'Los delitos de concusión y cohecho' es el título de su nueva y quinta publicación. ¿Qué importancia tiene saber cuál es cuál?
Es que algunos países no diferencian el delito de cohecho del de concusión. Tipifican indistintamente del origen corrupto dentro de la modalidad de cohecho. En cambio, Colombia sigue la tradición italiana, mas no la española, de diferenciarlos. La importancia radica en que se protege a la víctima del acto corrupto.
¿Y cuál es la diferencia entre los dos?
El cohecho es el acto de ofrecer a un servidor público, o que este acepte, para que haga algo o deje de hacer. Pero en Colombia existe otro tipo penal que es la concusión, cuando el servidor público es el que exige o solicita. Es decir, en la concusión el acto corrupto surge del funcionario, el particular no está ofreciendo ni está buscando corromper, sintiendo sobre él el poder del servidor público metus publicae potestatis, y será siempre víctima y no autor de un cohecho.
¿Podemos decir que este es un país donde el día a día transcurre entre la concusión y el cohecho?
Gran parte de la criminalidad en la istración pública se da en estos delitos, teniendo el cohecho tres modalidades y la concusión una. Pero es trascendente saber diferenciar las conductas: cuando el particular es víctima del poderío del servidor público, no se le puede tratar como criminal, sino como víctima. Mientras que en el cohecho, el particular actúa corruptamente y coincide en esa acción ilícita con el servidor público, en cuyo caso deben ser sancionados ambos, servidor público y particular. El libro insiste en la distinción, porque englobar todo dentro del cohecho se presta para cometer injusticias.
Póngame un caso donde eso se haya vuelto motivo de controversia...
Yidis Medina. Ella hizo solicitudes, no hubo ofrecimientos, por ejemplo se encadenaba en el Sena para que le dieran puestos. Para mí, era concusión y no cohecho.
Pero se supone que a Yidis le compraron el voto de la reelección de Uribe así haya sido cumpliéndole esas exigencias. ¿Lo que usted sostiene es que Yidis fue victimaria y no víctima?
Ella solicitaba, exigía, constreñía. Y cuando el funcionario solicita es autor de concusión, no de cohecho, por lo que se confundió la víctima con el victimario.
La pura verdad es que la política criminal colombiana está vuelta un desastre...
Son muchos los vacíos, pero uno grave ha sido el otorgamiento de los principios de oportunidad
Colombia no tiene política criminal, debería imperar un humanismo ajustado al mundo criminal contemporáneo. Son muchos los vacíos, pero uno grave ha sido el otorgamiento de los principios de oportunidad. La Fiscalía, desde que se creó, se ha venido equivocando en dar esos principios de forma integral por todas las conductas. Y casos como el de Emilio Tapia resultan frustrantes para el mundo jurídico, o el de los señores Solarte, en el caso de Aníbal Gaviria, el gobernador de Antioquia, demuestran que no hay una coherencia en política criminal. Esos señores merecen una pena, sus privilegios envían un pésimo mensaje al pueblo colombiano, puesto que en esa criminalidad de cuello blanco ha reincidido contra valores esenciales de nuestra sociedad.
Se supone que ese beneficio obtenido debe servir para denunciar hacia arriba y desmantelar desde sus cabecillas las estructuras criminales. Pero Emilio Tapia, ¡lo aprovechó para reciclarse!
Así es. En muchos casos, no en todos, son unos probados reincidentes esos beneficiarios de los principios de oportunidad.
Pero lo que eso significa también es que en el país vivimos enfurecidos y hastiados por la corrupción de los funcionarios públicos, pero hay una corrupción que galopa al mismo ritmo, que es la corrupción privada...
Y para prevenirla y sancionarla se debe mantener el delito de concusión y por supuesto el cohecho por dar u ofrecer, que en Colombia tiene una pena bien elevada. Creo que esa sensación de corrupción es legítima, pero también ahí le tengo una crítica al propio Estado, incluso a los medios, a los que hacen generalizaciones infundadas contra servidores públicos. En muchos casos se cometen injusticias, cuestionando a funcionarios honestos. Por eso, muchos jóvenes preparados, estudiosos, no quieren ser funcionarios públicos, por ese tipo de juicios perversos, sin que yo esté negando los altos niveles de corrupción de nuestro país. Pero hay casos en los que a quien lucha contra la corrupción se le cuestiona por los corruptos, lo que se llama el character assassination, que es el debilitar el buen nombre de ese funcionario para que no denuncie más.
¿Cabe ahí el caso de la exmintic Karen Abudinen?
Si ella va a visitar unos días a unos amigos en Washington, inventan que se está fugando del país
Por supuesto. Si ella va a visitar unos días a unos amigos en Washington, inventan que se está fugando del país y pidiendo asilo en los EE. UU. Una citación de la Corte para investigar si aforados la llamaron para frenar la caducidad a Centros Poblados no es una investigación contra ella, todo por denunciar el acto corrupto.
Eso quiere decir que ella volverá en los próximos días al país...
Claro, desde que compró el tiquete lo hizo para regresar esta semana, y acudirá a la Corte con sus pruebas.
Como penalista, le voy a preguntar sobre las grandes controversias judiciales del momento. ¿Qué opina de la investigación de los Pandora Papers? ¿Usted cree que en Colombia los ricos no tributan?
En Europa, por ejemplo, la evasión es un delito que no se extingue con el pago de una multa
Grandes grupos económicos no tributan en Colombia aunque generen su riqueza aquí. Y otros empresarios, a quienes atacan muy fuerte, sí tributan y sostienen económicamente el país cumpliendo un rol intachable. En Colombia se presenta una laguna de punibilidad en el delito de evasión fiscal. Si se paga la multa en Colombia, simplemente se extingue la acción penal. Entonces las personas apuestan a si los cogen o no los cogen, porque la máxima sanción es pagar la multa, y al final no habrá prisión por ese tema tributario. En Europa, por ejemplo, la evasión es un delito que no se extingue con el pago de una multa.
¿Usted insiste en cárcel para los evasores?
Claro, para crear una cultura tributaria. Por supuesto, también hay que seguir la lucha contra la corrupción, porque no hay cultura fiscal cuando el ciudadano sabe que esos impuestos que está pagando tendrán un destino en los bolsillos de los corruptos. Y a propósito de ese tema, me llama muchísimo la atención cómo grandes corruptos, apellidos asociados a la corrupción, hoy se están camuflando como de izquierda para protegerse, cuando todo el país sabe que han navegado años en la impunidad bajo la sombrilla del régimen de turno. Han pasado por todos los gobiernos, no me meto con nombres, pero el país sabe a quiénes me refiero...
El líder más reconocido de esa izquierda que menciona, según las encuestas, es el doctor Gustavo Petro. ¿Sugiere que hay gente que lo apoya para beneficiarse de su teflón?
Están convencidos de que va a ganar, y si los encarcelan, dirán que es un tema ideológico
Así es, a Petro se le están arrimando políticos totalmente identificados, compenetrados y profundizados en los niveles más corruptos de la istración pública colombiana. Están convencidos de que va a ganar, y si los encarcelan, dirán que es un tema ideológico. Yo creo que la izquierda honesta, romántica, que es la gran mayoría de su gente, tiene identificados quiénes son y debe sentir rechazo y repudio por esta mimetización de esos personajes de la corrupción histórica, de la que hablaba Jorge Eliécer Gaitán.
¿Qué opina de ese esfuerzo del Congreso, insólito, por rebajarles las calidades profesionales a las personas que aspiran a ser fiscal, contralor o procurador? Es decir, que salga bien barata esa aspiración, con lo que no llegarán los mejores y más preparados, sino cualquiera que pueda remendar la experiencia de su hoja de vida en la rama del derecho con parchecitos de actividades varias...
Coincido totalmente, es un gran absurdo lo que está haciendo el Congreso de la República. Un fiscal general y un procurador general necesariamente deben ser abogados, pero no cualquier abogado. Sino altamente calificados, académica y profesionalmente. Hoy día la figura del compliance de los gobiernos corporativos, la figura de la criminalidad de la empresa, los temas de delitos medioambientales, fiscales, tributarios, financieros, requieren una altísima formación académica de un fiscal general, por supuesto, con unas bases jurídicas y formado en la filosofía del derecho.
Se busca también que los juzgue otra vez la Comisión de Acusación, con lo que perdemos esa batalla que dimos durante tanto tiempo para que el fiscal, el procurador, el contralor, tengan quién los juzgue…
La justicia debe generar confianza en los ciudadanos. El bien jurídico, istración pública, tema que trato en mi nuevo libro, se basa precisamente en la confianza que tenemos los particulares en nuestros servidores públicos. Y por ahí arranca el problema. Nadie cree en la Comisión de Acusación.
¿Cree que el expresidente comerá natilla tranquilo esta Navidad?
Por orden del juzgado tenemos prohibición de pronunciarnos, en ningún sentido.
¿Qué opina del caso Saab?
Soy irador y respetuoso de la justicia americana. Es un sistema judicial garantista, efectivo, modelo. Hoy, el mundo del derecho mira siempre hacia las figuras jurídicas procesales lideradas por Alemania y por los Estados Unidos, de tal manera que creo que este caso va a tener consecuencias para nuestro país, y espero que sean muy favorables.
Como penalista, le pregunto por el abogado que defendió al doctor Saab, y sobre quien han caído rayos y centellas, porque incluso lo están culpando de su fuga de Colombia. El doctor Abelardo de la Espriella lo niega, y ante los ataques sostiene que él es abogado defensor y que eso es lo que hacen los abogados defensores...
No considero ético pronunciarme sobre roles de abogados. Pero, por supuesto, la función del abogado es defender y, digamos, no se puede confundir al abogado con el defendido, ni las conductas del uno con las del otro.
¿Cómo califica el papel de los medios de comunicación en todo este tejemaneje de la corrupción en Colombia? ¿Hemos estado a la altura para señalarla, perseguirla, denunciarla?
No se puede generalizar. Hay medios absolutamente ejemplares en su comportamiento, especialmente los escritos. Aunque tengo mis críticas al periódico El Espectador, por su subjetividad, apasionamiento, injusticia y falta de objetividad en el tratamiento de las investigaciones. En el resto de medios, formales o informales, hay grandes investigadores que le han hecho mucho bien y prestado grandes beneficios a la justicia colombiana. Resalto la Unidad Investigativa de EL TIEMPO. Resalto periodistas de Semana. Pero también hay otros a los que se les nota un sesgo político en el tratamiento de sus noticias. Por ejemplo, en el gobierno de Juan Manuel Santos, donde sucedieron hechos de corrupción muy grandes, guardaron ocho años de silencio y ahora vienen a simular independencia y lucha contra la corrupción.
El turno es mío. (Risas). No considero ético pronunciarme sobre roles de colegas. Para terminar, hablemos de política. Es bien conocida su cercanía con el doctor Álvaro Uribe. ¿Usted por quién votaría hoy?
Creo que la persona que interpreta a los seguidores del presidente Uribe en este momento es María Fernanda Cabal. Una señora capaz, con carácter, transparente, absolutamente honesta, combativa, que tiene el carácter para enfrentar las grandes dificultades que ofrece nuestra sociedad. Fuera del Centro Democrático, Enrique Peñalosa es otro gran candidato, con una experiencia en istración ya probada, dos veces alcalde de Bogotá. Gran ejecutor, un hombre limpio. Y hay otros buenos nombres.
MARÍA ISABEL RUEDA
Especial para EL TIEMPO
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