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Charlie Watts: el mejor vestido de The Rolling Stones
Su cuidadosa apariencia era uno de los rasgos personales más visibles del legendario baterista.
Puede ser que con su particular estilo el guitarrista Keith Richards haya estado en el ojo de los críticos de moda, puede ser que haya sido imitado hasta en sus movimientos (que lo diga Johnny Depp). Pero si hubo uno de los del legendario grupo The Rolling Stones que solo podía ser descrito como “elegante” en cualquier circunstancia y lugar, antes o después de la fama, fue Charlie Watts, fallecido este 24 de agosto en un hospital de Londres, a los 80 años.
Genio de la batería y irador de la sencillez (siempre usó cuatro tambores cuando otros consagrados colegas sumaban otro y otro y otro...), amante del jazz (más que del rock cuya leyenda alimentaba junto con sus compañeros) y dueño de un sentido común que le dio en el grupo el poder de decir la última palabra en decisiones importantes, su elegancia era algo que tarde o temprano, cualquiera que quisiera describirlo tenía que mencionar, y pronto.
Charlie Watts, a la izquierda, muchas veces era el de apariencia más sobria y seria, entre sus compañeros. Foto:Efe
En reseñas recientes, por su cumpleaños número 80 -el 2 de junio-, destacaban que había pasado de traje por los años en que lo estrafalario y lo hippie daban a la moda una libertad de combinaciones. Pero él se mantenía en su "inglés antiguo", como definía su estilo.
Jamás se dejaba ver desaliñado, el que -pese a que tuvo su etapa oscura en el pozo de las drogas- se alojaba aparte de sus compañeros en esos retiros para grabar. Valoraba dormir más que los excesos del rock, algo que quedó relatada en la llamativa anécdota retratada por Keith Richards en su biografía acerca de la madrugada en que Mick Jagger -con toda su mundialmente celebrada irreverencia- se atrevió a arrebatarlo de su sueño en una madrugada de 1984, en Amsterdam.
Jagger y sus compañeros estaban eufóricos, tenían ideas geniales para nueva música de los Stones, llamó a Watts a eso de las 5 a.m. y le dijo: “¿Cómo está mi baterista?”. Watts no solo le colgó, sino que veinte minutos después golpeó la puerta y le dio un puñetazo aderezado con la inolvidable frase: “Yo no soy tu baterista. Tú eres mi cantante” y se alejó.
Para terminar de retratarlo en esta acción es necesario resaltar que en el lapso entre la llamada de Jagger y la aparición de Watts en su puerta, el baterista se había vestido impecablemente. Había apuntado hasta el último botón, tenía su corbata anudada perfectamente, los zapatos brillaban. Y después de todo ese ritual de vestimenta y de haber dado el mensaje, volvió a dormirse. Muy seguramente, después de haberse puesto correctamente la pijama.
Ese celo por verse siempre bien solía llamar la atención sobre Watts a primera vista. Andrew Loog Oldham, productor de la banda en los años 60 describió su innegable talento musical, pero además sumó ese inmenso cuidado suyo en su apariencia de la siguiente manera: “A diferencia de los otros cinco que no tenían saco, él tenía los dos botones superiores del suyo meticulosamente abrochados por sobre una pulcra camisa de cuello con botones y una corbata”.
Así fue siempre. No en vano en reseñas lo describen como “el dandy de la batería”. Y sobre él era común hacer el contraste de decir que por banquero, empresario o lo que fuera, menos por roquero.
Charlie Watts nació el 2 de junio de 1941. Foto:Shaun Curri
“Tengo un modo de vestir muy tradicional -fue una de las frases suyas citadas por Clarín en su pasado cumpleaños-, inglés antiguo y nunca me sentí cerca del hippismo (...) Las sesiones de fotos con los Stones eran un lugar especialmente incómodo. Me ponía zapatos y todos iban en tenis; yo odio las zapatillas deportivas. En fin, nunca sentía que estaba en sintonía”.
Sin embargo brillaba en el longevo conjunto musical. Tanto que cuando se anunció, hace pocas semanas que por primera vez desde su entrada al grupo en 1963, no acompañaría a la banda en su regreso postpandémico a los escenarios -la gira No Filter, de 13 conciertos- muchos preguntaban si The Rolling Stones podía seguir existiendo sin él.