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Entrevista
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ONU se mantiene: en 2023, la productividad de cocaína se disparó a más de 2.600 toneladas
Candice Welsch, jefe regional de la Oficina contra la Droga y el Delito, habló en entrevista con EL TIEMPO.
Candice Welsch, directora regional de la Unodc. Foto: Milton Díaz/El Tiempo
El cálculo que se hizo en el más reciente informe del Sistema Integrado de Monitoreo de Cultivos Ilícitos (Simci) que no le gustó al Gobierno, el presidente Gustavo Petro dijo en noviembre que le generaba dudas la cifra del aumento de la productividad de la hoja de coca, fue ratificado por la ONU.
La Oficina contra la Droga y el Delito de Naciones Unidas (Unodc) ha seguido el comportamiento de las rentas ilícitas de los grupos armados y mostrado la tecnificación a la que han llegado. Y en esa línea arrojaron en su último informe que la situación alcanzó su punto máximo en 2023, año en el que la productividad potencial de cocaína llegó a los 2.664 toneladas, mientras que el área sembrada con cultivos de coca, al 31 de diciembre de ese año, fue de 253.000 hectáreas.
EL TIEMPO habló con Candice Welsch, representante regional de la Unodc sobre la magnitud de los narcocultivos y las opciones del Gobierno para hacerle frente. Cree que la cooperación internacional, principalmente de Estados Unidos, es fundamental en la lucha contra las drogas que ha emprendido Colombia.
Ha habido polémica y alguna molestia en el Gobierno por la cifra de productividad de cultivos de coca, que creció más del 50 por ciento en 2023. ¿Esa cifra se va a mantener?
Sí. El informe final va a explicar un poquito cómo calculamos esta cifra, pero la cifra misma no va a cambiar.
Candice Welsch, directora regional de la Unodc. Foto:Milton Díaz/El Tiempo
¿Y qué explica entonces la diferencia entre el aumento de los narcocultivos, que fue del 10 por ciento y la de la productividad, que fue del 53 por ciento?
Hubo muchos cambios en el nivel de productividad en los últimos años. Hemos visto enclaves productivos donde hay una productividad de hasta 14 toneladas por hectárea y hace cinco años el nivel en el país en general fue seis toneladas por hectárea. El cambio fue más fuerte en enclaves productivos que ya hemos identificado, especialmente en la zona del Pacífico y en la frontera con Ecuador. Lo que vimos fue esa continuidad de la tendencia que hemos observado en los años recientes de tener una agroindustrialización de la producción de coca en el país.
¿Qué precisiones metodológicas van a hacerle al Gobierno?
Le vamos a explicar lo que significa potencial y por qué no podemos hablar de producción real. Con todos los negocios ilícitos es muy difícil la medición exacta. Por ejemplo, hicimos un estudio este año para detectar si todos los cultivos fueron cosechados y detectamos que había más o menos 10 por ciento que no se recogieron. Esto va a tener un impacto en la producción real, pero es muy difícil de calcularlo. Entonces estamos usando el término producción potencial que es también el estándar internacional. Lo hacemos con todos los tipos de cultivos de drogas, pero vamos a explicar qué significa este término. El Gobierno está interesado en si podemos dar más información en el futuro. Por ejemplo, decir si había zonas no cosechadas, o tener en cuenta las incautaciones. Pero para todo eso necesitamos mucha más información.
El Gobierno ha hecho énfasis en la incautación, que ha venido creciendo. ¿Consideran ustedes que olvidarse de erradicar o sustituir es una estrategia adecuada?
Creo que se necesita una respuesta integral. Obviamente, las incautaciones son muy importantes, porque esta es la manera de asegurar que esta cocaína no entre a mercados ilegales. Pero es igualmente importante pensar en los cultivos. Hemos visto que la erradicación voluntaria, con programas de desarrollo alternativo, es más sostenible en el tiempo. Pero creo que la erradicación puede ser una parte importante de la respuesta.
Hemos visto que la erradicación voluntaria, con programas de desarrollo alternativo, es más sostenible en el tiempo.
candice welschDirectora regional de la Unodc
Erradicación de coca. Foto:Jaiver Nieto. EL TIEMPO
El Gobierno había planteado la propuesta de comprar la coca para mermar el mercado criminal, ¿qué opina al respecto?, ¿cree que esto podría disparar los cultivos?
Creo que eso es algo importante que debemos considerar, y estamos tratando de implementarlo en nuestros programas de desarrollo alternativo, porque no queremos crear estos incentivos perversos, ¿verdad? Hemos visto que, después del Acuerdo de Paz, hubo un aumento en los sembrados porque la gente pensaba: ‘Si tengo más coca, voy a obtener más beneficios’. Por eso estamos tratando de implementar programas que no solo se enfoquen en las personas que cultivan coca, sino también en aquellas que han decidido no sembrarla. Así, ellos también pueden tener un beneficio, porque si no, no hay un incentivo para no sembrar.
¿Quiénes cultivan coca en Colombia?, ¿cuál es su perfil?
Hay perfiles diferentes y es algo que hemos destacado en los informes. Están los campesinos, pero en los sitios de mayor concentración hemos visto algo totalmente diferente. Es una producción industrial a veces muy sofisticada. Incluso usan drones para fertilizantes y pesticidas. Si viven en un territorio que está totalmente controlado por el crimen organizado, es difícil hablar de esto como la producción campesina. En zonas donde hay enclaves de producción muy fuertes, creo que el Gobierno tiene que tener una respuesta que viene de la mano con seguridad. Los campesinos viviendo en estas zonas no tienen muchas opciones. Hay que tener un enfoque diferencial según las necesidades de cada territorio.
¿Qué participación en la economía tiene la industria de la coca?
Había un municipio donde casi el 60 por ciento de la economía era producto de este mercado ilícito. En todo el país, creo que es cerca del 3 o 4 por ciento, pero hay municipios con una participación muy alta, y creo que esto es clave. Cuando pensamos en la respuesta, también hay que considerar si hay una independencia total en estas zonas. Si erradicamos todos los cultivos mañana, las consecuencias para esos municipios serían enormes. Este aspecto es algo que siempre tratamos de incluir en el informe.
Cocaína embalada. Foto:Guardia Nacional de México
¿Es posible lograr la paz con 253.000 hectáreas de coca?
Entiendo que la respuesta solamente militar o policial no va nunca a ser suficiente, esto es claro. La idea es tratar de buscar otras soluciones, que pueden ser negociaciones de paz total o también de desmantelamiento. Pero por otro lado sabemos lo que está pasando y es que el Gobierno debe llegar a acuerdos con los grupos para que acepten desmantelarse. Pero es importante que el Gobierno pueda tener esa fuerza de entender dónde están todas las ganancias ilícitas, porque todos los grupos armados organizados están metidos con este negocio.
¿Qué tanta apertura han identificado del mercado legal de la hoja de coca en Colombia?
El Gobierno está explorando maneras de permitir su uso en ciertos productos, pero hasta ahora no hay avances significativos. En Bolivia existe un mercado legal debido a su tradición indígena en el uso de la hoja de coca. Aquí, en cambio, es mucho más limitado. Sé que hay ideas de explorar su uso en fertilizantes, por ejemplo. Sin embargo, es muy importante que en esta cadena estemos seguros de que ese alcaloide no va a ser transformado en cocaína.
¿Ustedes tienen algún cálculo de cuántas personas están pasando por el Darién y cuánta plata mueven las redes de migrantes?
Son más o menos 60 millones de dólares solamente para el ‘clan del Golfo’. A nivel global hay unos flujos cada vez más y más grandes. Lo hemos visto aquí también en la región, que comenzó con el éxodo venezolano pero luego se extendió hasta el paso por Chile de haitianos o venezolanos. Otra cosa que me preocupa es que hubo igualmente un gran número de extranjeros de África y de Asia. Y esto para mí muestra que hay una alianza de las redes de tráfico ilícito de inmigrantes globales, con los grupos criminales de aquí. Eso es algo nuevo.
Presidente Gustavo Petro. Foto:Captura de pantalla Presidencia
¿Qué está pasando en Ecuador y cuál es la relación que hay con el narcotráfico en Colombia?
Lo que vemos ahora en Ecuador no es nuevo. Durante años ha habido flujos de narcotráfico en el país, pero ahora han causado una explosión de violencia por parte de los grupos locales. Creo que una de las causas, como vimos en el censo, es la concentración de la producción de coca en la parte de la frontera con Ecuador. Este es un país mucho más pequeño, que no tenía estos problemas, por lo que no tiene la misma capacidad que Colombia para enfrentar el fenómeno.
También hay un tema de tráfico y transporte de cocaína, que es mucho más sencillo desde el lado ecuatoriano. Las carreteras son mejores en Ecuador que en Putumayo, por ejemplo. La gasolina es más barata en Ecuador, y el tráfico por las fronteras y los ríos es mucho más fácil, lo que promueve el paso de la droga de un lado a otro. Otra parte del problema es el efecto bomba: cuando hay presión en los puertos de Colombia, se dispara en Guayaquil. Eso lo tenemos más que identificado.
¿De qué forma se han redistribuido los países latinoamericanos la cadena del narcotráfico?
Las rutas de tráfico están mucho más complejas ahora. Antes era de Colombia al norte, pero ahora hay rutas en todos los países de la región. Los grupos están buscando constantemente nuevos caminos. Países como Paraguay y Uruguay, por ejemplo, han registrado un aumento en las incautaciones de cocaína en los últimos años. No hay un solo país en la región que no esté afectado. Europa sigue siendo el mercado más importante, pero también hay un creciente interés en Asia, Australia y África. Los precios más altos, según se estima, están en Arabia Saudita, así como en Asia y Australia.
¿Y esas redes que manejan ese narcotráfico internacional siguen siendo colombianas?
No. Están más enfocados en el trabajo conjunto de muchas redes transnacionales.
La ministra de Justicia, Ángela María Buitrago, y Candice Welsch. Foto:Cortesía
¿Qué han observado del mercado interno?
Las cifras que tenemos para 2022, que son las más recientes, indican que había 23,5 millones de consumidores de cocaína. Casi 5.000 de ellos están en Sudamérica. Creo que muchas veces esto se olvida, que al final hay un mercado en el país, en el Cono Sur y en Brasil muy fuerte. Y muchas veces no hay suficiente atención en cómo prevenir esto o cómo asegurar el a tratamiento.
¿Qué conocen de Venezuela y su influencia en todas estas cadenas criminales?
La producción en Colombia está en la frontera sur con Ecuador, pero también hay una producción importante al lado de Venezuela. Y tenemos muchos programas de desarrollo alternativo y otros en esta zona. Entonces, obviamente hay involucramiento, pero no tengo muchos más detalles que esto.
¿Cuál es la radiografía de las otras rentas criminales?
El crimen no es solo el narcotráfico. En la región, otra de las ganancias ilícitas proviene de la minería ilegal. El ‘clan del Golfo’ ahora controla el Darién porque también hay muchas utilidades en el tráfico de migrantes. Y ese es uno de los grandes desafíos. Cuando pensamos en Ecuador, durante muchos años hubo altos niveles de corrupción que no fueron visibles, pero ahora que el Estado ecuatoriano está tratando de enfrentar al crimen organizado, se nota su debilitamiento. Por eso, cuando pensamos en la respuesta, esta debe ser integral.
Imagen del tapón del Darién. Foto:Jaiver Nieto / CEET
Frente a la cooperación internacional, ¿puede ser exitosa la lucha contra el narcotráfico sin el apoyo de Washington?
Justamente hablaba con las autoridades británicas sobre el tema. Es sumamente importante tener este tipo de cooperación porque es un desafío internacional. Colombia puede hacer todo lo posible, pero sola nunca va a poder enfrentar un problema de esta magnitud.
Sara Quevedo y Jhon Torres - Justicia - @JusticiaET