Sin contar pandemia, crecimiento del 0,6 % en el PIB de 2023 es el más bajo desde 1999

Si bien Colombia escapó de la recesión al cerrar el cuarto trimestre del 2023 en 0,3 por ciento, el país vive un periodo de estanflación: una economía estancada con una alta inflación. El año pasado, según dio a conocer ayer el Departamento istrativo Nacional de Estadística (Dane), el crecimiento fue de apenas 0,6 por ciento, 6,7 puntos porcentuales menos que un año antes (7,3 por ciento). Por su parte, los precios cerraron el año con una variación todavía alta, en 9,28 por ciento.

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Este es el peor dato de crecimiento de la economía desde el inicio de la pandemia en el 2020 (-7,2 por ciento). Sin embargo, si le quitamos ese periodo que fue completamente anormal, hay que remontarse a la crisis financiera de 1999 (-4,2 por ciento) para ver un dato tan bajo.

El crecimiento de 0,6 por ciento estuvo por debajo de las expectativas que tenían todos los analistas del mercado, que iban de 0,9 a 1,4 por ciento. Por ejemplo, el Banco de la República esperaba un alza del producto interno bruto (PIB) de 1 por ciento; el Banco Mundial, de 1,2 por ciento; y el Fondo Monetario Internacional (FMI), de 1,4 por ciento.

El freno viene desde el cuarto trimestre de 2022. De crecer a tasas anuales de dos dígitos después de la pandemia, el país pasó a desacelerarse. Empezó el 2023 con una alza de 2,9 por ciento anual, bajó a 0,1 por ciento en el segundo trimestre, cayó 0,3 por ciento en el tercero y cerró el cuarto en 0,3 por ciento.

Tras conocerse el dato, el ministro de Hacienda, Ricardo Bonilla, hizo un nuevo llamado al Banco de la República para que recorte las tasas, que hoy se encuentran en 12,75: “El dato estuvo por debajo de las expectativas. Para 2024 esperamos que el PIB tenga un repunte de 1,5 por ciento. Para ello, necesitamos poner en sintonía tanto la inversión pública como la privada y que el Emisor siga enviando un mensaje positivo en términos de reducción de tasas. La caída de la inflación está colaborando para que eso sea posible”.

Tres de las 12 ramas de la economía que analiza el Dane y que más empleos generan cerraron en números rojos en el 2023. La caída más pronunciada fue la de la construcción, que retrocedió un 4,2 por ciento frente al 2022. Si bien la subrama de las carreteras y obras de ingeniería civil bajó un 12,3 por ciento, la de las edificaciones residenciales y no residenciales también decreció otro 0,1 por ciento.

Guillermo Herrera, presidente de la Cámara Colombiana de la Construcción (Camacol), dijo que la inversión en vivienda (-9,8 por ciento) y la producción residencial (-3,5 por ciento) explicaron el mal resultado de final de año. “Consideramos que la inversión pública debe asegurar la cobertura de Mi Casa Ya para 72.000 hogares y también financiar coberturas a la tasa VIS y No VIS que permitan apalancar más de 40 billones de pesos en ventas. Necesitamos urgentemente un plan de choque para cambiar la tendencia del sector”, resaltó.

Le siguió la caída de las industrias manufactureras, con una variación de -3,5 por ciento frente al mismo periodo del año anterior. Dentro de estas, lo que más descendió de un año a otro fue la fabricación de productos textiles y cueros, con una descolgada de 13,8 por ciento.

“Este resultado refleja la preocupante desaceleración de la economía colombiana y pone en evidencia, una vez más, la necesidad de ejecutar de manera urgente una estrategia de crecimiento económico que incluya, no solo iniciativas en el corto plazo, sino también propuestas para el mediano y largo plazo”, dijo el presidente de la Andi, Bruce Mac Master.

Por su parte, el clúster del comercio cayó otro 2,8 por ciento. Por subramas, el descenso del comercio al por mayor y al por menor fue de 2,8 por ciento, el transporte y el almacenamiento cayeron un 0,9 por ciento; y el alojamiento y servicios de comida, otro 5,4 por ciento.

“No se puede continuar patrocinando el deterioro de la economía y la confianza empresarial. Hacemos de nuevo un llamado al Gobierno para que avancemos en el plan de choque que ha venido proponiendo el sector empresarial y que no ha tenido respuesta”, sentenció Jaime Alberto Cabal, vocero del gremio de los comerciantes Fenalco.

Del otro lado, se mantuvieron en verde —aunque varias de ellas con bajo crecimiento— nueve ramas de la economía. La mayor variación del tercer trimestre se registró en el rubro de las actividades financieras y de seguros, que creció un 7,9 por ciento. Le siguió el rubro del entretenimiento, con un aumento de 7 por ciento; y la istración pública, educación y salud, con una variación de 3,9 por ciento.

En positivo, pero con menor crecimiento, estuvieron algunas como la explotación de minas y canteras (+2,6 por ciento), el suministro de electricidad, gas, vapor (+2,1 por ciento) y el agro (+1,8 por ciento). Por su parte, las actividades profesionales y científicas crecieron un 0,2 por ciento y la rama de la información y comunicaciones, otro 1,4 por ciento.

Luis Fernando Mejía, director de Fedesarrollo, subrayó que Colombia no escapó a la estanflación y que la certidumbre en las reglas de juego, la prudencia fiscal y la eficiente ejecución del presupuesto general de la nación serán claves para salir de este muy mal equilibrio que vive la economía.

Uno de los datos que reveló ayer el Dane que más inquieta a los analistas es la caída de 24,8 por ciento de la formación bruta de capital, la cual se asocia a la inversión en bienes y servicios de la economía. En total, esta le restó hasta 5,7 puntos al crecimiento del 2023.

“Lo más grave fue el comportamiento de la inversión. Como proporción del PIB, llegó a un mínimo de al menos 18 años al alcanzar en el cuarto trimestre un 10,5 por ciento frente a un promedio de 21 por ciento”, alertó Andrés Langebaek, director de Estudios Económicos de Davivienda.

Según Jaime Alberto Cabal, presidente de Fenalco, esta disminución no solo se debió al alto costo del crédito, sino a la desconfianza manifiesta de los empresarios, a la incertidumbre originada, en alto grado, por los mensajes que envía el Presidente y por los efectos negativos que tendría la aprobación de las reformas bandera del Gobierno.

“Es claro que propiciar un ambiente de certidumbre y confianza para la inversión se debe convertir en una prioridad, involucrando a todos los actores del mundo productivo. En esta línea, hacemos un llamado para que se reactiven de manera efectiva los sectores de infraestructura, construcción, salud e industria, que son los más afectados, generando condiciones de seguridad jurídica, confiabilidad, trámites y licencias”, pidió el presidente de la Andi, Bruce Mac Master.

Mauricio Hernández-Monsalve, economista de BBVA Colombia, explicó que la inversión cayó en todos sus componentes principales y fue el mayor lastre del resultado. El grupo de maquinaria y equipo descendió un 16,2 por ciento; la inversión en vivienda, un 1,2 por ciento; y las obras civiles y no residenciales, un 4,9 por ciento, destacó.

De otro lado, el año pasado el gasto de los hogares aumentó un 1,1 por ciento y el del Gobierno, un 0,9 por ciento. Los expertos relacionan estos datos con la coyuntura que vivió el país el año pasado de altas tasas de interés y de elevada inflación, lo que afectó los ingresos de las familias, sobre todo de las más vulnerables.

El Dane también reveló que si bien las exportaciones crecieron un 3,1 por ciento en el 2023, las importaciones cayeron 14,7 por ciento.