tener un periodo de 25 días sin asesinatos, algo que sus gobernantes rescataron como positivo. Sobre esto habló el alcalde Alejandro Eder, quien explicó que entre enero y septiembre disminuyó en un 9 por ciento la tasa de homicidios comparado al mismo periodo de 2023.

“Este logro es de los caleños y nos tiene que invitar a una reflexión: podemos como sociedad caleña bajarle a la agresividad, mejorar nuestro comportamiento y respetar más la vida”, dijo la semana pasada el secretario de Seguridad y Justicia de la ciudad, Jairo García.

Para hablar del tema, EL TIEMPO ó a expertos en derechos humanos, quienes subrayaron que la dinámica ha cambiado y ahora no se ven tantos homicidios como cuando el país pasaba por un conflicto interno que incluía a guerrillas y paramilitares.

La huella de esa guerra también está documentada. En el año 2000 hubo 25.681 asesinatos, y desde entonces han venido disminuyendo paulatinamente hasta llegar a 14.033 en 2023, lo que deja una diferencia de 54,6 por ciento. No obstante, hay una brecha y es que no se ha podido bajar de las 10.000 muertes violentas anualmente.

Jorge Restrepo, director del Centro de Recursos para el Análisis de Conflictos (Cerac), explicó que a esta situación se le conoce como “piso de cristal” porque por más que se quiere bajar, no se puede. Además, apuntó que la clave para cesar los homicidios debe partir de entender de dónde vienen.

“Hoy en día cada vez menos depende de lo que antes llamábamos el conflicto armado interno, en primer lugar, porque el Eln es una guerrilla minoritaria a lo que eran las Farc, y ya se desarmaron los grupos paramilitares, lo que ha hecho que hoy en día el homicidio dependa, en su gran mayoría, probablemente el 70 por ciento, de lo que se conocen como asesinatos, es decir, son homicidios por contrato o el uso instrumental por el crimen”, dijo el analista.

Juana Cabezas, investigadora de Indepaz, también manifestó que bajar de la cifra de los 10.000 o 14.000 asesinatos no depende de un solo factor, y que no todo debe relacionarse con el conflicto armado. En ese sentido, indicó que algo que puede explicar estas tasas es “la capacidad de recomposición, por ejemplo, de los combos delincuenciales que tienen a su servicio sicarios con los que negocian los asesinatos”.

Y añadió que la problemática criminal tiene que ver con asuntos como la falta de pedagogía: “en Cúcuta me decían que no solo es en los colegios sino en las familias, porque viene también en los valores. Es un tema espinoso disminuir estos hechos de violencia”.

Abriendo el panorama al ámbito internacional, según el ‘Estudio mundial sobre el homicidio’, de Naciones Unidas en 2023, Colombia es el cuarto país del continente con la mayor cantidad de homicidios intencionales, detrás de Brasil, México y Estados Unidos, respectivamente.

Según el director del Cerac, un dato importante es que países con tasas considerables sufren el flagelo del narcotráfico, el cual sigue siendo determinante en cuanto al sicariato.

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En septiembre, el presidente Gustavo Petro expresó que mientras en todo el país se vienen reduciendo los homicidios en un 5 por ciento, en Bucaramanga ha venido incrementando. Por ello, anunció en su cuenta de X que iban a evaluar qué estaba sucediendo en dicho lugar en aras de llegar a indicadores positivos.

Por su parte, para Restrepo a lo que hay que apuntarle es a combatir el crimen organizado, tarea que considera difícil pero que se puede lograr, y para ello puso el ejemplo de ciudades como Cali, Medellín, Tuluá y Yumbo. “Cuando hay una acción entre los alcaldes, gobernadores, la Policía y la Fiscalía es donde ha caído el homicidio este año, y eso es una buena noticia. Ahora, hay ciudades como Buenaventura y municipios del norte del Cauca en donde el homicidio se explica por disputas entre grupos criminales”, dijo, añadiendo que los acuerdos a los que ha llegado el Gobierno Nacional en lugares como Buenaventura, donde las principales bandas dejaron de enfrentarse, han ayudado a desescalar este tipo de acciones violentas.

Sobre el papel del Gobierno Nacional y los mandatarios locales, Hernando Herrera, director Ejectivo de la Corporación Excelencia en la Justicia (CEJ), indicó que ellos también tienen una responsabilidad en este asunto debido a que son quienes detentan el ejercicio de la Fuerza Pública, “y por ende deben incrementar los ejercicios de inteligencia, oportuna captura de responsables, y también de políticas de seguridad a nivel nacional y de las regiones para atacar este flagelo”.

A ese punto se refirió también Jorge Restrepo, sumando que “es esencial que haya inteligencia criminal, que lo hace la Policía Nacional, es el órgano que tiene a su disposición la inteligencia para contribuir a la persecución delictiva. Es contundencia no en términos de represión armada, sino represión inteligente que conduzca a la incapacitación y el desmantelamiento de esas organizaciones criminales. Eso es lo más efectivo en cualquier lugar del mundo”.

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Frente a las acciones por tomar, Hernando Herrera destacó varios puntos en los que tiene que ver lo judicial y el derecho. Primero, “habría que partir de la base de que se requiere un derecho penal que sea barrera de contención eficiente contra el delito, en particular contra este crimen”.

Y en ese orden, se debe también ubicar efectivamente a los responsables y llevarlos a juicio para lograr condenas ejemplarizantes. No obstante, en su opinión, esto se podrá hacer si se reconoce que “los jueces requieren una herramienta fundamental para cumplir su trabajo, a ellos no se les puede achacar responsabilidad distinta a aplicar la ley”.

A propósito, en la base del Inpec aparece que por el delito de homicidio hay 26.148 personas privadas de la libertad: 21.606 condenadas y 4.542 sindicadas, lo que representa un amplio porcentaje en la cantidad de internos que tiene el país (104.105). Tanto así que el homicidio es el delito con más personas tras las rejas actualmente.

Carlos López - Redacción Justicia - @CarlosL49 - [email protected]