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‘Maradona se divertía como un niño eterno’: entrevista a su DT en Nápoles
Ottavio Bianchi lo recordó en entrevista exclusiva con EL TIEMPO.
Ottavio Bianchi junto a Maradona en Nápoles. Foto: Getty
La historia de Diego Maradona con el Nápoles de Italia ha sido mil veces contada, pero siempre está cargada de nuevos momentos, de nuevas anécdotas, de nuevos testimonios. Es la historia de un club humilde, chico, modesto del sur de Italia, que un día se levantó con fiereza y desafío a los más poderosos de la Serie A, a Juventus, a Milan, a Inter, a todos, y los miró a la cara y los venció en digna batalla de la cancha, y lo hizo guiado por esa zurda mágica, por esa incontenible destreza y por se ímpetu de Maradona, que desde su llegada al club se hizo querer de manera desbordada, pasional, algo especial para un futbolista, para un mortal que allí se hizo inmortal.
Maradona llegó al Nápoles en 1984 procedente del Barcelona, y desde el comienzo generó una conexión mística con esa afición, con ese club y con esa ciudad. Más de 70.000 personas le dieron la bienvenida en el estadio San Paolo y se convirtieron en sus feligreses. Se trataba de un ídolo antes de ser el ídolo. Un ídolo que prometía llegar con la gloria debajo del brazo, o del pie. Para eso faltaría un poco, no mucho, faltaría que Diego ganara el Mundial de México 86 con la selección Argentina, para luego sí tocar el cielo con el club napolitano.
La gloria y la promesa cumplida llegaron en 1987, cuando el Nápoles de Maradona conquistó el primer ‘scudetto’ de su historia. El equipo terminó de primero con 42 puntos, tres de ventaja sobre el Juventus de Michel Platini. De 30 partidos ganó 15. Entre Maradona y Andrea Carnevale, un delantero italiano que llegó del Udinese, armaron un ataque demoledor. Diego hizo 10 tantos y jugó 29 de los 30 partidos. En el último, contra el Ascoli (1-1), el título ya estaba consagrado. Ese fue el detonante de una época mágica para ese club, que además ganó la Copa de Italia ese mismo año, y dos años después se quedó con la Copa de la Uefa, para instalar su nombre con autoridad en toda Europa.
Diego Maradona con la camiseta de Nápoles. Foto:‘La Nación’, Argentina (GDA)
Bianchi y su historia en Nápoles
Pues detrás de esa digna historia, y detrás de Maradona, como un arquitecto o quizá como un actor detrás de cámaras, estaba don Ottavio Bianchi, un exfutbolista del equipo entre 1966 y 1971, y quien fue el designado para orientar a ese Nápoles.
Cuando Bianchi llegó al banquillo técnico, para la temporada 85-86, luego de dirigir a equipos como SPAL Ferrara, Siena o Atalanta, Diego Maradona ya era Diego Maradona, ya estaba ahí y ya era uno de los jugadores más importantes del mundo. Bianchi fue su guía desde la línea técnica.
Ottavio Bianchi tiene hoy 78 años de edad y una memoria lúcida, muy fresca. El propio Bianchi contesta el teléfono y habla con cordialidad y simpatía, con su pausado italiano y una que otra palabrita en español aunque no lo entiende mucho, pero es como si ya estuviera acostumbrado a que lo busquen para hablar de Maradona desde cualquier parte del mundo, y más por esta época cuando se cumple el primer año de su muerte.
Esta vez la llamada la recibe desde Colombia y tiene la disposición para viajar en el tiempo por unos minutos y recordar su historia con Diego Maradona. No habla de su vida privada o de el fenómeno cultural que representa o de sus últimos años de vida, solo lo quiere recordar en la cancha, detrás de la pelota, con la camiseta número 10 del Nápoles, feliz, sonriente, como un “niño eterno” que nunca dejó de divertirse jugando al fútbol.
Mano a mano con el DT de Maradona
Ottavio Bianchi junto a Maradona en Nápoles. Foto:Getty
Ya ha pasado un año sin Diego Maradona. ¿Cómo lo recuerda, qué pensamientos tiene sobre él, Ottavio?
No puedo juzgar a la gente fuera de la cancha. Lo recuerdo es en los entrenamientos: recuerdo que si le dabas una pelota, se divertía. Como un niño eterno. No es que el trabajo de futbolista fuera un sacrificio para él: fue una alegría. El hombre más feliz que jamás haya podido jugar en el campo. Y lo hizo con todos: ya sea frente a cien mil personas o con un niño o él solo. Como el gran músico que toca un instrumento por diversión, para superarse. Lo recuerdo con sus ojos astutos. Diego solo era un chico muy bueno. La presión que tenía en cada rincón del mundo abrumaría a cualquiera. Lo recuerdo amado por sus compañeros, y él los respetaba a todos. En el campo nunca demostró ser superior a los demás, se puso a disposición de todos los compañeros.
Maradona y Nápoles es como una historia de amor. ¿Qué significó realmente Diego para este club?
Maradona para Nápoles también fue la revancha social. Se identificó con los napolitanos. Diego pudo despertar entusiasmo en la gente. Se había convertido en el emblema, el significado de la venganza del sur de Italia contra el norte. Porque ningún equipo del sur había ganado nunca, todos los campeones eran los clubes del norte. Nápoles es Nápoles, un poco como Buenos Aires, el amor de la gente es abrumador, transforman a sus campeones en ídolos. Diego era como San Gennaro (obispo y patrono principal de la ciudad de Nápoles). Una forma de ídolo, un ídolo viviente. Los napolitanos tienen un gran sentimiento, mucho amor y gratitud hacia sus campeones. Diego amaba a Nápoles y Nápoles le correspondía en todos los sentidos.
¿Cómo recibió usted hace un año la noticia de la muerte de Diego?
Quiero recordarlo con una sonrisa, en plena salud. Cuando veo las fotos de Diego en los últimos años, cambio de canal. Para mí Diego es lo que recuerdo yo. No quiero ver imágenes feas
No hablo de Diego afuera de la cancha (insiste). Solamente quiero recordarlo en la cancha, cómo se divirtió en el campo para desafiar al portero, para lanzar tiros libres, para competir por quién hizo más regates, quién disparó mejor. Quiero recordarlo con una sonrisa, en plena salud. Cuando veo las fotos de Diego en los últimos años, cambio de canal. Para mí Diego es lo que recuerdo yo. No quiero ver imágenes feas, incluso si no se pueden borrar.
¿Qué recuerdos guarda de ese Diego del Nápoles?
Cuando con su preparador físico (Fernando) Signorini, se estaba preparando para la Copa del Mundo (de 1986), estudió el mejor sistema para entrenarse perfectamente. Estaba muy preparado y ansioso por demostrar que era el mejor de todos. Tenía músculos perfectos. Mentalmente estaba listo a mostrarle al mundo que era su momento. Después de ganar la Copa del Mundo todavía ganó mucho: la Copa de la Uefa, el campeonato, la Copa de Italia. Pero creo que el mejor momento de su carrera fue el de prepararse para el Mundial del 86.
Maradona fue un jugador muy querido en la ciudad italiana de Nápoles. Foto:EFE
¿Y cuál es la mejor anécdota que recuerda con él?
Hay muchas anécdotas. Recuerdo cuando tuvo que entrenar para la preparación de verano. Acordamos que no jugaría durante 7 u 8 días. En los primeros amistosos, sin embargo, lo encontré al poco tiempo cerca del banco diciéndome: “¡Mister, estoy listo!”. Y yo: “Pero estuvimos de acuerdo diferente...”. Y él: “¡¡¡Al menos 20 minutos... 10 minutos... 5 minutos… je, je, je!!!”. Fue la felicidad en persona cuando pudo salir al campo y mostrar su enorme talento.
Soy parcial, lo que digo no tiene valor. Pero creo que Diego es parte de la categoría de campeón. Uno puede preferir a un jugador sobre otro. Es como hacer un ranking entre Mozart, Beethoven y todos los demás. ¿Cómo lo puedes hacer? Son tan grandes... Ni siquiera sería justo. Pero soy parcial y lo considero el más grande.