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Un estudio halló por qué muchos gatos viven más que los perros: la respuesta está en el cerebro y los genes
Un equipo de científicos de la Universidad de Bath, Inglaterra, estudió las diferencias evolutivas entre distintas especies de mamíferos.
Los cambios fisiológicos y genómicos influyen en la longevidad. Así lo descubrieron los expertos.
El estudio arrojó resultados interesantes. Foto: iStock
Un equipo internacional de científicos de la Universidad de Bath, en Inglaterra, identificó factores biológicos que podrían explicar por qué los gatos suelen vivir más que los perros.
La investigación, publicada en la revista Scientific Reports, reveló que la mayor longevidad de los felinos está vinculada a cerebros relativamente más grandes y sistemas inmunológicos más complejos, aspectos que también influyen en la esperanza de vida de otros mamíferos.
Los perros y los gatos tienen distinta expectativa de vida. Foto:iStock
Los investigadores analizaron diferencias evolutivas entre 46 especies de mamíferos, enfocándose en el tamaño cerebral y los genes relacionados con el sistema inmunológico. Según Benjamin Padilla-Morales, autor principal del estudio y miembro del Centro Milner para la Evolución y del Departamento de Ciencias de la Vida de la universidad inglesa, “se sabe desde hace tiempo que el tamaño relativo del cerebro está correlacionado con la longevidad: tener un cerebro más grande ofrece ventajas conductuales potenciales”.
Además, el estudio destaca “el sorprendente papel del sistema inmunológico no solo en combatir enfermedades, sino en apoyar una vida más larga a lo largo de la evolución mamífera”, agregó Padilla-Morales. Los científicos identificaron que las especies con mayor esperanza de vida tienen un mayor número de genes asociados con la defensa inmunológica, sugiriendo que esta capacidad biológica es clave para alargar la vida.
En términos concretos, mientras que los perros tienen una esperanza de vida promedio de unos 12 años, los gatos pueden llegar a vivir hasta 17 años, en parte debido a estas diferencias biológicas. Asimismo, otras especies con cerebros grandes, como los delfines y ballenas, presentan longevidades que oscilan entre 39 y 100 años. Por el contrario, mamíferos con cerebros más pequeños, como los ratones, tienen una vida mucho más corta, de uno o dos años.
Los cerebros más grandes están asociados con una mayor longevidad. Foto:iStock
Sin embargo, existen excepciones a esta tendencia. La rata topo, un pequeño roedor que habita bajo tierra, puede vivir hasta 20 años pese a su reducido tamaño cerebral. Otro caso especial es el de los murciélagos, que tienen una longevidad mayor a la esperada para su tamaño cerebral; esto se explica por un alto número de genes vinculados a un sistema inmunológico robusto, lo que les permite una mejor defensa contra patógenos.
Los resultados del estudio sugieren que no solo el tamaño del cerebro, sino también las adaptaciones genómicas relacionadas con la resiliencia inmunológica, han avanzado conjuntamente a lo largo de la evolución para favorecer vidas más largas en los mamíferos. Los investigadores planean continuar profundizando en estos mecanismos, con la intención de explorar posibles aplicaciones futuras que puedan influir en la esperanza de vida de distintas especies, incluidos los seres humanos.
Este es el animal más longevo del mundo, según la ciencia
La diversidad del reino animal no solo impresiona por su variedad, sino también por la longevidad extraordinaria de algunas especies. Entre ellas, el tiburón de Groenlandia se destaca como el vertebrado más longevo del mundo, con una vida que puede superar los 500 años.
Conocido también como "tiburón durmiente" por su movimiento lento y naturaleza tranquila, este animal habita en las frías aguas del Atlántico Norte y el Ártico, alcanzando profundidades superiores a los 2,000 pies. Estudios recientes estiman su esperanza de vida entre 250 y 500 años, mientras que el ejemplar más antiguo registrado, identificado en enero de 2024, tiene una edad aproximada de 519 años, situando su nacimiento en torno al año 1505.
Esta longevidad excepcional se debe en gran parte a su metabolismo extremadamente lento y las bajas temperaturas de su hábitat, que ralentizan el envejecimiento y el desgaste de sus órganos. Además, su crecimiento anual es de apenas un centímetro, lo que contribuye a una vida prolongada.
Su vida puede extenderse por más de 500 años. Foto:iStock
La combinación de su entorno frío, una dieta variada —que incluye peces, calamares y restos de mamíferos— y un estilo de vida pausado convierten al tiburón de Groenlandia en un sobreviviente único. Su salud mantenida a lo largo de siglos lo posiciona como un objeto de estudio valioso para la biología marina y los mecanismos de envejecimiento en vertebrados.
Este tiburón ha vivido más de cinco siglos, siendo testigo de transformaciones históricas desde el Renacimiento hasta la actualidad, algo inédito entre los vertebrados. No obstante, enfrenta amenazas importantes como la pesca accidental y el impacto del cambio climático, por lo que su conservación es vital para preservar tanto la especie como la estabilidad de los ecosistemas marinos donde desempeña un papel clave.
*Este contenido fue hecho con la asistencia de una inteligencia artificial, basado en la información de La Nación (GDA), y contó con la revisión de la periodista y un editor.