La Vuelta a Cataluña entra a dos etapas definitivas para conocer a los que van a pelear por el título de la carrera. Después de las jornadas de este miércoles y jueves, la general quedará prácticamente definida. Serán dos días de alta montaña, de llegadas en alto que dictarán sentencia y en las que los escaladores tendrán mucho que decir.
El primer reto será este miércoles, una etapa de 179 kilómetros con cuatro pasos montañosos, uno de tercera, dos de primera y otro de fuera de categoría, este último en la meta. La subida final tiene una extensión de 11,2 kilómetros y rampas promedio del 7,6 por ciento de inclinación. No hay duda de que los ataques se presentarán.
Es una buena opción de depurar la clasificación, de probar quiénes están fuertes para seguir en la lucha, y acá los Egan Bernal, Nairo Quintana, Miguel Ángel López, Simon y Adam Yates, Thibaut Pinot, Romain Bardet y Enric Mas tendrán la palabra, sin sacar de ese grupo al actual campeón, Alejandro Valverde. En el 2013 se terminó en ese premio de montaña, esa vez el triunfo fue para Nairo, quien conoce perfectamente esa llegada y la tiene marcada.
Y después de esa batalla, pues el menú nos lleva a una jornada infernal el jueves: Llanars (Vall de Camprodon) y La Molina, sobre 150 kilómetros, con un ascenso de fuera de categoría y tres de primera, el último en la llegada, de 12,1 km de extensión. El año pasado, allí, la pelea fue dura entre Valverde, Egan y Nairo. El español ganó la jornada y los colombianos lo escoltaron. Al final, el corredor del Movistar fue el campeón.
La Molina es una subida famosa y bien recordada por los ciclistas nacionales, pues en la Vuelta a España del 2000 el triunfo fue para Félix Cárdenas y Víctor Hugo Peña fue tercero.
Bernal parece el indicado, el señalado para volver trizas el lote, es el que mejor sube, no hay nadie en el mundo con esas excepcionales capacidades para subir. Sobre él están puestos los ojos de Cataluña, pero los Yates no se quedarán quietos.
Nairo, Bardet, Valverde y Pinot saben eso, por eso lo ideal sería plantearle una carrera atacante al Sky, un cara a cara, así se vea que la opción más clara sería perder. Hay que estar pendientes de una fuga, de una emboscada en las que los equipos manden al frente hombres que no sean los llamados a luchar por la general, pero que sean fuertes y busquen un liderato que puedan mantener hasta el domingo.
Los dos finales que hay en frente son subidas largas, empinadas, propicias para poner un fuerte paso y atacar. En los primeros kilómetros sufrirán los ciclistas que no estén bien y cederán ante el inclemente ritmo. Cerca de la meta, lo ideal será atacar, sacudir el árbol e ir por los objetivos. Sin duda, las dos fracciones llaman al espectáculo, invitan a una batalla deportiva de alto impacto, con grandes protagonistas que dejarán muy clara la general para lo que resta, jornadas de montaña, de cuidado, pero sin llegadas en alto, ideales para darle trámite a un liderato.
LISANDRO RENGIFO
Redactor de EL TIEMPO
En Twitter: @LisandroAbel