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Cultivos de coca: por qué las cifras de EE. UU. superan a las de ONU
Se revisarán metodologías que se utilizaron con el fin de armonizarlas para la próxima medición.
El cultivo de coca, la planta utilizada para producir cocaína, se redujo por área en Colombia por primera vez desde 2012, aunque sigue siendo extenso, dijeron las autoridades estadounidenses el 26 de junio de 2019. Foto: Luis Robayo / AFP
La metodología que usan las dos principales mediciones de los cultivos ilegales en Colombia explicarían las diferencias que se evidenciaron esta semana en el número de hectáreas con sembradíos de coca en el país encontrado el año pasado.
Mientras que el Sistema Integrado de Monitoreo de Cultivos Ilícitos (Simci) de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC) reveló una disminución del 7 por ciento en las hectáreas cultivadas con coca en el país, el viernes se conoció un informe de la Casa Blanca que documentó un incremento cercano al 15 por ciento en la expansión de dichas siembras.
Más que la tendencia al alza y a la baja, lo que causó preocupación fue la disparidad entre las hectáreas de coca que cada uno de los estudios registró: 143.000 el Simci, frente a 245.000 del Gobierno estadounidense.
Aunque ambas mediciones corresponden al 2020, se trata de una diferencia de 102.000 hectáreas (poco más de tres veces el área urbana de Bogotá). Es decir, según el conteo de la Casa Blanca, hay 71 por ciento más coca que la reportada por la ONU.
A eso se suma que las estadísticas del país norteamericano rompen una tendencia a la estabilización de las siembras que se venía registrando desde el 2017.
Según la Casa Blanca, en 2020 hubo 102.000 hectáreas más que en el conteo de Simci. Foto:Infografía EL TIEMPO
De acuerdo con el embajador de Estados Unidos en Colombia, Philip S. Goldberg, la diferencia estaría asociada a la metodología que se sigue para hacer cada medición, e incluso al periodo del año en que se habría realizado el estudio.
En lo que sí coinciden los dos conteos es en que el año pasado hubo un incremento en la producción potencial del alcaloide. Según la Casa Blanca, el aumento fue de 936 toneladas métricas en 2019 a 1.010 en 2020, lo que significa un crecimiento del 7,9 por ciento en este conteo.
Por su parte, el Simci señaló que, no obstante la reducción del área sembrada, la producción de clorhidrato de cocaína pura alcanzó 1.228 toneladas el año pasado (8 por ciento más que en 2019, cuando se habrían producido 1.137 toneladas métricas).
Tras conocer la medición de Estados Unidos, el Gobierno Nacional indicó que los técnicos de ambos países y de las Naciones Unidas revisarán los datos “para identificar aquellos criterios metodológicos necesarios para armonizar para el próximo ciclo de medición”.
El porqué de la disparidad
Luis Felipe Cruz, investigador del Centro de Estudios de Derecho, Justicia y Sociedad (Dejusticia), coincide en que un elemento que explicaría la disparidad en las cifras es la metodología empleada.
av Foto:Archivo EL TIEMPO
Lo cierto es que la cifra que Colombia toma como oficial para formular su política de lucha contras las drogas no es la producida por la Casa Blanca, sino la del Simci de la ONU.
Mientras que esta última, según se sabe, se basa en un censo que cubre todo el territorio con influencia de cultivos de coca, Estados Unidos hace un muestreo probabilístico que cubre solo un porcentaje.
Para entender mejor el aumento en la productividad, Cruz retoma un fenómeno que se presentó durante la década de los 2000, cuando se implementaron las aspersiones con glifosato.
“Los campesinos se vieron drásticamente obligados a reducir la extensión de sus cultivos, y eso los llevó a aumentar la productividad a partir de estrategias como implementar otras variedades más resistentes y con cosechas más rápidas o usar mayores insumos en el momento de producir la pasta base. Y, a su manera, las personas que controlan el tráfico de cocaína también suelen mejorar sus procedimientos para aumentar la productividad”, dice el experto de Dejusticia.
El analista del Cauca Walter Aldana, de la Fundación Paz y Reconciliación, explica que desde 2018 se implementaron en ese departamento variedades como la chipara, la pajarita y la guayaba, con resultados superiores.
“Mientras que variedades como la boliviana o la tinga generaban dos cosechas al año y unas 350 arrobas de hoja de coca por hectárea, las nuevas pueden dar hasta cinco o seis cosechas, y pueden producir 500 arrobas en esa misma extensión, lo que, por supuesto, implica que se pueda producir mayor cantidad de pasta base”, dice el experto.
Aldana pone de relieve que a la discusión por la disparidad en las cifras se le debe agregar un elemento: la erradicación forzosa. “Si el 2019 el Simci identificó 154.000 hectáreas de coca y en 2020 el Gobierno aseguró haber erradicado 130.000, significa que solo quedarían 24.000. Pero cuando llega el nuevo reporte, la cifra alcanza las 143.000, por lo que es pertinente analizar la efectividad de la estrategia”.
Entre tanto, el Gobierno asegura que hay “una oportunidad de redoblar esfuerzos hacia nuestro objetivo común de poner fin a esta destructiva economía ilícita. Colombia y Estados Unidos reconocen que problemas complejos como el narcotráfico requieren soluciones a largo plazo y una respuesta de política integral”.