El periodista Alfredo Molano Bravo fue galardonado este jueves con el Gran Premio a la Vida y Obra por la "coherencia de toda una trayectoria profesional", en la gala del Premio Nacional de Periodismo Simón Bolívar.
"En cerca de veinte libros y en montañas de artículos en periódicos y revistas, Molano ha narrado el país", señaló el jurado, que destacó además que este sociólogo y cronista de 72 años utiliza "un lenguaje periodístico verídico" en sus textos "que constituyen un instrumento básico para el intento de encontrarle el corazón a Colombia".
"Escribir y vivir. Para mí escribir es enfrentarme al ruido y al tiempo", dijo Molano, columnista del diario El Espectador, al recoger su galardón.
El veterano periodista recordó sus primeros trabajos con las guerrillas liberales y dedicó su premio a todos los personajes sobre los que ha escrito y de quienes dijo que le acompañaron en la gala en la que recibió el premio.
"Escribí buscando los adentros de la gente en sus afueras, en sus padecimientos, su valor, sus ilusiones. Borraba más que escribía, hurgaba, rebuscaba el acorde de las sensaciones que vivía la gente con las que yo mismo llevaba cargadas en un morral. Un río crecido, una noche oscura, un jadeo debajo del aguacero que golpea un techo de zinc, el terror de oír armas en las sombras eran caminos por donde entraba la vida que se jugaba en las selvas y por donde llegaba su soplo a mis letras. Creo que sólo ahí, en el acecho, en el peligro, en el miedo aparecía el reclamo de justicia que yo buscaba para contarlo", proclamó el periodista.
Así mismo, Molano hizo alusión a sus inicios en la universidad y sus primeros escritos. "Mi primer libro, escrito a mano y con lápiz como todos los de aquellos días, tenía tantas enmiendas como frases. Contaba mi encuentro con los ríos del piedemonte, con las guerrillas y con la coca. No fue propiamente un libro sino un cuaderno de campo escrito en una canoa, en una hamaca, en una estación de bus. No buscaba contar sino contarme".
El escritor también enfatizó en los testimonios que ha conocido a lo largo de su carrera profesional. "La gente cuenta cuando se le oye y lo hace con una sinceridad limpia, cuenta lo pasado como si lo estuviera viviendo, en presente. Y lo hace con generosidad, con soltura, con humor, con fuerza. Chisporrotea. No es difícil oírla porque habla lo que vive. La dificultad comienza cuando el que trata de escribir no oye porque está aturdido de juicios y prejuicios, que son justamente la materia que debe ser borrada para llegar al hueso".
Y agregó: "Mi oficio de escribir se reduce a editar voces que han sido distorsionadas, falsificadas, ignoradas. No puedo escribir una línea que, de alguna manera, yo no haya vivido. Por eso no escribo una sola sobre tecnología de la comunicación, sobre química o sobre jurisprudencia. Y por eso escribo con gusto cuando lo hago en primera persona".
Por último, Molano dedicó el galardón a todos los personajes que han protagonizado sus escritos.
"En el homenaje que se me hace –y que agradezco de verdad– reconozco los toques secos que el futuro está dando afanoso en la puerta. No podemos seguir viviendo en la zozobra, en la parálisis, en la oscuridad del miedo. Estamos a punto de dar el paso que el país, su gente de tierra, barro y sudor merece y no aplaza ni endosa. Los personajes de los que he tratado de ser eco: los colonos de la Serranía de La Macarena o del Perijá, los indígenas de Tierradentro o de la Sierra Nevada, los negros del río Salaquí o del Timbiquí; los campesinos del sur de Tolima y del Catatumbo, las mujeres de allá y de aquí cerca de mi corazón –siempre las mujeres– están todos aquí acompañándome. A ellos y a ellas devuelvo con gratitud este premio", puntualizó.
EL TIEMPO.COM y EFE