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Cuando el vecino convierte su balcón en un gran escenario

David Baquero es uno de los artistas que espontáneamente animan a sus vecinos durante la cuarentena.

Cada día, David Baquero escoge una canción y la ensaya toda la tarde para tocarla frente a sus vecinos a las 6 p. m.

Cada día, David Baquero escoge una canción y la ensaya toda la tarde para tocarla frente a sus vecinos a las 6 p. m. Foto: Héctor Fabio Zamora. EL TIEMPO

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Cuando en una entrevista le pidieron al mítico roquero argentino Luis Alberto Spinetta que definiera la música, dijo: “Como la comida es para el estómago, la música es para el alma”. Algo así es lo que David Baquero intenta brindarles a las personas de su comunidad desde su balcón al norte de Bogotá: alimento para el espíritu.
Es un estudiante universitario y músico amateur. Cuando comenzó la cuarentena, quiso alegrar a sus vecinos del sector de Cedritos tocando desde su balcón, siguiendo la tendencia que comenzó en Italia, que ha sido unos de los países más golpeados por la pandemia.
Desde entonces, el señor del apartamento de al lado es su mayor fan. Para el artista ese es un éxito suficiente. En la primera oportunidad que tuvo para agradecerle sus conciertos de cada tarde, le dijo: “Qué chévere poder oírlo a usted tocar después de trabajar todo el día aquí en casa. Estoy aburrido, pero sé que van a ser las 6:00 y me alegro. Lo que usted hace es algo fuera de lo común”.
Y aunque a Baquero le gusta el rock en inglés, en esta serie de presentaciones intenta tocar canciones populares que atraigan a toda su audiencia. En su repertorio tiene temas de Chayanne, Los Enanitos Verdes o Morat y los practica durante todo el día, pues para él no hay nada más comprometedor que ver cómo se encienden las luces en las ventanas de los edificios cercanos cuando su concierto va a comenzar.

¿Cómo cree que ayuda a sus vecinos con su música?

Lo voy a poner así: no puedo donar dinero ni mercados, entonces dono mi arte. La gente no solo necesita estar bien en su cuerpo, sino que tiene que mantener su salud mental. Y ahí es cuando uno se da cuenta de que el arte tiene un sentido esencial. Ante el golpe que significa estar encerrados, yo les digo a mis vecinos: “Ánimo. Estamos juntos en esto”. Yo quiero que la gente salga de su encierro así sea durante los cinco minutos que dura mi canción de cada tarde.

¿Se quiere dedicar a la música?

Yo estudio istración de empresas. La música es un hobbie, pero es un hobbie al que le dedico mucho tiempo. Aunque la verdad es que me encantaría dedicarme a la música. No me refiero a la música como profesión, yo no quisiera ser profesor. Si puedo vivir de eso, yo sueño con la vida de rock star: que la gente oiga mi música, ir a dar conciertos e irme de gira.
Yo quiero que cuando todo esto pase, la gente del barrio diga: 'La cuarentena fue increíble porque había un loco que hacía música todas las tardes desde su terraza'.

¿Y tiene alguna banda o proyecto?

Tengo mi canal de YouTube y mi cuenta de Instagram, ahí se puede encontrar mi música como solista. También tengo una banda que acabo de conformar, apenas en febrero. Ahorita estamos quietos, evidentemente. Pero tenemos un primer sencillo con su correspondiente videoclip y no lo hemos estrenado porque todavía no le hemos puesto un nombre al grupo.

Póngale ‘Baquero Balcones’.

(Risas). No es mala idea. Aunque me suena a nombre de conjunto residencial.
¿Qué lo animó a salir la primera vez a tocar?

¿Qué lo animó a salir la primera vez a tocar?

A principios de marzo vi un video en Facebook de un guitarrista que tocó un solo de Brian May (el guitarrista de Queen) desde su balcón, en Italia. Cuando vi que la gente alrededor le aplaudía al tipo, yo pensé: “Si llega a haber una cuarentena en Colombia, yo voy a hacer lo mismo”. También pensé que, si lo hacía, podía grabarme y subir el video a internet, pero que la finalidad no era que me vieran muchas personas por redes, sino que me vieran las personas del barrio y se alegraran.

¿Y cómo lo acogió “el público”?

La primera vez fue chistosa. Fue apenas la alcaldesa decretó el simulacro de aislamiento. Salí a cantar Mi generación, de Poligamia. Varias personas salieron por las ventanas a ver qué pasaba. Mi vecino del balcón de al lado salió y me hizo gestos de ánimo y de buena vibra. A la mitad de la canción, vi que salió el portero del edificio a la calle y me gritó: “¡Bájele!”. Pero igual terminé la canción y las personas aplaudieron. Cuando entré al apartamento, me sonó el citófono y era el portero de nuevo. Me dijo que la gente se había quejado del ruido. Yo pensé: “Ok, de pronto funcionó en otros países, pero aquí no les gustó”.

¿Y entonces por qué decidió volver a hacerlo?

A pesar de que al finalizar la canción yo anuncié que iba a salir al día siguiente, no lo hice, porque aparentemente había incomodado a algunas personas y mi intención era todo lo contrario. Pero ese día pasó algo inesperado: por la tarde salió otra persona en un balcón cercano a cantar. Salí a verlo y de pronto empecé a oír que la gente gritaba: “¡Que salga el de la guitarra!”. Las personas que me alcanzaron a ver me gritaron directamente a mí: “¡Saque la guitarra y nos toca algo!”. Y yo les respondía que no podía, que me habían regañado el día anterior. Luego me encontré al celador y me preguntó por qué no había tocado. Y me explicó que las personas lo llamaron a preguntarle por qué yo no había salido, si había prometido que lo haría. Por supuesto que regresé.

¿Y cómo le fue a la siguiente vez?

Pues parece que salieron más personas que la vez pasada. Yo no sé realmente cuánta gente sale a verme, pero sé que es más de la que yo veo en las ventanas, porque cuando termino de tocar oigo más aplausos que las cabezas que alcanzo a contar.
Empecé a tener una acogida genial. Comencé a grabarme para subir los videos a mis redes y un amigo me sugirió que colgara un letrero en mi balcón con mi cuenta de Instagram, que es @pd.baquero, para que los vecinos pudieran ver más de mis canciones. Lo que sucedió al otro día fue que me empezaron a llegar mensajes con videos que las personas hacían de mis presentaciones desde los otros edificios. También me escriben para darme las gracias.

¿Cuántas canciones toca al día?

Toco solo una. Ocasionalmente toco dos, si el público me lo pide. Lo que hago es ensayar la canción todo el día para que salga perfecta y sin errores, que es lo mínimo que se merece la lealtad de estas personas. La verdad es que siempre salgo supernervioso a cantar.

Es como si el balcón fuera una tarima, un escenario de concierto.

Exactamente. Así lo siento yo. Antes de tocar me tomo un momento para respirar y calmarme. Pero lo que me anima es que ver que faltando cinco minutos para las 6:00 de la tarde, ya veo personas que se están alistando para oírme. Yo quiero que cuando todo esto pase, la gente del barrio diga: “La cuarentena fue increíble porque había un loco que hacía música todas las tardes desde su terraza”.

¿Qué les diría a sus vecinos, si están leyendo eso?

Gracias por apoyarme, vecinos. Yo hago esto por ustedes y que me hayan aceptado es lo que me motiva. Tengamos más ánimo, que estamos todos juntos en esto. Esta situación simplemente nos hace más humanos. Es una prueba y las forma en la que reaccionemos es la que demuestra nuestra verdadera naturaleza. Las canciones que toco por las tardes son mi forma de decirles que todo va a estar bien y que de esta salimos.
-Mateo Arias Ortiz
EL TIEMPO
En redes: @mateoariasortiz

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