Lavar un carro tiene su ciencia y no es cuestión de un balde, jabón y trapos

Lavar el carro no es una simple cuestión de balde, jabón y trapos, como se suele creer. Detrás de esta tarea se ha especializado una industria que tiene múltiples procesos y procedimientos técnicos que la hacen no solo eficiente en términos de limpieza, sino también ecológica. Por eso le vamos a contar por qué, si usted es de los que lavan el carro en la casa, podría estar dañándolo, afectando el medioambiente y también su bolsillo. 

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Hace muchos años esta era una operación sin mayor misterio, pues si había a mano una manguera, se podía convertir hasta en un plan de fin de semana familiar lavar el carro. No había ciencia ni estudios sobre este proceso y solo la experiencia dictaba si era mejor el champú que el detergente en polvo para cuidar la pintura, o si era mejor esperar a que se ocultara el sol para realizarla.

Cepillos, trapos y otros elementos de cualquier calidad podían entrar en o con la superficie y casi nadie se fijaba hasta dónde realmente se llevaba esa tarea de limpieza en detrimento del brillo de la carrocería y del estado de la pintura. Ni qué decir del ahorro del agua: mientras más se utilizara, mejor.

Sin embargo, a partir de la implementación del Código Nacional de Tránsito en 2002, esta práctica se prohibió y, en teoría, no se puede lavar ningún carro en vía pública, pues esta acción se penaliza con una multa de casi 65.000 pesos.

Como se explica en el parágrafo 9 del artículo 160 del Código Nacional de Tránsito, la multa obedece a la obstaculización de la vía pública y la interrupción del tránsito. Puede ser más costosa, dependiendo de la vía y de si, por su ocurrencia, se produce un accidente.

Además, por cuenta del racionamiento, si usted es sorprendido malgastando el agua en el lavado de un vehículo, las autoridades lo pueden castigar con una multa que está entre 700.000 y 1,2 millones de pesos.

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Pero la cosa va más allá de las sanciones y tiene su lado científico, por lo cual consultamos a Ignacio Ruiz, dueño de Lavafante, una de las empresas más antiguas y exitosas del país entre las que se dedican al lavado profesional, para que nos contara las razones de por qué es perjudicial para el carro, el bolsillo y el medioambiente intentar lavar el carro en casa.

Nuestras empresas están reguladas por la Secretaría de Ambiente, que vigila que los vertimientos de aguas residuales que salen de lavar un carro no vayan a los desagües de las ciudades y afecten el alcantarillado. En Bogotá, además existe el Decreto Único Reglamentario 1076 de 2015, que impone unos requisitos técnicos entre los cuales está el ‘reciclaje’ del agua de la mano de plantas donde se haga un tratamiento para eliminar sólidos y grasas para utilizar la misma con la que ya se lavaron otros carros.

En Lavafante se usan 13 litros de agua por minuto. El lavado en promedio toma entre 7 y 8 minutos, dependiendo del tamaño del vehículo y de lo sucio que esté. Eso quiere decir que se gastan entre 90 y 100 litros en promedio por carro. De esos 100 litros, solo hay de 15 a 20 litros de ‘agua nueva’. En cada punto, nosotros tenemos una planta de reciclaje que logra que entre el 80 y 85 por ciento se utilice ‘agua reciclada’ en esa limpieza.

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Los carros son lavados en lo que denominamos pistas, donde debajo del punto en el que se lava hay una trampa inicial que recolecta el agua que cae. Esta trampa tiene la función de ir sedimentando los sólidos y de ahí en adelante se junta el sistema con una trampa general de todas las pistas y se pasa el agua por nueve puntos de recolección de sólidos.

Estos son recipientes donde se reposa el agua y todo lo que es pesado va para el fondo y queda atrapado mientras el líquido sigue su camino hacia una trampa de grasas que trabaja al revés: se llena por encima, pero el agua se saca por debajo, pues todo lo que es más liviano que el agua, como grasas y detergentes, queda encima.

De allí pasa a un tanque de almacenamiento de agua ya tratada y comienza el proceso de filtrado a través de un filtro de carbón activado, luego de arena sílice antracita, se le inyectan químicos para descontaminarla y por último se pasa a un tanque de almacenamiento de reciclaje y ya se puede reutilizar como ‘agua reciclada’.

No se puede reciclar el 100 por ciento del agua porque el barro, el polvo y la arena, entre otros materiales sólidos, le van quitando espacio al agua dentro del sistema de tratamiento. Ahí ocurre un vertimiento al sistema de alcantarillado desde el último tanque que hace que se desperdicie entre el 15 y el 20 por ciento de la que se utilizó en cada lavado. Dos veces al año se cambia el agua. Lo hacemos el día sin carro y en septiembre, cuando ya las trampas están llenas y hay que volver a cambiar toda el agua de cada punto. Entonces se desocupa todo el sistema y se disponen los lodos mediante una empresa certificada en la recolección de este material y se vuelven a llenar las trampas y todo el sistema mediante un carrotanque porque es mucha agua. Más o menos, unos 15 metros cúbicos.

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Por último, se hace un retrolavado de los filtros diariamente en el que se usa ‘agua nueva’, pero también se recolecta, aunque es muy poca en este proceso.

Las aguas lluvias se utilizan para lavar también. Cada punto tiene un tanque de agua nueva que está lleno hasta la mitad y que es de 10 metros cúbicos. Cuando llueve cae a los tejados y luego llega a ese tanque. Esa agua sirve, pero tiene que hacerse un filtrado para quitar impurezas grandes y es perfecta para meterla al sistema de agua reciclada. Por ejemplo, cuando llueve en Bogotá, no se utiliza ‘agua nueva’, sino agua lluvia. Nos podrían quitar el agua una semana y no habría problema para poder operar porque el agua de toda la planta es suficiente para funcionar.

Desde cuando empezó el racionamiento las visitas a nuestros puntos de lavado se han disminuido muchísimo. Estamos operando al 60 por ciento de lo que estábamos antes del racionamiento. Creemos que los clientes están muy preocupados porque se ha dicho que se multa a los carros que estén lavando en la calle, incluso, antes de entrar, preguntan si no los pueden multar si lavan el carro en nuestros puntos. Hay gran confusión en este tema y también se ha generado una conciencia de ahorro que hace parte de este panorama.

Adicionalmente, aunque nos han visitado todas las autoridades, ninguna ha estado interesada en saber cuál es el uso que le damos al agua. Piden papeles, pero ninguna demuestra interés en nuestros procesos de reciclaje y, como nuestros clientes, no saben que reciclamos el 80-85 por ciento del agua con la que se trabaja.
 
"Las autoridades deberían ser más sensibles al daño económico que pueden hacer con algunos anuncios que pueden asustar a la gente", dijo Ignacio Ruiz,
dueño de Lavafante.

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El proceso para lavar un carro tiene tres pasos. Prelavado, que consiste en quitar la mugre y el barro con chorros de agua a presión. La ‘espumada’, que consiste en cubrir el carro con una sustancia especial que termina por diluir toda la mugre pues tiene dos componentes, detergente y cera emulsionada, y se debe aplicar con trapos apropiados, y, por último, el aclarado, que de nuevo es agua a presión para remover el jabón.

En este proceso trabajan entre 4 y 5 personas. Una que se encarga de la pistola de agua, otra para el proceso de aspiración interior, otra para el secado, una más dedicada a limpiar adecuadamente las partes negras interiores y exteriores con brochas y cepillos, y la última concentrada en los vidrios en los que utiliza un químico especial para que queden bien por dentro y fuera. Todo este proceso dura 15 minutos.

La principal es no aplicar presión para lavar el motor. Estas partes no están preparadas para meterle agua así y se pueden dañar componentes electrónicos. Pero para el exterior de la carrocería, es lo mejor. Por ejemplo, hay muchas personas que suelen lavar sus carros con baldes y trapos sin darse cuenta de que para evitar que la pintura se raye hay que utilizar mucha agua que transporte la arena que raya la pintura.

En el proceso doméstico de lavado de un carro, así sea de emergencia, muchas veces por economizar agua la gente sumerge sus trapos varias veces en un agua ya contaminada que contiene arena, barro, polvo y hasta piedras y eso es lo que termina por dañar una buena pintura, porque después de un tiempo esos trapos están muy sucios y esa agua del balde tiene tantos residuos que se convierten en una lija cuando se pasa sobre la carrocería.

Además, después de aplicarle algún producto de limpieza, esas aguas están muy contaminadas y si se botan hacia los drenajes y alcantarillas, el daño al medioambiente es peor. Eso sin contar con las multas a las que se pueden exponer si los encuentran en la calle. 

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Siempre el trabajo manual es de mayor calidad y cuidado para lavar el carro. Por ejemplo, si el carro viene muy sucio, las máquinas lo pueden rayar. Ese paso por los rodillos o los trapos que operan de forma automática funciona, siempre y cuando la superficie del carro no tenga elementos que lo pueden rayar. Por ello, la recomendación es que antes de un lavado automático, el carro debe tener un prelavado para evitar rayones, y aun así el nivel de detallado por lo general no cumple con las exigencias de los clientes, por lo menos en Colombia.

- Es recomendable lavar el carro cada vez que se ensucia porque la mugre y el polvo a la intemperie afectan la pintura y su brillo.

- Nunca lavar al sol, sobre todo los colores oscuros. Los rayos UV con la temperatura alta y un jabón abrasivo pueden decolorizar estos tonos.

- Se deben mantener humectadas las partes plásticas y realizar periódicamente un aspirado completo que elimine cualquier mal olor.

- Los trapos recomendados son los paños de microfibra porque su composición es más suave y es la tela menos propensa a rayar. También absorben mejor el agua y son más ‘gentiles’ con la pintura.

Giovanni Avendaño - Editor de Motor.com.co