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Claudia López habla de sus discrepancias con Gustavo Petro por el metro y de TransMilenio por la 7.ª

Claudia López

Claudia López Foto: EL TIEMPO

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La candidata a la alcaldía de Bogotá, Claudia López, dice que ni por ganarse el apoyo de Petro está dispuesta a "la locura de dejar a Bogotá sin plata para el metro", y con pleitos y demandas multimillonarias. “Mi meta es una red de tres metros, de escala regional, no solo dentro de Bogotá, consolidando un metro pesado con dos metros ligeros. Esa será la base del sistema de transporte público de Bogotá”, dice.
Petro sostiene que hicieron un acuerdo para una alianza, y que usted lo rompió…
No es así. Respeto mucho a Gustavo, y sí, es cierto que durante varios meses, diferentes fuerzas alternativas queríamos en Bogotá y en todo el país llegar a acuerdos programáticos para candidaturas únicas.
¿Llegaron a esos acuerdos programáticos?
Sí. A uno muy serio que hicimos público hace quince días, con Luis Ernesto Gómez, joven maravilloso de la nueva política; con Jorge Rojas, que venía de Colombia Humana; con Celio Nieves, a quien conozco desde chiquita, maestro como mi madre, miembro de Fecode.
Jorge Rojas se devolvió a donde Petro. Pero María Mercedes Maldonado no acepta la candidatura de Hollman Morris…
No es que esté en mi campaña. Se fue de Colombia Humana por un tema de principios, porque las mujeres no aceptan, con razón, creo yo, que un movimiento progresista que tiene dentro de sus principios y estatutos la no tolerancia absoluta con las violencias contra las mujeres escoja como candidato a una persona que tiene tres denuncias por abusos a mujeres, entre ellas su exesposa. Por eso se están yendo varias mujeres de Colombia Humana, con razón y con dolor, diría yo, decepcionadas de un acto de incoherencia tan flagrante.
Espero que Colombia Humana siga siendo un proyecto de izquierda muy constructivo
¿Cree que es injusto que Petro insinúe que usted lo que quería era quedarse con apoyos suyos muy importantes?
Totalmente. Al contrario. Mi llamado todos estos meses ha sido a que escojamos lo que nos une y no lo que nos divide. No hay una acción mía tratando de sonsacarme a nadie. Espero que Colombia Humana siga siendo un proyecto de izquierda muy constructivo. Y que el Verde, que es el proyecto que yo decidí construir, siga siendo una fuerza de centro.
¿Cuál es el pleito de fondo con Petro? Él sostiene que el acuerdo con usted se basaba en dos puntos básicos: la política de seguridad en la inclusión social de la juventud y el metro subterráneo. ¿Sobre el primer punto con los jóvenes hay algún desacuerdo?
¿Quién lo va a tener…? ¿Usted tiene algún problema con eso? Yo tampoco. Sobre el segundo punto sí tenemos una gran diferencia.
¿En que él le exige apoyar el metro subterráneo?
Vea: Estoy de acuerdo con Petro en que el metro subterráneo es la mejor opción para Bogotá. Por algo, nueve de diez metros en ciudades comparables son subterráneos tienen menor impacto urbanístico, auditivo, permite mayor desarrollo.
Pero a Peñalosa no le pareció…
No solo no le pareció, sino que de manera muy irresponsable botó nuestros impuestos a la caneca, porque los estudios del metro subterráneo los había hecho Petro.
¿Pero usted sí cree que Peñalosa sea capaz de botar unos estudios factibles, solo porque eran de Petro?
Lo hizo. Pero el punto central es este: llevamos 56 años esperando la primera línea de metro, Bogotá está trancada y congestionada. Mi principal desacuerdo con Peñalosa es dejar por fuera de la primera línea del metro a Suba y Engativá. Peñalosa nos tumbó esta mitad, y dejó el diseño en la 72 con Caracas. ¿Para qué? Para hacer más troncales de TransMilenio, porque él es el único ser del planeta Tierra que cree que dos buses pegados de TransMilenio hacen lo mismo que un metro. Por eso yo creo que la gran victoria (que es lo que le traté de explicar a Gustavo. y él no acepta porque está obsesionado con que hay que tumbar el medio metro elevado y hacer el subterráneo, volver a perder cuatro años, botar la plata a la caneca) es reducir TransMilenio a sus justas proporciones, dejarlo como un complemento y no como un reemplazo del sistema de metro. Pero ahí no paran mis planes.
¿Cuáles más tiene en mente?
Voy a hacer la segunda línea de metro, es el Regiotram de Occidente, un metro de 25 mil o 30 mil pasajeros, usando la vía férrea que lleva 100 años tirada. Y lo tercero que yo empezaré a hacer desde el día uno es que de la Gran Estación a las 6 de la mañana, todos los días sale una locomotora vieja de hace 100 años en carbón, que se va por la línea de ferrocarril del norte, y llega hasta Chía, Zipaquirá y Cajicá, a dejar estudiantes. Con esa línea férrea podemos hacer el Regiotram del Norte, con trenes nuevos, eléctricos, y esa vía se puede completar hasta Soacha, porque hasta allá llegaba la línea del ferrocarril del sur.
¿De dónde va a sacar la plata?
No haciendo el TransMilenio por la 7.ª. Sobre esa vía vivimos los colombianos más acomodados, un millón de habitantes; hay 18.000 pasajeros hora/sentido. Dos de cada tres habitantes de Usaquén y Chapinero son de estratos 4, 5 y 6. En cambio, en Suba y Engativá hay dos millones y medio de colombianos, y 42.000 pasajeros hora/sentido, más del doble que sobre la 7.ª; y 2 de cada 3 habitantes de Suba y Engativá son humildes y trabajadores de estratos 1, 2 y 3. ¿Dónde suena lógico que hay que hacer primero el transporte masivo, en Suba y Engativá, o en la 7.ª? Y Peñalosa le quiere meter la bicoca –le quería, ya no pudo– de 2,6 billones de pesos al TransMilenio por la 7.ª. De ellos, el 30 por ciento que tiene que poner Bogotá serviría para completar el metro hasta Suba-Engativá.
¿Y qué pasaría con la 7.ª?
Quedaría plata para mejorar la 7.ª, 400 mil millones de pesos, para hacer los pasos a nivel, los subterráneos o soterrados que se necesiten para que no se arme el trancón en la 92 con 7.ª, en la 84 con 7.ª, y luego la 77… Entonces le digo yo a Petro: ‘Esta es nuestra gran victoria, red de tres metros, de escala regional, no solo dentro de Bogotá; consolidar un metro pesado, dos metros ligeros, como la base del sistema de transporte público de Bogotá’.
¿Qué le dice Petro?
Que metro subterráneo. Y yo le digo: ‘Vea, mi hermano, la discusión es que ya va en proceso la licitación con un cheque de verdad, no con un cheque chimbo como el que le dio Santos a usted. Con los estudios del Banco Mundial, del Banco Interamericano, con las pólizas hechas, todo hecho. Ese es el mérito de Peñalosa: no tiene el mejor diseño, pero sí tiene la plata, mi hermano, y eso no es cualquier bobada. Entonces, yo tengo dos límites para hablar de metro: uno, hay un cheque de 9,6 billones de pesos de la Nación; yo no voy a perder ese cheque. Y dos, yo no voy a ser la loca que se va a ir a la cárcel y va a condenar a Bogotá a demandas y pleitos, por revocar un contrato firmado. Punto. ¿Y frente a eso, entonces, tú qué propones?’ Y él dice, ‘no importa, si está firmado se revoca el contrato’.
¿Qué pasa en la cabeza de Petro con lo jurídico?
En la última reunión con él y Ángela María Robledo, le expliqué esta argumentación y me dijo que todas esas cosas legales lo tenían sin cuidado.
Caramba… Entonces podemos decir, Claudia, que la verdadera razón del actual distanciamiento no es Fajardo, sino es el metro…
Él lo ha dicho en todos los tonos, ‘no es Fajardo, es el metro’. Se lo digo de esta manera: yo, por Gustavo tengo un gran respeto, pero no estoy dispuesta a seguirlo en sus locuras. Punto.
Usted es disciplinada y estudiosa como pocos. Se le reconoce, como figura política de moda, que tiene la gran virtud de que se comunica muy bien con la gente. Pero a la hora de gestionar, ¿podemos preguntar si Claudia va a ser tan efectiva como habla?
Mucho más. No he llegado hasta aquí por hablar bonito ni por hablar duro, sino por producir resultados. La gente me conoce más en los últimos cinco años porque fui senadora, pero usted hace más de 20. He sido directora de Acción Comunal, alcaldesa local de Santa Fe. Sé lo que es recoger la basura en una localidad por la que pasan 2 millones de personas, prender la luz, ser jefe de policía, recuperar el espacio público en San Victorino, ofrecerle a la gente empleo formal. Por mis manos han pasado miles de millones de pesos y no se ha perdido uno. Llegué al Senado en un bancada de 5, en un Senado de 100, donde el ambiente no era exactamente el más sabrosito para mí, y sin embargo logré sacar 14 leyes de la república, entre ellas la ley de primera infancia, la que metió en cintura a las universidades de garaje, la ley para que tengamos pagos por servicios ambientales a nuestros campesinos, la ley probici. Cuando se me hundieron los proyectos anticorrupción, salí llorando del Congreso.
Pero no se cruzó de brazos…
No. Recogí cuatro millones de firmas y logramos que 11’700.000 colombianos votaran la consulta anticorrupción. Cuando la mafia nos levantaba a plomo y a bombas, ayudé a organizar el movimiento estudiantil por la constituyente. Sé trabajar en equipo. Sé hacer liderazgo y acción colectiva. Sé producir resultados y cuidar la plata. Yo sé gobernar a Bogotá.
También le critican que usted sea inconsistente. Que cambie mucho de aliados y posturas. Por las redes circulan videos en los que usted apoya a Peñalosa y en los que pide que lo revoquen. O en los que usted dice que la campaña de Santos es la más corrupta y luego termina apoyándolo para la reelección. Encontré un artículo suyo del 2005 en la revista ‘Semana’ en el que concluye, analizando ejemplos, que las volteretas políticas pagan… ¿Pagan?
(Ríe a carcajadas) Ese es el mundo de las redes sociales, que pueden recortar, editar, pegar y sacar de contexto. Voté por Santos porque era la forma más rápida y menos violenta de salir de las Farc, como en efecto pasó. Con Peñalosa trabajé hace 20 años, pero hace 5 se fue del Verde a Cambio Radical, por invitación de Carlos Fernando Galán, que fue su jefe de campaña en 2015. En el Verde apoyamos a Carlos Vicente de Roux, gran candidato que decidió renunciar. Hice campaña por Rafael Pardo porque me parecía que el sí sacaría a Bogotá de la pelea Petro-Peñalosa... Pero perdimos... Y acá seguimos en esa misma pelotera, que le ha hecho un daño infinito a Bogotá.
¿Y qué le pasó con Peñalosa?
No tengo ningún problema personal con él. Lo que pasa es que se quedó enterrado en la Bogotá de hace veinte años, en el urbanismo de hace cincuenta. Peñalosa no ha entendido que hay cambio climático, que hay que promover las energías renovables, que en vez de talar árboles hay que sembrarlos, que en vez de comprar buses con diésel hay que comprar buses eléctricos, que hay que relegar TransMilenio y tener metro.
Usted coadyuvó a una demanda ante el Consejo de Estado en la que se pedía parar la adjudicación del metro. ¿Eso fue para tirarse a Peñalosa?
No. Yo no hago las cosas por tirarme a nadie, y mucho menos a Peñalosa. Coadyuvé a la demanda porque la junta directiva Metro abrió la licitación inicialmente por $ 16,4 billones. El mismo día de la apertura, en la tarde, cambiaron a $ 13,8 billones, y dos semanas más tarde, la gerencia Metro dice en su Twitter que son $ 12,6 billones. ¡Tres cifras distintas en dos semanas de la licitación más grande e importante de la ciudad! Eso cuando menos denota improvisación. Que si se traduce en sobrecostos, asumiremos solos (porque así lo aceptó Peñalosa) los bogotanos. Mejor empezar bien que lamentar después, como nos pasó en Reficar o Hidroituango. Todos queremos una gran obra de movilidad, no una pesadilla de sobrecostos y corrupción.
El Consejo de Estado aceptó la demanda, y negó las medidas cautelares que paraban la adjudicación. Pero usted, en un comunicado posterior, dijo que jamás será un obstáculo para entorpecer la construcción del metro…
Cuidar nuestra plata no es entorpecer, me da mucha pena.
Pero eso se hubiera podido hacer, Claudia, sin necesidad de pedir que trancaran la adjudicación.
Una medida cautelar sí era necesaria para proteger los recursos públicos.
Y para que no se hiciera el metro…
No era para que no se hiciera. Era para que si esa entidad veía algo inminente, irregular de sobrecostos o corrupción, parara ya. ¿Qué nos acaba de decir el Consejo de Estado? Que no ve un riesgo así de inminente. Perfecto. Pues es una gran noticia.
¿No era una manera de dorarle la píldora a Petro con una demanda que le daba gustico porque paraba el metro de superficie?
No tiene nada que ver con Petro. Esta demanda, muy seria, muy sólida, la prepararon los concejales del Polo Democrático. Petro lo que quiere es tumbar el metro para hacer el subterráneo. Lo que sí le digo al Consejo de Estado es, ‘esta ciudad no puede manejarse con alcaldadas. Primero verifique que no hay corrupción. Segundo, certifíquenos el precio, porque no podemos tener tres valores distintos. Y tercero haga cumplir a este alcalde lo que dice el POT, y es que la primera línea de metro tiene que llegar completa hasta Suba-Engativá’.
En Bogotá matan por robar un celular. ¿En eso, el ciudadano de a pie va a sentir algún cambio al mes de la alcaldía de Claudia López?
Va a sentir que llegó una jefa de policía. En los últimos ocho años, a los dos alcaldes que hemos tenido, la seguridad les parece aburrida. Claramente no es tema favorito, ni de Petro ni de Peñalosa. Y resulta que en la alcaldía se puede delegar casi todo. La gerencia del metro, la gerencia de salud, pero no la jefatura de policía de la ciudad. Mientras yo sea alcaldesa, desde el día uno, la policía se me dedica a tres cosas: a capturar atracadores, a capturar narcos y jíbaros y sellar las ollas, tormento de los barrios; y tercero, a capturar violadores de mujeres y niños. Para que cuando los capturen no queden libres, la alcaldesa desde el día uno, gracias a la Secretaría de Seguridad que creó Peñalosa, gran acierto, pondrá a marchar fiscales de 24 horas, para que se puedan judicializar a tiempo y no se pasen las 36 horas de ‘habeas corpus’ y queden libres, y se recauden bien las pruebas. Desde el día uno llego a ponerle 300 mil millones de pesos a ese convenio, para que se pueda hacer. Y, además, tecnología. Tenemos 5.000 cámaras, de 23 tipos distintos. Superaremos ese cuello de botella tecnológico con uso más eficaz de las cámaras. Pero también hay corrupción en la Policía, y a eso hay que meterle el diente. Todo eso lo voy a hacer desde el día uno, no en un mes, pero sí en el primer año.
¿Qué va a hacer con los colados en TransMilenio?
Hay un problema de cultura ciudadana que tenemos que trabajar. Es un agujero negro para nuestros bolsillos brutal. Pero también tenemos que lograr que las puertas de las estaciones abran y cierren. Increíble que no hayan podido encontrar una tecnología en el mundo que logre eso.
¿Qué va a hacer con Uber y los taxistas?
Llevan cinco años, el Ministerio de Transporte diciendo que es ilegal, el Ministerio de las TIC que es legal, el uno dice que es una plataforma, el otro que es un medio de transporte, y ninguno lo regula y todos se lavan las manos. Y los taxistas amarillos, llevados del carajo, sí pagan impuestos de rodamiento, permiso uno, permiso dos, permiso tres. Yo le digo al Presidente, ‘mire, si no va a hacer, déjeme hacer. Denos a los alcaldes, al menos de las áreas metropolitanas, la facultad de regular ese transporte, de equilibrar los costos’. Yo creo que las plataformas tecnológicas llegaron para quedarse, pero que las usen también los de los taxis amarillos.
La pobreza y desigualdad en Bogotá son gigantescas. Ciudad Bolívar se lleva el terrible título de ser un mega- tugurio. ¿Usted qué va a hacer para quitarle ese título?
Sé lo que es vivir en Ciudad Bolívar. Mi familia tuvo su primera casa propia allí. Me demoraba yo dos horas entre un bus para llegar hasta el centro a mi universidad a estudiar. La pobreza no solamente está concentrada en Ciudad Bolívar y en el sur, en Usme, en San Cristóbal, en Bosa, sino también en el occidente; en Suba, Kennedy, Engativá. ¿Qué quiero yo? Mujeres y jóvenes educados que no dependan del subsidio de un político. Para que la gente pueda depender de su talento tiene que poderse educar, tener a bilingüismo, a jornada única, a educación superior gratuita pertinente, sin Icetex, como un derecho, no como una lotería.
Última pregunta. ¿Por qué usted y no Miguel Uribe, o Carlos Fernando Galán?
Prefiero que esa decisión la tomen los bogotanos. Competiré con ellos con argumentos, propuestas, ideas. Más bien les diría a los bogotanos quién soy yo. Soy la hija de una maestra, la hija de un hombre humilde de Cucaita, Boyacá, que apenas pudo terminar bachillerato. Soy la mayor de seis hermanos. A mí no me han regalado nada en esta vida. No sé lo que es tener un puesto por mi apellido ni por ser hija de, ni por tener una palanca política de nadie, todo me lo he ganado con mérito, con disciplina, con educación y con esfuerzo. Soy de una familia como la de cualquiera que está leyendo esta entrevista, nueve de cada diez familias en Bogotá y en Colombia son como la mía.
Cuando dice que usted no se ha ganado nada por un apellido, ¿está haciendo clara alusión a Turbayes y a Galánes?
No. Estoy hablándote de mí. Con la experiencia que me ha dado la vida, el conocimiento, las becas, y el carácter que he tenido, y el ejemplo de mis padres, aspiro a ser la primera alcaldesa mujer de Bogotá.
MARÍA ISABEL RUEDA
Especial para EL TIEMPO

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