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Noticia
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La ideología llegó al fútbol... (Último tango, opinión)
Las guerras y la política han golpeado al fútbol a lo largo de la historia.
El estadio Maracaná, en Brasil, ha sido el escenario de diversos momentos históricos. Foto: Archivo Particular / Antonio Lacerda. EFE
¿Tendrá lugar el Sudamericano Sub-20 en Venezuela...? El torneo, que otorga cuatro cupos al Mundial de la categoría, debe comenzar en once días, aunque los equipos llegan cuatro o cinco antes.
Las tensiones sociales en el país de Rómulo Gallegos, la situación política que emana hacia el resto del mundo y los enconos particulares con naciones del continente (ningún presidente de América del Sur asistió a la jura del nuevo mandato de Nicolás Maduro y una mayoría desconoció los resultados electorales que lo ungieron) han generado que tanto Argentina como Uruguay pidieran a la Conmebol el traslado de la sede del Sub-20 a otro país.
Esto porque un ciudadano argentino que iba a visitar a su familia fue detenido al intentar ingresar en la frontera Cúcuta-San Cristóbal y luego acusado de terrorismo.
Hay un antecedente: Perú se ausentó del Suramericano Sub-20 jugado en 1981 en Ecuador, pues en ese mismo momento ambos países estaban inmersos en un enfrentamiento armado en una zona fronteriza llamada Falso Paquisha.
De resultas, hubo 33 muertos. No obstante, es una situación inédita que, por razones políticas –o ideológicas– una o más selecciones no acudan a un torneo o soliciten cambio de sede.
Ojalá no suceda, sería triste. Con nuestras diferencias vecinales y regionales, siempre hemos mantenido una identidad común los suramericanos.
Pero a nivel mundial no es nuevo, las guerras y la política han golpeado al fútbol a lo largo de la historia.
Los aros de los Juegos Olímpicos. Foto:EFE
Debido a la guerra con Ucrania, Rusia ha sido impedido de disputar los Mundiales 2022 y 2026.
Eritrea, por su parte, desistió de jugar la Eliminatoria africana por la posible deserción de sus jugadores en los partidos de visitante. Es un régimen hermético en que hay servicio militar obligatorio desde los 17 años hasta los 50. El primer coletazo fue en 1916. Aún no existían los Mundiales (comenzaron en 1930), el único torneo ecuménico de fútbol era el de los Juegos Olímpicos.
Tocaba disputarlo en las Olimpíadas de 1916 en Berlín (nada menos), pero estas fueron anuladas a causa de la Primera Guerra Mundial, de la que justamente Alemania fue su propiciador.
Bolivia y Paraguay habían disputado en Uruguay el primer Mundial; sin embargo, en 1934 ni tiempo tuvieron de pensar en asistir a la segunda edición, en Italia: estaban trenzados en la terrible guerra del Chaco (1932-1935).
No solo no competían sus selecciones, tampoco había torneo nacional. Más que eso, el tradicional club The Strongest aportó al ejército boliviano un batallón completo de 600 combatientes compuesto por sus jugadores del primer equipo, dirigentes y socios, lo cual es reconocido como una gesta nacional.
España ya había demostrado ser una fuerza considerable en los Olímpicos de 1920 (fue subcampeón), pero no pudo participar en el Mundial de Francia 1938 por estar en plena guerra civil, una de las contiendas internas más graves de la humanidad.
Tampoco acudió Austria, ya clasificada, por haber sido anexada por Alemania.
La atroz Segunda Guerra Mundial arrastró en su curso de muerte y destrucción las Copas del Mundo que debieron disputarse en 1942 y 1946, canceladas para siempre. El torneo regresó recién en 1950 en Brasil.
Mundial 1938. Foto:Archivo EL TIEMPO
La Fifa celebró que se realizara en Suramérica y no en Europa, que aún intentaba reponerse de los estragos bélicos. Brasil vivía en paz y en moderado progreso.
Preparó para la competencia el grandioso Maracaná y la ausencia de Argentina le permitía pensar con cierta seguridad en coronarse, pero apareció la gloriosa Celeste uruguaya y le arrebató el sueño.
Costó reinstaurar la magna competición: solo 13 equipos se presentaron en Brasil. Alemania y Japón, las potencias del Eje, estuvieron imposibilitados de intervenir.
Ambos estaban en ruinas. Aparte de ello, la Fifa los había excluido como en castigo por el desastre causado.
Gol que se convirtió en Maracanazo. Foto:Archivo Particular
Firmada la paz, en noviembre de 1945 volvió el fútbol en Europa con un amistoso entre Suiza e Italia en Zúrich.
Las autoridades de la Fifa aprovecharon la ocasión para retomar sus reuniones. No lo hacían desde 1941.
“La máxima cordialidad ha presidido esta última reunión en la que considero se ha hecho buen trabajo. No ignoran ustedes que Alemania y Japón han sido eliminados de la Fifa y la decisión sobre Italia queda subordinada a la política que, a su respecto, adoptarán las Naciones Unidas”, declaró su presidente, Jules Rimet, al retorno a Francia.
A Italia sí se le permitió acudir a Brasil, porque era el último campeón y porque Ottorino Barassi, presidente de la federación italiana, había guardado celosamente el trofeo en su casa, en una caja de zapatos para que no lo arrebataran los militares alemanes.
Los trofeos del Mundial. Foto:AFP
Pocos meses después, en Luxemburgo, se celebró el congreso 45 de la matriz del fútbol y las conclusiones del álgido tema las contaba de nuevo Rimet: “Habiendo comprobado el Comité que tanto en Alemania como probablemente en el Japón ya no existen organizaciones nacionales capaces de poder asegurar las relaciones del fútbol de estos dos países con el de las demás naciones, decidió provisionalmente que no era posible ninguna relación deportiva entre las asociaciones afiliadas a la Fifa y sus clubes de una parte, y Alemania y Japón con sus clubes, de la otra”.
Alemania, aún dividida, retornaría en el Mundial de Suiza 1954 para ganarlo, en lo que se denominó “El milagro de Berna”.
En las décadas de 1950 y 1960 muchos países de Asia y África no tomaron parte en las justas mundialistas, estaban metidos de lleno en sus guerras de independencia. Eran incluso colonias, allí nacieron como naciones libres y luego se afiliaron a la Fifa.
El único país que estando en guerra disputó un Mundial fue Irak, que acudió a México 86 mientras sostenía su larguísima contienda con Irán. Y, más curioso, que fuera esa su única incursión mundialista.
En 1994 le fue prohibido a Yugoslavia concursar en Estados Unidos 94. Aún existía como entidad política la Federación Yugoslava, compuesta por Serbia y Montenegro.
Pero dado que Serbia desató la guerra de los Balcanes, fue excluida de la Eurocopa 1992 y no se le permitió ser parte de la Eliminatoria del Mundial 94.
No obstante, el país más perjudicado de todos por las guerras en relación con los Mundiales fue Argentina. Su llamada Época de Oro transcurrió en los años 40 y comienzos de los 50.
Al no haber torneos en 1942 y 1946, el gran público internacional se perdió de ver a aquellos fenómenos como José Manuel Moreno, Adolfo Pedernera, Antonio Sastre, Vicente de la Mata, Tucho Méndez, René Pontoni, Rinaldo Martino y decenas más.
La Copa América era un torneo de élite, quien lo ganaba era potencia universal, como lo había demostrado Uruguay en 1924 y 1928.
Adolfo Pedernera y muchos argentinos llegaron a Colombia luego del paro de 1948. Foto:Archivo EL TIEMPO
Y Argentina había conquistado la corona en 1941, 1945, 1946 y 1947. Pero un suceso adicional sería la demostración de su poderío.
San Lorenzo de Almagro, brillante campeón argentino de 1946, fue invitado a realizar una gira por Europa.
Deslumbró de tal manera que en España se dijo que el fútbol se dividía “en un antes y un después de San Lorenzo”.
El Ciclón goleó 10 a 4 a la Selección de Portugal y 7-5 y 6 a 1 a la de España.
Y era apenas una expresión de club del fútbol albiceleste. Fue el equipo que enamoró al papa Francisco.