Han pasado 19 años desde que las Farc realizaron un atentado con un carro bomba en el club El Nogal. 200 personas resultaron lesionadas y 36 fallecieron por las afectaciones de la explosión.
Bertha Lucía Fries, fue una de las personas que resultó lesionada en este hecho que causó consternación en el país. Y ahora, luego de atravesar diversas adversidades y ayudar a otras víctimas de la violencia, aspira llegar al Congreso.
¿Quién es Bertha Lucia Fries y cómo fue ese recorrido desde el atentado al club El Nogal hasta el momento en el que decide lanzarle a la política?
Yo soy víctima del atentado de las FARC al club El Nogal. A mí me cae una pared encima y me rompe las vértebras cervicales y mi diagnóstico inicial fue cuadriplejía. Quedé moviendo tres dedos. Nunca imaginé estar en un estado de estos después de ser una deportista de alto rendimiento.
Fueron años muy difíciles. En esa etapa yo odiaba a las FARC y pensaba ‘¿por qué yo? ¿Por qué los 36 muertos?’. Pero lo que más me interesaba era saber la verdad y ahí comienzo a entender que las víctimas siempre quieren saber la verdad. Entonces, me pongo a estudiar y a investigar con los expedientes de El Nogal y me voy encontrando con verdades amargas, como, por ejemplo, que se sabía que iban a poner la bomba.
Un informante advirtió a la Fiscalía lo que iba a pasar y dijo que ‘El Paisa’ estaba detrás y eso no lo tuvieron en cuenta. Llevo las huellas de él y no le hicieron caso. Después de 8 años de terapia física y para el post estrés, yo me recupero y empiezo a denunciar esto. También empiezo a atar cabos y me doy cuenta de que la desigualdad es un detonante para entrar a la guerrilla. Y ahí pensé: ‘ellos también son víctimas’ y empieza a sanar mi corazón y emprendo un proceso de reconciliación.
Luego se da inicio al proceso de paz y me comienzo a meter en el asunto porque pensaba "yo no quiero que nadie viva eso que yo viví". Me invitaron a la Habana para realizar el nuevo acuerdo y fui con una condición a las FARC: que me digan la verdad sobre por qué pusieron la bomba al Nogal.
Después de firmar el acuerdo, desde 2017, comienzo a hacer encuentros entre las víctimas de El Nogal y las Farc y, en resumen, terminamos todos abrazados. Luego, cuando aún estaban en el proceso de entrega de armas, voy a las veredas y comienzo a trabajar en lo que se llaman ‘valor y comportamientos para la reconciliación’, tanto con las víctimas de las Farc y los exguerrilleros que ya están en las zonas veredales. Y ya llevo cinco años realizando estos encuentros transformadores entre víctimas de todo tipo y victimarios.
De esos espacios han surgido metodologías que se pueden aplicar al proceso de paz. Y esos años de trabajo me hicieron pensar: ‘¿cómo masificamos esto?’ Y en medio de esa preguntadera, me empiezan a coquetear el año pasado algunos movimientos políticos y llamé a varias víctimas y les conté que me estaban ofreciendo lanzarme al Senado y me alentaron a hacerlo.
Pero, puntualmente, ¿qué la motivó a tomar esa decisión de decir sí?
Decido tomar la decisión de ser candidata al Senado en el momento en que hablo con distintos grupos de las víctimas que he atendido y entre todos ellos fueron mis grandes consejeros. Venimos trabajando por un tema que es fundamental para el país que es la reconciliación y la cohesión social. Durante 5 años hemos trabajado en los encuentros transformadores entre víctimas y Farc o víctimas y AUC y hemos logrado que se genere reconciliación, imagínese que esto lo pudiéramos hacer a nivel nacional. Entonces dije ‘listo, me voy a lanzar para trabajar con el ministerio de reconciliación y conexión social’.
El lunes se cumplieron 19 años del atentado al Nogal y hubo un encuentro con Rodrigo Londoño. ¿Cómo son actualmente estos encuentros? ¿Cómo los lleva?
Yo creo que es una evolución lo que ha pasado. El primer momento en que yo me encontré con las Farc fue en la Habana, después del plebiscito. Después firmamos un acuerdo y comenzamos a hacer los encuentros entre las víctimas de El Nogal y las Farc. Fue dolorosísimo y yo estaba involucrada. He dirigido muchos talleres, pero este fue el más difícil de todos. Ya después, cuando comienzo a trabajar con víctimas y escuchar distintos hechos victimizantes y a trabajar el tema del perdón, me doy cuenta del dolor nacional que hay y cómo se ha fracturado y polarizado este país. Los encuentros buscan trabajar por la verdad, perdón, reconciliación y construir valores y comportamientos para la reconciliación.
Esta es la primera vez que usted aspira a un cargo político. ¿Qué quiere hacer desde el Congreso? ¿Cuáles son los pilares de su propuesta?
Uno, crear la ley para el Ministerio de reconciliación y cohesión social. Que sea desburocratizado y que haya meritocracia con buenas prácticas. Lo segundo es cómo creamos ahora una transición al post conflicto, pues aún no hemos llegado al post conflicto. Eso que yo he hecho durante 12 años es pequeñito y ahora hay que hacerlo a nivel nacional. Hay que ayudar a construir esa cohesión social, despolarizar y que haya reconciliación a nivel territorial y nacional. Es distinto trabajarla en la Costa, en el Pacífico, en el centro, en la Amazonía, son culturas distintas. Y tercero, crear Bogotá como circunscripción número 17. No entiendo como a Bogotá no la incluyeron como una circunscripción, pues es el sitio donde hay más víctimas del conflicto armado, fue donde ocurrió el atentado urbano terrorista más grande que hizo las Farc y que puso en jaque al país. Estas son como mis grandes líneas. El propósito es cómo practicar la reconciliación y construcción social, cómo lo volvemos una política de Estado y cómo generamos todo un conocimiento científico de la reconciliación y cohesión social para también aportarlo al mundo.
Usted se lanzó con el partido Alianza Verde, ¿no había posibilidad de lanzarse dentro de las curules de víctimas en estas elecciones?
No, yo no podía porque solamente son para 140 municipios de los cuales cubren 16 circunscripciones y no entra Bogotá. Entonces alguien me dijo que me adoptaban en Amazonas o la Costa, pero revisando la parte legal no se podía porque debía haber vivido 3 años en ese sitio. Allí me animan a lanzarme por ser una lideresa en el campo de la reconciliación que ha hecho estos encuentros que son únicos en el país y eso hay que seguirlo haciendo. Esa fue parte de la decisión. Y de ahí surge la propuesta de volver a Bogotá la circunscripción número 17. Pero además mi experiencia en Bogotá, aquí habitan en muchas localidades personas víctimas del conflicto armado y yo he estado metida aguantando frío y trabajando con las víctimas. Entonces es ¿cómo así que no nos tuvieron en cuenta? Los militares secuestrados que viven acá ¿cómo no los tienen en cuenta?
Ahorita el debate se está centrando en sí se dialoga o no con el Eln. ¿Qué aportaría a este debate desde el Senado?
Hay que dialogar. Yo vengo trabajando muchos años, no son tres días, con metodologías para generar diálogos transformadores, cómo nos ponemos en los zapatos del otro, cómo escuchamos con corazón y eso no quiere decir que aceptemos al otro. Es escuchar. Y cuando uno escucha y hace la sumatoria de lo que piensa y encuentra puntos comunes, ahí es donde encuentra soluciones. Por eso en el ministerio estamos hablando de cómo crear nuevas normas para este relacionamiento inclusivo. Lo que está pasando en Arauca, debemos reunirnos con la población de Arauca, Eln y ojalá disidencias. ¿Cómo así que no podemos entre todos buscar una solución? Tenemos es que tender puentes y no cerrarlos. La solución es el diálogo. Un diálogo diferenciador, con otro estilo de relación. Eso se llama convivencia y es lo que necesitamos en este país. Cómo construimos ese ser humano para la transición al post conflicto y para que unamos este país, para que haya cohesión.
Usted es víctima y sufrió la guerra, pero aun así quieres llegar a un puesto político para promover la reconciliación, el perdón, el proceso de paz. ¿Qué le diría a las personas que no vivieron la guerra y van en contra del proceso?
He aprendido que son procesos humanos. Respeto esa situación, sin embargo, he aprendido que la gente que carga odio y rabia sufre y su propio entorno recibe esa mala energía. Yo les diría que ojalá pudieran descargar esa rabia y andar más ligero de equipaje. Lo segundo, lo vengo diciendo hace 5 años que estuve con las Farc, si ellos entregaron las armas, ¿por qué nosotros no entregamos los odios?. Y además no solo eso, sino ¿qué país le vamos a dejar a nuestra descendencia, va a ser un legado de odio? Ustedes que odian ¿se sienten orgullosos de enseñarle a odiar a sus congéneres? Esa es la parte que me hace vibrar y moverme y levantarme todos los días y decir ‘tenemos que ayudar a cambiar el ADN de este país’. Y eso no viene del conflicto armado, no viene ni siquiera del Frente Nacional, es que la genética nuestra es de un odio terrible, no más. Tenemos que hacer un pare con ese odio.
Falta un mes para las elecciones, ¿cómo va la campaña?
Humildemente, tengo que decir y con la frente en alto, yo no tengo plata. Al no tener plata y haber comenzado la semana del 15 de enero, es una campaña pobre y que comenzó tarde. No tengo maquinaria, no soy política y, de hecho, me aterra que se gasten tanta plata en campaña, ¿cuánta gente alimentaríamos con esa plata que se gasta? Me aterra. Entonces demos ejemplo de que con poquita plata podemos hacer una campaña decente, diferenciadora y que llegue gente distinta y que renovemos ese Senado. Yo soy senado 52 por los verdes y agradecería mucho poder contar con el voto para poder lograr esto que estoy planteando que no es para mí sino para el cambio del país.
LAURA CAMILA VARGAS
REDACCIÓN POLÍTICA