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Entrevista
Nicolás y los Fumadores exploran la melancolía y la oscuridad con ‘Nochenegra’, su tercer álbum
La banda se presenta este 30 y 31 de mayo en el Teatro Mayor Julio Mario Santo Domingo.
El álbum tiene 10 canciones, incluyendo una colaboración con la cantante chilena Rosario Alfonso. Foto: Natalia Peralta (@maria_natalia)
Una atmósfera sombría, sonidos distorsionados y letras que evocan oscuridad y desesperanza dan forma a Nochenegra, el tercer trabajo discográfico de Nicolás y los Fumadores. La banda bogotana, que lanzó su anterior álbum, Dios y La Mata de Lulo o ¿Qué hacer en caso de que haya perdido la luz? en 2022, regresa con una apuesta conceptual que aborda temas recurrentes de su música desde una óptica más reflexiva.
Este proyecto, con un componente teatral que se manifiesta en la estética de su portada y en su narrativa intervenida por personajes sin nombre, se estrenó el pasado 22 de mayo y sonará en vivo el 30 y 31 de mayo en Bogotá en el Teatro Mayor Julio Mario Santo Domingo y el 7 de junio en el teatro Pablo Tobón Uribe, en Medellín.
EL TIEMPO conversó con los integrantes de la banda, Santiago García (voz y guitarra), Nicolás Correa (guitarra), Juan Carlos Sánchez (batería y voz) y Luis Felipe ‘Satán’ Torres (bajo), para conocer más sobre las ideas que le dieron vida a Nochenegra.
¿Cómo surge el concepto de este álbum?
Juan Carlos: Creo que, sin proponérnoslo realmente, el disco fue adquiriendo un tono bien introspectivo, medio dramático, medio sombrío. Al principio queríamos hacer un disco con una energía muy alta, muy vital, pero poco a poco, por cómo se fue desarrollando la vida también durante el proceso de composición, resultó siendo un disco oscuro.
Para mí es como el desarrollo del segundo álbum, que ya plantea la cosa de sentir una oscuridad que se avecina, o como de estar un poco fijados en la oscuridad incluso en medio de lo luminoso. Es lo que dice la frase icónica del segundo disco, “solo veo el túnel al final de la luz”, como que todo está bien, pero hay puntito negro que se va haciendo más grande. Este último disco es entrar más de lleno en ese túnel y ver qué se puede hacer, si se puede reclamar la luz desde ahí.
Entre este disco y el anterior hay una continuidad de ciertos temas, como el uso del sueño como un escape o la reflexión sobre vivir del arte...
Santiago: Esos temas recurrentes tienen mucho que ver con que no tenemos tantas ideas (risas) y con que, si algo nos proponemos, es hablar de nosotros mismos y de las cosas que nos pasan. Y, por ejemplo, algo que atraviesa mucho nuestras vidas es precisamente dedicarnos a esto profesionalmente, entonces ese tema se seguirá tratando en la música que hagamos. Porque, es una vida muy difícil y tiene muchos bajos, quizá más bajos que altos. Lo que pasa es que los altos son muy altos y por eso uno lo sigue haciendo.
¿Cómo han ido manejando ese sostenimiento de la banda?
Nicolás: Ahí hay un paralelo entre El túnel (del álbum Dios y la mata de lulo...) y No es trabajo pero cansa (de Nochenegra). Entonces, claro, en El túnel está esa frustración de querer hacer algo que le gusta y no encontrarlo y tener que mirar otras opciones ‘¿será que me voy del país?’ o ‘¿será que me meto a un callcenter?’, que suele ser, tristemente, la salida más común para el artista en este país y en general en Latinoamérica. En cambio No es trabajo pero cansa asume el rol de, bueno, lo que me gusta es esto y lo voy a hacer, pero ¿cómo lo hago y a qué tengo que enfrentarme para hacerlo?
Esa es la dualidad. Tenemos una situación muy chistosa porque estamos a puertas del lanzamiento del disco con dos fechas, ya casi agotadas, en el Julio Mario, pero a la vez es el momento de crisis económica más fuerte para la banda. Entonces, esto es muy complicado, es muy difícil entender como los 'sold outs' a la larga no son lo todo. ¿Qué es lo que es todo realmente en este oficio del del arte? Esa es la pregunta que no sé si responderé algún día.
En su estreno en vivo en Bogotá la banda contará con invitados como el dúo ecuatoriano Lolabúm. Foto:Natalia Peralta (@maria_natalia)
En cuanto a lo musical, ¿cómo llegaron al sonido de este álbum, más cercano al shoegaze y a bandas como Slowdive?
Nicolás: El proceso de creación de este disco fue distinto a los anteriores, porque fue, casi en su totalidad, colectivo. Los discos pasados partían de ideas semilla que luego se trabajaban con el resto del equipo. En cambio, este nació directamente en los ensayos. Siento que eso permitió que las influencias de todos se sintieran más en la música, y no como antes, cuando había una idea con un tinte muy particular que luego se transformaba con los arreglos y el montaje. Por eso también suena más crudo: porque surge directamente de ese proceso colectivo.
Entonces no es que hubiera un concepto muy sólido desde un principio, sino que se fue desenvolviendo poco a poco en las letras, el sonido, la estética visual...
Nicolás: Sí, es algo que fue apareciendo sobre la marcha. Porque en Como pez en el hielo hablábamos de una etapa de la vida más ligada a la universidad y los veintes. Y Dios y la mata de lulo... es como: “Estoy cerca de los 30, ¿qué voy a hacer?”. Pensábamos que el tercer disco sería un reflejo de una edad más madura, en la que uno esperaría tener las cosas más claras y ver un panorama más chévere. Y salió Nochenegra, que evidentemente es todo lo contrario: el momento más oscuro posible.
'Nochenegra' tiene tres sencillos: 'El adversario', 'Nocturno' y 'Piedra sobre piedra'. Foto:Natalia Peralta (@maria_natalia)
¿Y qué pasó con la idea del álbum más enérgico?
Santiago: No cuajó. Aunque caigo en cuenta que desde un principio sí queríamos hacer algo más arriba y más rockero y tal vez esa intención sí quedo en la distorsión. Queríamos que se fuera hasta por un lado incluso bailable, farreable, pero pues terminó siendo más oscuro.
¿Qué evolución ven en Nochenegra frente a sus trabajos anteriores?
Juan Carlos: Yo siento que este disco tuvo una particularidad a diferencia de los dos primeros discos, en los que las canciones fueron haciéndose en momentos distintos. Como pez en el hielo no tenía un norte muy claro, sino que simplemente fuimos haciendo una canción, fuimos grabando cosas, luego decíamos otras, sin una visión que englobará toda la obra, aunque obviamente hay una unidad sonora y cosas en común en los temas.
Dios y la mata de lulo... fue mucho más disperso porque fueron varios años, entonces se hicieron canciones en diferentes momentos y fue un popurrí. El LP de 2023 recogía cuatro propuestas musicales sin mucha relación entre sí y unirlas en una mini antología de ideas huérfanas.
Entonces, a diferencia de todos esos proyectos, esta fue la primera vez que sí nos propusimos a hacer un disco desde ceros, con la voluntad de hacer todas las canciones del disco y de escribir todo. Es la primera vez que tuvimos que escribir las letras en simultáneo de 10 canciones, entonces eso a mí me pareció interesante, porque sí logra como un espacio de desarrollo. Creo que este disco tiene como más unidad, quizá, que los otros, y explora como un solo momento emocional.
También hay un cambio en la concepción de las letras, ¿no? menos coloquiales y literales.
Santiago: Sí, hemos hablado de que el desarrollo de las letras en la banda ha sido como de afuera hacia adentro. El primer disco era un conjunto de observaciones y anécdotas, el segundo se vuelve más introspectivo y empieza a hablar un poco más de lo que uno está sintiendo y ya este es completamente introspectivo. Entonces no hay tanta cabida para lo coloquial porque es más como una reflexión, un monólogo interno. No sé qué vaya a pasar después, el próximo disco va a ser instrumental (risas).
¿Cuáles son las expectativas para sus shows en el Teatro Mayor?
Santiago: Expectativa número uno, que salga bien. Estamos muertos del susto porque sí son los shows más grandes de nuestra carrera. Y la expectativa número dos es que, por supuesto, la gente lo disfrute. Yo quisiera que la gente llorara mucho, porque siento que eso les sirve. Es bueno tener un momento de llanto y es bueno encontrar algo que detone eso.
Para terminar, ¿en medio de esa oscuridad que aborda el álbum, hay alguna esperanza?
Nicolás: La hay. En la última canción. El disco puede verse de una forma medio narrativa, como una especie de viajecillo que empieza con un ruido ambiente de ciudad y con la pesadez de la cotidianidad de, sobre todo, vivir en una avenida. Por todo ese tránsito se pasa por momentos muy oscuros y muy pesados, pero al final el personaje quiere salir de ahí. Está chévere que la gente que escucha nuestra música y se puede identificar con ella sea consciente de que después de tanta oscuridad que uno atraviesa en algún punto hay una luz.