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Microfinanzas: la base para una Colombia productiva y sostenible / Opinión
Unos 10 millones de colombianos han usado el “gota a gota” y 25 % del crédito de la micro viene allí
Las pymes mostraron aumento en las constituciones de negocios. Foto: Reynel Ruiz/ EL TIEMPO
En los últimos años, las microfinancieras han adquirido un papel fundamental en el desarrollo de las pequeñas y medianas empresas de Colombia. Además de facilitar el a productos y servicios financieros que les ayudan a producir más, con mejor calidad y mayor valor agregado, se han convertido en un medio que aporta a la generación de ingresos, al crecimiento económico y a la reducción de la pobreza de manera sostenible.
María Clara Hoyos Jaramillo, presidenta de Asomicrofinanzas. Foto:Mauricio Moreno / EL TIEMPO
Si bien estos efectos positivos han sido la muestra del terreno ganado por las instituciones microfinancieras, se continúan evidenciando barreras que les impiden a emprendedores acercarse a los servicios financieros formales y a los beneficios que estos ofrecen, como la cantidad de trámites burocráticos, las demoras en los procesos para la adquisición de productos, los estrictos requerimientos de vida crediticia, entre otros que, además de entorpecer el proceso de desarrollo empresarial, tienden a llevar al uso de opciones como el “gota a gota”.
Y es que, según el Banco Mundial, en Colombia el 62 por ciento de las pequeñas y medianas empresas no tienen a financiamiento y el 38 por ciento de estas se enfrenta a una oferta crediticia con altos costos de interés y endeudamiento; a lo que se suman estadísticas del Gobierno y el Dane que evidencian que cerca de 10 millones de colombianos han utilizado el “gota a gota” y el 25 por ciento de los créditos de las microempresas proviene de este modelo en el que el dinero en ocasiones es generado mediante actividades ilegales y hace uso de medios coercitivos que pueden atentar contra la integridad de los prestatarios. Sin duda, un mecanismo que implica altos riesgos y se ha convertido en una problemática social prioritaria.
El año pasado firmamos un acuerdo para luchar contra los créditos informales y promover la economía popular, ofreciendo más oportunidades de financiamiento para los colombianos".
Lo anterior, parece increíble y es difícil de entender si se tiene en cuenta que estas empresas representan el 99,3 por ciento de la base productiva nacional (con un total de 2,5 millones de MiPymes), aportan el 40 por ciento del PIB de Colombia y generan un poco más del 76,8 por ciento del empleo en el país.
De allí la importancia y el llamado urgente para que, por un lado, las entidades públicas y privadas sigan apoyando con incentivos el fortalecimiento del microcrédito; y por el otro, las entidades microfinancieras continúen apostando por programas e iniciativas que contribuyan a la superación de ese indicador de inequidad productiva, al cierre de brechas socioeconómicas, y a la promoción de la educación financiera, la inclusión económica y la democratización del crédito, sobre todo, en la zona rural y agropecuaria, donde este fenómeno ha aumentado en más del 30 por ciento según los hallazgos del libro ‘El Desarrollo del microcrédito en Colombia’.
Bajo este contexto, a finales del año pasado, el Ministerio de Hacienda y Crédito Público, la Banca de las Oportunidades, Confecoop y Asomicrofinanzas firmamos un acuerdo para luchar contra los créditos informales y promover la economía popular, ofreciendo más oportunidades de financiamiento para los colombianos e incluyendo a familias tradicionalmente excluidas a través de las microfinanzas.
Además, con el apoyo de la Fundación Citi hemos puesto en marcha programas como el de “Cadenas Productivas Sostenibles para el Desarrollo Rural en Paz”, ejecutado a través de ar, Chocolate Colombia y Finanfuturo–, con el que logramos que 1.483 caficultores y cacaoteros pertenecientes a 21 municipios PDET de Antioquia, Bolívar, Caldas, Córdoba y Nariño fortalecieran sus habilidades empresariales y técnicas, y accedieran a servicios financieros para la potencialización de sus sistemas de producción, comercialización y crecimiento.
Si algo es claro, es que las microfinanzas son un mecanismo que contribuye a la superación de la pobreza, la promoción de igualdad y a la generación de prosperidad sostenible, de allí que esté en nuestras manos y sea una tarea de todos, especialmente del sector público y privado, viabilizar y fortalecer la inclusión financiera para todos los colombianos.