Mujer fue a que le extrajeran un diente, pero le dejaron parte de un taladro quirúrgico en el cráneo: será indemnizada

Un procedimiento que parecía rutinario para María Cristina Soares, de 62 años, de Brasil, terminó en una experiencia traumática que involucró meses de dolor y una grave negligencia médica. 

Tras acudir a una clínica para la extracción de un diente con la raíz fracturada, la mujer descubrió que un fragmento de 1,2 centímetros de un taladro quirúrgico quedó alojado en su cabeza sin que nadie se lo informara.

Cristina comentó que la presencia del objeto metálico en su cráneo pudo costarle la vida, pues estuvo cuatro meses con el taladro en su rostro sin saberlo. 

Según especialista, ese fragmento pudo haber sido aspirado hacia sus pulmones o incluso perforar sus intestinos si lo hubiera ingerido. 

“Lo más grave no fue el error en sí. Los errores ocurren. El problema fue la negligencia. Volví a la consulta varias veces; me atendió por otros casos, pero nadie me dijo nada. Tuve el taladro en la cara durante cuatro meses”, declaró María Cristina.

Durante ese tiempo, padeció dolores intensos en la cabeza, que nunca relacionó con la cirugía. “Tenía un dolor de cabeza terrible y no sabía por qué. Pero los riesgos eran graves. Podría haber aspirado el taladro y haberme entrado en los pulmones, o podría habérselo tragado y haberme perforado los intestinos”, dijo. 

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El 23 de junio de 2022, María Cristina se presentó en una clínica de Barra da Tijuca, Brasil, para que le extrajeran un diente con la raíz rota. Aunque el procedimiento fue programado con la dentista Priscilla Bittencourt Palladino Monteiro, el día de la intervención fue otro profesional, Lucas Tetsuya Murai, quien realizó la extracción tras ser llamado por Priscilla.

A pesar de no conocer a Lucas, Cristina autorizó su participación confiando en la recomendación de la doctora Priscilla. Durante la cirugía, el taladro utilizado se rompió y desapareció. Mientras estaba recostada, escuchó que Lucas le comentaba a Priscilla que no encontraban la fresa. 

Durante el procedimiento, expresó su preocupación porque no encontraba la fresa. La secretaria incluso entró en la habitación para ayudar a buscarla, pensando que se había caído al suelo. Sin embargo, el dentista cambió de tema, le restó importancia y dijo que la fresa podría haber sido succionada o haber ido a la basura, dijo el paciente. 

Lucas mostró preocupación, pero Priscilla lo silenciaba constantemente. Cristina recuerda: "Me tranquilizó, pero no me pidió radiografías para comprobar si el taladro se había metido en otra parte de la cara. El taladro salió disparado como una flecha y se me alojó detrás de la nariz. Pero yo no lo sabía".

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Tras la extracción, Cristina sufrió moretones y un dolor que creyó normal por la raíz rota del diente. Regresó al consultorio para otro procedimiento en julio, y comenzó a experimentar síntomas similares a sinusitis, con fuertes dolores de cabeza y molestias alrededor del ojo, pero nunca relacionó estos padecimientos con la cirugía. 

Además, volvió a someterse a otra extracción dental con los mismos profesionales, la cual también calificó como traumática.

El grave problema salió a la luz cuando María Cristina viajó a Europa y el dolor se intensificó. En Portugal, decidió buscar una segunda opinión médica y una radiografía panorámica reveló la presencia del objeto metálico en la región maxilar. Tomografías realizadas en septiembre confirmaron la existencia del fragmento en la nasofaringe, zona detrás de la nariz.

Cristina relató: "Viajé a Portugal durante unos 20 días y empecé a sentir mucho dolor. Nadie me dijo nada sobre el torno. Desconocía por completo lo que me pasaba. Cuatro meses después, fui a mi antiguo dentista en Tijuca. Me pidió una radiografía panorámica y, enseguida, vio el torno".

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Luego de detectar el objeto, la dentista recomendó que Cristina consultara a un cirujano oral y maxilofacial, quien indicó la necesidad de una cirugía bajo anestesia general para remover el taladro. 

Durante la operación, que se prolongó casi tres horas, se utilizó un videoendoscopio para localizar la fresa en el lado izquierdo de la cara, cerca de los huesos. A pesar de contar con la ayuda de otros especialistas, el cuerpo extraño no fue encontrado durante la intervención.

“Después me hicieron tomografías computarizadas de cuerpo completo para ver si el taladro se había movido. Me hicieron muchas pruebas, incluidas radiografías de cuerpo completo, y nada”, expresó Cristina.

Una tomografía craneal realizada el 25 de octubre de 2022 indicó que el cuerpo extraño ya no era visible en la cavidad nasal izquierda, aunque no había sido localizado ni extraído directamente en la cirugía. 

La paciente enfrentó un postoperatorio doloroso y permaneció con la incertidumbre sobre la permanencia del objeto en su cuerpo.

El 12 de mayo de 2025, el 1º Juzgado Civil de Barra da Tijuca dictó sentencia condenatoria contra los dentistas involucrados. El juez Arthur Eduardo Magalhaes Ferreira ordenó una indemnización de $ 8.000 reales por daño moral, ( $ 5'805.360 colombianos) además de R$ 1.240 mil por daños materiales ( unos $ 900.004 pesos colombianos) y el pago de gastos judiciales y honorarios de abogados equivalentes al 10% del monto total de la sentencia.

En la resolución, el juez destacó que la responsabilidad subjetiva de los profesionales estaba clara y que la conducta de ambos fue negligente. Asimismo, consideró que el daño moral superó la molestia ordinaria debido al sufrimiento, el dolor y los riesgos enfrentados por María Cristina, además de su edad.

El abogado defensor de Cristina, Daniel Blanck, señaló que la indemnización es insuficiente y anunció que apelarán la decisión: “Creemos que es posible lograr un valor más justo, que refleje la gravedad de lo ocurrido y sirva de ejemplo para evitar que situaciones como esta se repitan”.

Daniel también aclaró que “En ningún momento del proceso los acusados negaron la desaparición del taladro. El juez reconoció la existencia de responsabilidad subjetiva y entendió que la conducta de los profesionales fue negligente y negligente”.

En un comunicado oficial, la odontóloga Priscilla Bittencourt Palladino Monteiro afirmó que “el procedimiento mencionado en la demanda fue realizado por otro profesional especializado del equipo, y reitera que no existe conducta indebida ni falla técnica imputable a la Dra. Priscilla”. 

Además, aseguró que se adoptaron todas las medidas de seguridad durante el tratamiento, incluyendo exámenes y seguimiento constante, y que la paciente recibió apoyo total: “El trabajo de la Dra. Priscilla siempre se guió por la ética, la responsabilidad y la atención profesional, tanto así que la paciente se sometió a varios tratamientos adicionales, al igual que otros familiares”. 

Finalmente, informó que la sentencia de primera instancia aún no es firme y podrá ser apelada, confiando en que “al final del proceso, la verdad prevalecerá y se hará justicia.”

O Globo (Brasil) / GDA.