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Entrevista
‘Irene Alejandra’, las heridas de migrar y dejar las playas de Venezuela | Entrevista con Irepelusa
La cantautora venezolana es una de las nuevas voces en el pop y el 'indie' latinoamericano. Actualmente presenta su segundo álbum, con la producción de Juan Pablo Vega.
Irepelusa es un nombre que adoptó emulando la identidad cibernética de su abuela. Foto: Andrea Moreno. EL TIEMPO
Lo primero que escuchará al reproducir Irene Alejandra, el segundo disco de estudio de Irepelusa, es una melodía tranquila con influencia de ritmos del Caribe acompañada de los siguientes versos “Ire a ti te falla la memoria, te volviste pop ya no eres indie”. Y con esa pequeña línea, la cantautora venezolana (nacida en Puerto de la Cruz) abre la puerta de su nueva era musical: una en la que ya no tiene miedo a explorar con géneros como el hip hop, el R&B, el pop y el neosoul al mismo tiempo que cuenta su historia.
Su primer disco, Un koala en la palmera, la posicionó en la escena independiente de Colombia, destacando por sus colaboraciones con otros artistas del mismo medio como Lee Eye, Horus, Lasser y Cantamarta. Su nuevo disco es presentado bajo la producción del ganador de Grammy Latino, Juan Pablo Vega y cuenta con una colaboración con Esteman.
Con este nuevo trabajo discográfico, Irepelusa da un paso más en la consolidación de su carrera. En 2024 se presentó en el Festival Estéreo Picnic. Y durante 2022 y 2023, agotó escenarios en Santiago, Buenos Aires, Bogotá y Lima. A finales de 2024 estará debutando en Europa, en Madrid y Barcelona.
En 'Irene Alejandra' explora una parte más personal de sí misma.
Tardé un año y medio terminando el disco, es como mi hijo. Lleva mi nombre porque es mi historia. Haberme ido de Venezuela, haber dejado a mi equipo, a mi familia, a mi mejor amiga y mi zona de confort me trajo un profundo sentimiento de soledad. Colombia es culturalmente parecido a Venezuela, pero no es lo mismo. Es un álbum emocional, hay canciones muy literales y otras más metafóricas como Canaima, la que cierra el disco y está dedicada a la ciudad que tuve que dejar ir para poder crecer.
La canción que da inicio al disco es 'Querida Irenita', ¿por qué inició con esa?
Irene (Irepelusa) tuvo que migrar a Colombia en busca de oportunidades Foto:Andrea Moreno. EL TIEMPO
Al principio era una carta que le estaba escribiendo a mis amigos que dejé en Venezuela. Amigos que no comprendían por qué me tuve que ir, que decían “se fue y nos olvidó porque ahora firmó con una disquera”. Después también se transformó en un texto para los haters, los detractores de mi música. Cuando uno empieza a despegar y ser más popular llega mucha gente que se siente incómoda por todo lo que haces y dices.
Todo eso se transformó en Querida Irenita, en una carta de presentación, y por eso es la primera del disco, porque dice: mira, esto es lo que vas a escuchar en este álbum, si no te gusta, te puedes ir.
¿Por qué decidió cerrar con 'Canaima'?
Irme de Puerto de la Cruz, en Venezuela, mi ciudad natal, me dolió mucho, pero me hizo lo que soy ahora. Si no hubiese llegado a Bogotá, no habría crecido ni aprendido. Irene Alejandra está inspirado en Bogotá, pero cierro con Canaima porque uno siempre quiere volver a casa. Eso no significa que no esté agradecida con Bogotá. Sé que parte del éxito en la carrera que escogí viene de la mano con la soledad, con moverse, con la rapidez, con la opinión pública.
Irene Alejandra es el segundo álbum de Irepelusa Foto:Andrea Moreno. EL TIEMPO
De 100 comentarios buenos, hay 10 malos. Pero uno como artista sensible cae en el error de quedarse enfrascado en esos diez. Yo me preguntaba “¿Qué hice mal?”. A mí me encanta leer comentarios, los buenos me hacen muy feliz.
Los malos me frustran, porque muchas veces ni siquiera se meten con mi música. Yo entiendo que te metas con mi música porque a mí tampoco me gusta la música de todo el mundo, pero cuando me señalan como persona, cuando veo a gente hablando sin saber, duele mucho. Al final decidí ir a terapia y mantenerme alejada de redes sociales, sobre todo de X (antes Twitter), porque es muy tóxico. Al final vuelvo allí porque necesito promocionar mi música, es un círculo vicioso.
En el Festival Estéreo Picnic compartió sus sentimientos por Charlie, uno de sus amigos, quien falleció antes de la presentación.
Durante todo este tiempo, mientras compuse el álbum, me sentía estancada y sabía que tenía que drenar un montón de cosas. Eso es lo que hago al hablar y al cantar. Recuerdo que me senté con Juan Pablo Vega y le dije: quiero sacar todo esto de mí. Ahora que escucho las canciones me río porque recuerdo que, en ese momento, cuando las escribí, sentía que la vida se me iba a acabar. Al final transformé todo eso en una canción. Y espero que otras personas en el mundo me escuchen y sientan lo mismo que yo; que se sientan acompañados.
¿Cómo fue trabajar con Juan Pablo Vega?
Si no hubiese llegado a Bogotá, no habría crecido ni aprendido
Fue muy lindo. Él sabe mucho de producción, de composición, de interpretación, de todo. Juan es una persona bastante introvertida, al principio yo creí que le caía mal. Pero con el tiempo fuimos tomando más confianza y formamos una gran amistad. Juanpa tiene una trayectoria y experiencia gigantes, viene de una generación musical diferente a la mía y me alegra haber tenido la oportunidad de aprender de él. Creo que él también pudo aprender un poquito de mí, de todas las locuras que le llevé a la mesa. Él me permitió sacar todos los sentimientos y hacerlos música, yo le digo: San Juan Pablo Vega.
La única colaboración del disco es con Esteman, ¿por qué y cómo fue trabajar con él?
El nuevo disco fue producido por Juan Pablo Vega Foto:Andrea Moreno. EL TIEMPO
Esteman es una de mis colaboraciones soñadas. Hace rato lo había conocido en persona y él es muy amigo de Juan Pablo. Un día vino a Bogotá y Juan le mostró lo que estaba haciendo conmigo. Cuando escuchó Te amé temprano le brillaron los ojos.
En Un koala en la palmera, mi primer disco, colaboré con muchos artistas porque estaba explorando y desarrollando mi sonido. Pero en Irene Alejandra, al ser un disco tan personal, no tenía contemplado hacer colaboraciones, no me imaginaba a ningún artista que pudiera sentir empatía con mi historia.
Pero a Esteman lo sentí tan conectado que dije: lo voy a invitar, esta es mi oportunidad de oro. Le escribí y a los dos días ya estaba en el estudio grabando.
Retomemos el tema de la migración. ¿Cómo es su relación con Bogotá?
Haberme ido de Venezuela, haber dejado a mi equipo, a mi familia, a mi mejor amiga y mi zona de confort me trajo un profundo sentimiento de soledad. Colombia es culturalmente parecido a Venezuela, pero no es lo mismo.
Soy de la playa, yo vengo de la playa. En mi casita tu abres la ventana y está el mar, la arena, la tranquilidad de vivir en la costa. Cuando llegas a Bogotá los primeros días son chéveres porque estás vacacionando y conociendo. Otra cosa es vivir acá. Lo primero que me chocó fue la altura y el frío. Lo rápida y acelerada que es esta ciudad. Me costó mucho adaptarme. Al mismo tiempo estaba extrañando Venezuela y sólo pensaba: “bueno, suéltala ya, suéltala porque tú lo que necesitas es crecer y aprovechar todas las oportunidades que te da esta nueva ciudad”. Y es que, en Colombia, en Bogotá, sobre todo, tienen una industria musical y oportunidades artísticas muy buenas. Tienen festivales, conciertos... ahora cuando me voy de Bogotá, la extraño. Esta ciudad es dura, pero me ha hecho quererla.
¿Cuáles son los pasos que dio entre 'Un koala en la palmera', su primer disco, y el nuevo, 'Irene Alejandra'?
Irepelusa tomó inspiración en Bogotá Foto:Andrea Moreno. EL TIEMPO
El primero fue aprender a hacerme cargo y tomar las riendas de mi proyecto. En Venezuela trabajé con gente increíble y exploré mi manera de escribir y componer, pero, yo tengo dos metáforas para explicar lo que siento respecto a eso: soy como Leónidas en 300, cuando se da cuenta que tiene que salir a cazar por él mismo.
Así como él, yo fui el Koala, y tuve que bajar de la palmera. Tuve que entrar al mundo real para conocerme, para saber que podía lograrlo por mí misma y luego sí compartir esos logros con los míos. Al bajar encontré una manera de ser más directa, de no tener pelos en la lengua. Sigo siendo dulce y cariñosa, pero también soy fuerte y firme.
¿Qué sentimiento le queda ahora que finalizó Irene Alejandra?
Soy de la playa, yo vengo de la playa. En mi casita tu abres la ventana y está el mar, la arena, la tranquilidad de vivir en la costa.
Sé que sí se puede salir del hueco. Ahora me siento más segura. Pude desarrollar los nervios de acero y amor propio que antes no tenía. Colombia me ha recibido de una manera hermosa. Mucha gente se tuvo que ir de mí país y están acá, y sé que les recuerdo un poco a casa, pero también sé que hay gente local y eso me llena porque demuestra que la música traspasa fronteras. Colombia es mi hogar y espero poder tocar en Cali, en Medellín, en Pereira. Ojalá eso se dé en noviembre.