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‘Filbo confirmó el éxito del intercambio cultural entre Corea y Colombia'
El presidente de la Fundación Cultural Asia-Iberoamérica habla de las relaciones entre los países.
La Feria del Libro presencail es una de las primeras cartas que se juega el sector para su reactivación Foto: César Melgarejo/ EL TIEMPO
Culminó una nueva edición de la Feria Internacional del Libro de Bogotá (Filbo) y se ratificó la reactivación de la industria cultural en el país. El evento coincidió con la flexibilización de medidas durante la emergencia sanitaria presente por la pandemia de covid-19, lo que funcionó para que miles de personas volvieran a Corferias a la fiesta literaria más importante del país.
La República de Corea fue el invitado de honor, a propósito de la conmemoración de los 60 años de relaciones con Colombia. En entrevista exclusiva con este diario, Samil Yang, presidente de la Fundación Cultural Asia-Iberoamérica, que promueve el intercambio de las artes entre ambos países desde hace 25 años, y director del Instituto Rey Sejong de Bogotá, habla del panorama actual y los desafíos del sector de las artes en ambos países.
¿Cómo fue el camino para que Corea fuera invitado de la Filbo?
Nuestra fundación ha trabajado con la Filbo por más de diez años. Tenemos buena relación. Con lo del covid, temimos que no pudiéramos tener este evento tan importante en la presencialidad, de nuevo. La invitación de Corea como país invitado de honor nació precisamente con la visita del presidente Iván Duque a Corea. Desde ahí comenzamos a trabajar en conjunto. Teníamos una dificultad porque había novelistas, poetas y siete instituciones del país unidos para venir a realizar el pabellón coreano como invitado. Había nerviosismo por la situación de pandemia. Sin embargo, a finales de febrero recibimos de Corea la vía libre para participar presencialmente.
¿Cuáles fueron los retos para montar el pabellón coreano?
Formamos un equipo de encuentro entre Filbo, la Cámara Colombiana del libro, la Fundación Cultural Asia-Iberoamérica y la embajada de Corea, con el fin de poner todos los esfuerzos para que todo se hiciera realidad. Se dispusieron unos seguros para que los coreanos pudieran venir de forma tranquila y se activara la logística en hoteles para cuarentenas, en caso de que alguien resultara contagiado antes, durante y después del evento, así como a clínicas. La Cancillería y el Ministerio de Cultura de Colombia apoyaron para que todo fuera presencial. No podemos menospreciar para nada la paciencia y el apoyo del equipo de Colombia desde noviembre del año pasado para que esto se realizara.
¿Qué tan cercanos son realmente Corea y Colombia?
Samil Yang, presidente de la Fundación Cultural Asia-Iberoamérica. Foto:Cortesía
Somos dos países de hermandad y de sangre. El contexto macro de la participación de Corea como país invitado de honor fue posible por la conmemoración de los 60 años de relaciones diplomáticas. Somos dos países unidos, con mucha convivencia. Todo comenzó hace 70 años, cuando Colombia envió el Batallón para la guerra y preservar la democracia coreana. Desde entonces hemos tenido relaciones estratégicas. Hay más similitudes que muchos no se imaginan. Aunque estamos lejos, en dos continentes distintos, somos vecinos del mar Pacífico, un testigo de poblaciones costeras que guardan en común algo: son pueblos pujantes, berracos, en términos colombianos. Ambas sociedades han superado dificultades, como Colombia con la guerra de los Mil Días, la violencia bipartidista y los conflictos internos, y Corea, que dejó de ser una colonia japonesa imperialista y luego tuvo una guerra entre el sur y el norte. Además hay una amistad mutua con Estados Unidos, otro punto común importante.
Entonces, desde la guerra de Corea está el agradecimiento...
El agradecimiento es histórico. Los colombianos, por ejemplo, pueden viajar a Corea sin visa. Paradójicamente, cuando sucedió la guerra, en Colombia muchos intelectuales no estaban de acuerdo con enviar a jóvenes a una guerra ajena. Ese acto valiente y muy importante fue reconocido por familias coreanas, y desde entonces reaccionan de forma positiva cuando se les habla de Colombia.
¿Qué se aportan ambos países en términos culturales?
Colombia y Corea somos dos países de hermandad y de sangre
La cultura es la manifestación colectiva de pensamientos a través de diferentes formas de arte. Corea ha participado en los últimos 20 años en diferentes eventos culturales iberoamericanos, como el Festival de Teatro de Bogotá, y en diferentes intercambios literarios en ciudades como Medellín y Cali. Aunque hay que decir que la presencia y el intercambio cultural han sido bilaterales. Desde la fundación, incluso, hemos impulsado que sea multilateral. Cuando venían grupos coreanos a Colombia, por ejemplo, también llevábamos grupos colombianos a Corea, como cuando logramos que niños de Cartagena conocieran la nieve y fueran invitados a los Juegos Olímpicos de Invierno. Ha habido algo realmente importante: que los jóvenes coreanos puedan aprender español y se apoye con la traducción de novelas colombianas al coreano, como Cien años de soledad, traducida por Guho Cho, quien estuvo en la Filbo.
¿Qué tanto ha influido el realismo mágico?
El realismo mágico de Gabo influyó a los poetas, novelistas y al público general coreano. Cien años de soledad es una de las novelas más leídas en las últimas décadas entre lectores coreanos. Recogió todas las tradiciones de un pueblo que puede estar en Colombia y en Corea. Es una muestra de la influencia positiva cultural que les ha dado Colombia a los coreanos.
¿Cuáles otras contribuciones culturales ha habido?
Otra contribución cultural es el café colombiano. Ese producto enriqueció la vida cotidiana de los coreanos y permitió que se desarrollaran espacios culturales en el país. Pero la música colombiana también ha hecho que la vida sea positiva. El acercamiento entre los países permitió conocer artistas y canciones. Muchos coreanos se han cautivado y han viajado a Colombia para aprender salsa, por ejemplo. O también reconocen a Totó la Momposina. Además, se ha vuelto cada vez más común que jóvenes vengan de intercambio a estudiar aquí, y luego varios trabajan como diplomáticos, literatos, profesores. En ese sentido, Colombia también ha contribuido desde la academia. Corea siempre buscará la oportunidad de agradecerle de diferentes maneras.
¿Cómo está Corea en la reactivación tras la pandemia?
Corea ha sido uno de los países que han manejado correctamente la pandemia en el mundo. Durante la emergencia no tuvo que recurrir a una cuarentena general o shut down. Desde marzo cambió la política de seguridad y comenzó a introducirse en la inmunidad de rebaño. Aunque aumentaron los casos en una temporada, las cifras de mortalidad se han mantenido a la baja y estables
¿Cómo ve la situación en Colombia?
Hay que lamentar siempre a las víctimas de la pandemia en el mundo. Colombia ha superado diferentes dificultades y está superando esta. Estuve durante la pandemia aquí en una temporada y fui testigo de eso. Con la vuelta a la presencialidad, volvimos a ver cómo se recuperan los sectores, sobre todo el de las artes, uno que ha sufrido bastante. Muchos de nuestros proyectos que fueron cancelados están volviendo a la luz. Con el levantamiento del uso de tapabocas podremos vivir cada vez más la industria cultural fortalecida, como antes. Aunque estaban las plataformas digitales, siempre nos preguntamos cómo este sector podría estar todo el tiempo en ellas. Es algo realmente difícil porque se necesita de experiencias que marquen, porque lo importante es que la gente pueda disfrutar del arte en algo más allá de lo online.
¿Y cómo está el intercambio digital?
Corea y Colombia están trabajando cada uno en avanzar en infraestructura para que todos estén conectados. Corea está un poco más avanzada porque ya pasamos por la tercera revolución industrial, o sea, la era del ‘punto com’, que es en la que Colombia estaría en la actualidad. Desde 1997, los coreanos han tenido una autopista digital, y ya están avanzando a una cuarta revolución industrial, en la que cambia la manera de vivir. Colombia ahora está trabajando para superar el desafío de que todo esté conectado digitalmente, y ahí es donde las empresas coreanas, como LG, o el Gobierno de Corea pueden convertirse en buenos aliados para que en el corto tiempo pueda saltar a la cuarta revolución industrial.
¿Y cómo se benefician las artes?
Los artistas se pueden seguir amplificando a través de la innovación digital de ambos países, aunque aquí el asunto es qué tan sostenibles sean sus productos como para que siempre permanezcan en plataformas digitales. Es una tarea pendiente revisar qué puede funcionar, sí o sí, para el mundo online y qué para el offline.
Hace un momento mencionaba lo de las empresas coreanas, ¿podría profundizar en por qué deberían ser claves en innovación para la cultura?
Las empresas coreanas, como LG, permiten que todos estemos conectados para que se pueda consumir cultura de ambos países. La generosidad de LG en la Feria del Libro, por ejemplo, fue vital para este momento de reactivación. Ofrecieron las pantallas gigantes y más de un centenar de monitores, tableros interactivos y televisores para que los visitantes pudieran tener una experiencia cultural agradable y pudieran consumir todos los contenidos sin contratiempos. Esto es un claro ejemplo porque no son actos comerciales meramente, sino un apoyo rotundo a la cultura. Si no tuviera esa mentalidad, como pasa con muchas compañías en el mundo, no pasaríamos de esa tercera a cuarta revolución industrial que estaba mencionando.
La inversión de estas empresas coreanas para todos los ámbitos cotidianos, sobre todo a nivel cultural, permite que las nuevas generaciones puedan acceder a múltiples formas para aprender, conocer e interpretar las artes. Antes solo teníamos pocas maneras con un solo canal de distribución, ahora es posible tener plataformas bidireccionales con múltiples entradas y salidas.
¿Cuáles son los retos a nivel cultural?
La ministra de Cultura, Angélica Mayolo, confirmó que Colombia será el país invitado en la Feria del Libro en Seúl. Eso será un reto enorme para ambos países, como sucedió con la Filbo en estas semanas. Pero esto apenas es un comienzo entre el intercambio cultural que viene entre los dos países. La idea es que vengan más estudiantes a aprender español a Colombia y las universidades puedan invitar a profesores, académicos, a venir a aplicar conocimientos. Y viceversa. Además, se ampliará el número de libros colombianos traducidos al coreano, entre otros proyectos.