Luego de sufrir un accidente cerebrovascular, una mujer canadiense experimentó una pérdida total del apetito por más de un año, según se lee en un artículo publicado en la revista Neurocase, en el cual se analizó su situación.
El artículo fue escrito por Benjamin Hébert-Seropian, Olivier Boucher, Didier Jutras-Aswad y Dang Khoa Nguyen, y se publicó este año.
La situación la mujer comenzó luego de sufrir un accidente cerebrovascular en la ínsula, una estructura de la corteza cerebral. De acuerdo con la publicación científica, la ínsula ha sido por mucho tiempo una de las regiones cerebrales menos comprendidas, parcialmente, por su difícil .
Sin embargo, prosigue el documento, creciente evidencia sugiere que la ínsula juega un rol importante en el procesamiento gustativo, interoceptivo y emocional, y que probablemente integra esas diferentes funciones para contribuir al control homeostático de la ingesta de alimentos.
Precisamente, los médicos reportaron en el artículo el caso de la joven paciente adulta que perdió la experiencia del hambre después de un accidente cerebrovascular isquémico localizado en la ínsula posterior izquierda.
Según el seguimiento médico, la pérdida del hambre en la paciente no era atribuible a medicamentos, uso de sustancias o a algún desorden clínico.
Solo 15 meses después del accidente cerebrovascular la paciente recuperó el apetito y la sensación de hambre.
Entre las conclusiones de la publicación científica se lee que en concordancia con el rol atribuido a la ínsula en el gusto, el análisis realizado al caso de la mujer sugiere que esa estructura "integra información sobre el sabor, la interocepción y el valor hedónico de los alimentos al servicio de la regulación homeostática".
La homeostasis es una propiedad del cuerpo que le permite mantener una condición interna estable. El Instituto Nacional del Cáncer de los Estados Unidos ahonda en la definición de esta propiedad así: "en la homeostasis, las concentraciones de ácido en el cuerpo, la presión arterial, el azúcar en la sangre, los electrolitos, la energía, las hormonas, el oxígeno, las proteínas y la temperatura se ajustan constantemente para responder a los cambios en el interior y el exterior del cuerpo. De esa manera, todos los sistemas se mantienen en un nivel normal".