a espera de toda una vida del nuevo monarca para acceder al trono del Reino Unido se oficializa de forma simbólica el 6 de mayo de 2023, en la Abadía de Westminster, con su coronación. Su nombramiento es el resultado de un devenir de hechos que
a espera de toda una vida del nuevo monarca para acceder al trono del Reino Unido se oficializa de forma simbólica el 6 de mayo de 2023, en la Abadía de Westminster, con su coronación. Su nombramiento es el resultado de un devenir de hechos que han ocurrido
han ocurrido desde hace más de doce siglos y con los que han cargado los de la familia real.
desde hace más de doce siglos y con los que han cargado los de la familia real.
A Carlos III lo anteceden 61 reyes que pertenecieron a ocho
Casas Reales, las cuales se conformaron a lo largo
de 1.220 años de historia monárquica.
La familia real británica no recibe una herencia propiamente dicha, ya que gran parte de sus propiedades y finanzas son propiedad de la Corona.
Estos objetos sagrados y seculares se utilizan cuando el monarca asume el trono y simbolizan su servicio. Se exhiben en la Torre de Londres y forman parte de la Colección Real. El rey los tiene en custodia, como representación de la nación.
urante su investidura, Carlos III usará las mismas prendas que sus antecesores desde 1821, incluyendo el Colobium Sindonis, la Supertúnica, el Manto Imperial, el cinturón de la espada de coronación y el guante de coronación que usó su abuelo Jorge VI. La coronación del nuevo rey sigue una mezcla de rituales y ceremonias antiguas, que datan de
antes de la conquista normanda, con modificaciones e innovaciones modernas. Los actos principales incluyen el reconocimiento, el juramento, la unción con óleo santo, la coronación y presentación de las insignias, y el homenaje de los pares del reino.
La del 2023 será inédita: hace 70 años el mundo no había sido testigo de una ceremonia como esta en el Reino Unido. Y eso significa que, como ha pasado a lo largo de la historia, tendrá modificaciones. Cuando se revisan registros de la coronación, se resaltan cambios notorios, como que el banquete y el desafío del campeón real, que era una de las partes más coloridas, fuera descontinuado por Guillermo IV en 1831, o que durante la ‘Commonwealth’ en 1649, casi todas las insignias originales fueron destruidas, por lo que se crearon réplicas para la coronación de Carlos II en la Restauración.
Uno de los focos en el evento está en la corona de San Eduardo que usará el nuevo monarca. Cuenta con varias joyas importantes, como la Cruz de San Eduardo, forjada en oro, y otras piedras preciosas únicas en la parte superior: el Zafiro del Príncipe Negro, un zafiro ovalado que se encuentra en el centro de la cruz; las cuatro Perlas de la reina Ana en los extremos; el Rubí del Príncipe Negro, y el Diamante del Jubileo, que se agregó a la corona en 2012, en conmemoración del Jubileo de Diamante de la reina Isabel II.
La corona imperial de Estado del Reino Unido, también conocida como la corona imperial de Victoria, se utiliza para el discurso del trono que el monarca hace en la Apertura del Parlamento, una ceremonia distinta a la de la coronación. Es una versión liviana de la de San Eduardo, creada en 1839 para la reina Victoria. Está adornada con 2.868 diamantes, 273 perlas, 17 zafiros, 11 esmeraldas y cinco rubíes. Las tres gemas que se destacan son el zafiro de los Estuardo; el Cullinan II de 317 quilates, que se extrajo de una piedra de 3.601 quilates encontrada en África en 1905, y fue un obsequio del gobierno de Transvaal (Sudáfrica) a Eduardo VII en 1907, y el rubí de Don Pedro I de Castilla o del rey Bermejo de Granada, de 170 quilates. A esa corona se le hicieron algunas modificaciones en 1937 por orden de Jorge VI.
Además, entre los objetos y rituales históricos presentes en la ceremonia, se encuentran la Biblia, utilizada en la ceremonia desde la coronación de Guillermo y María I en 1689; la silla de coronación, hecha especialmente para Eduardo I y que cuenta con la Piedra de Scone, traída de Escocia en 1296, y la música ceremonial como el himno ‘Zadok the Priest and Nathan the Prophet’, compuesto por Georg Friedrich Händel para la coronación del rey Jorge II en 1727, una pieza integral.
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e los nombres que podía escoger Charles Philip Arthur George para su reinado, el nuevo monarca del Reino Unido decidió optar por Carlos y se convirtió en el tercero con ese rótulo en asumir el trono en la historia de la corona británica. Dos días después de la muerte de su madre, la reina Isabel II, el 8 de septiembre de 2022, Carlos III fue
proclamado de forma oficial como nuevo rey. Casi ocho meses más tarde, será coronado junto con su esposa, Camila, quien será la nueva reina consorte. Su reinado es histórico. Fue el heredero de la corona con más tiempo en servicio: cuando tenía 3 años, vio cómo su madre se convertía en monarca. Hoy, con 74 años, es el rey con mayor edad en acceder al trono.
Los anteriores Carlos fueron relacionados con acontecimientos trascendentales y polémicas. Carlos I fue ejecutado en 1649 acusado de traición en plena revolución inglesa, lo que le permitió a Oliver Cromwell —conocido como ‘Lord Protector’ y señalado de ser tirano y de ordenar violentas conquistas por su fanatismo religioso— de abolir la monarquía y convertir al país en una república.
El Protectorado, como fue conocido ese periodo, estuvo hasta 1659, cuando George Monck restauró la monarquía y el nuevo parlamento declaró que Carlos II —hijo de Carlos I— era el rey legítimo. El soberano fue recordado por ser el ‘monarca alegre’ y ser menos restrictivo con la cultura, las artes y las ciencias, como lo habían sido sus antecesores, pero también se volvió reconocido por sus hijos ilegítimos: antes de su muerte reconoció a 14 que tuvo con amantes y esposas de otros nobles.
El nuevo rey Carlos III ha sido resaltado por su filantropía y sus obras benéficas. Sin embargo, cientos de personas en el mundo lo tienen presente por su historia con Diana, la princesa de Gales, con quien tuvo a los príncipes Guillermo y Enrique. Ella era descendiente de dos hijos naturales de Carlos II: el duque de Richmond y el duque de Grafton, por lo que el siguiente en la línea de sucesión será el primer monarca que descienda de Carlos I desde la reina Ana de Gran Bretaña, la última de la casa Estuardo.
En 1981, Lady Diana y Carlos, entonces príncipe de Gales, se casaron. Lo que parecía un cuento de película, se terminó desdibujando por los problemas maritales. Cinco años después, a través de los registros de los medios de comunicación, el mundo fue testigo de la distancia entre ambos. En 1995, el Palacio de Buckingham informó que la reina Isabel II aconsejó un divorcio, algo que se hizo al año siguiente. El 31 de agosto de 1997, Diana murió en un accidente de tránsito en un túnel, en París.
Esa historia de contrastes es solo una de las tantas que se conocen y están inmersas en el árbol genealógico de la familia británica. Una mirada en retrospectiva dan cuenta de momentos como la icónica abdicación de Eduardo VIII por amor —que le dio paso a su hermano Jorge VI de asumir el trono y después a su sobrina Isabel II—; el establecimiento de la Ley de Instauración para excluir la posibilidad de que un católico fuera monarca de nuevo; la insaciable búsqueda de un hijo varón de Enrique VIII con seis esposas, incluida Ana Bolena, a quien decapitaron tras ser acusada de supuesto incesto y adulterio; la Guerra de las dos rosas, entre las casas Lancaster y York para quedarse con el trono, entre otros.
Los claroscuros de la realeza británica se narran en el linaje del nuevo rey Carlos III. Y por eso su reinado es inédito. Es una mezcla entre un pasado inevitable y unos retos de un presente diferente y nunca antes visto. La monarquía del Reino Unido se enfrenta a mantener su legitimidad y reputación, sobre todo en la Mancomunidad. El hecho de que las excolonias y los protectorados sigan respetando la figura del monarca es uno de los principales desafíos, aún más cuando territorios como Antigua y Barbuda, Jamaica, Australia y Nueva Zelanda han expresado su intención de convertirse en repúblicas.
Eso se suma a los deseos de un sector político de Escocia que busca un referéndum de independencia, algo que ha tenido varios reveses desde Londres. Sin embargo, la brecha de la población escocesa que se adhiere a tales aspiraciones se amplía cada vez más.
La legitimidad también dependerá de cómo el nuevo monarca solvente los cuestionamientos de algunos sobre la necesidad de mantener la institución, un señalamiento que ha cobrado relevancia en nuevas generaciones y en redes sociales, sobre todo después del Brexit y la pandemia, y los escándalos que han rodeado su vida personal y la de su familia, desde la posición sobre la Corona británica del príncipe Enrique y su esposa, Meghan —duques de Sussex—, hasta las presuntas relaciones del príncipe Andrés con Jeffrey Epstein y demandas de abuso sexual.
Investigación histórica:
Sandra Rojas, Katherine Orjuela
Diseño e infografía:
Sandra Rojas, Katherine Orjuela, Sebastián Márquez
Ilustración:
Leonardo Parra
Periodista Reportajes Multimedia:
David Alejandro López Bermúdez
Maquetación:
Carlos Bustos, Norman Jaimes
Fuentes:
The Oxford Illustrated History of the British Monarchy, Oxford University Press; Historia de Inglaterra, André Maurois; Royal.uk/royal-family; ‘Fit for the Queen: Every Royal Residence In the UK; Mapped’ QuickQuid; ‘Rise and Fall of the British Empire’ Ollie Bye.
Fecha de publicación: 5 de mayo de 2023