En este portal utilizamos datos de navegación / cookies propias y de terceros para gestionar el portal, elaborar información estadística, optimizar la funcionalidad del sitio y mostrar publicidad relacionada con sus preferencias a través del análisis de la navegación. Si continúa navegando, usted estará aceptando esta utilización. Puede conocer cómo deshabilitarlas u obtener más información
aquí
Ya tienes una cuenta vinculada a EL TIEMPO, por favor inicia sesión con ella y no te pierdas de todos los beneficios que tenemos para tí. Iniciar sesión
¡Hola! Parece que has alcanzado tu límite diario de 3 búsquedas en nuestro chat bot como registrado.
¿Quieres seguir disfrutando de este y otros beneficios exclusivos?
Adquiere el plan de suscripción que se adapte a tus preferencias y accede a ¡contenido ilimitado! No te
pierdas la oportunidad de disfrutar todas las funcionalidades que ofrecemos. 🌟
¡Hola! Haz excedido el máximo de peticiones mensuales.
Para más información continua navegando en eltiempo.com
Error 505
Estamos resolviendo el problema, inténtalo nuevamente más tarde.
Procesando tu pregunta... ¡Un momento, por favor!
¿Sabías que registrándote en nuestro portal podrás acceder al chatbot de El Tiempo y obtener información
precisa en tus búsquedas?
Con el envío de tus consultas, aceptas los Términos y Condiciones del Chat disponibles en la parte superior. Recuerda que las respuestas generadas pueden presentar inexactitudes o bloqueos, de acuerdo con las políticas de filtros de contenido o el estado del modelo. Este Chat tiene finalidades únicamente informativas.
De acuerdo con las políticas de la IA que usa EL TIEMPO, no es posible responder a las preguntas relacionadas con los siguientes temas: odio, sexual, violencia y autolesiones
'Zom 100': la brutal serie de zombis, terror y el infierno laboral
Japón está a punto de colapsar y un joven encuentra una oportunidad para mejorar su vida.
La película mezcla muy bien el horror y la comedia juvenil. Foto: Netflix
La imagen puede ser un lugar común: un chico corre despavorido por los pasillos de su condominio de apartamentos mientras una horda de hambrientos zombis lo persigue a pocas baldosas de saborear su cuerpo.
Pero la escena con la que comienza la película japonesa Zom 100 rompe cualquier estereotipo, cuando el protagonista reconoce (en una voz en off) que va a llegar tarde al trabajo. Ser el manjar de sus vecinos no es lo más importante.
Un año antes, Akira no tenía en su rostro la mueca de tensión que ahora siempre lo acompaña. Al contrario, revelaba la sonrisa esperanzadora de un joven que consigue su primer trabajo de tiempo completo y la mirada brillante de quien cree que ese primer paso laboral lo convertirá en un joven exitoso y con la energía para recibir con los brazos abiertos a su oficina, su nuevo hogar.
La dinámica típica y casi fantasiosa de una bienvenida amable, el encuentro con los nuevos compañeros que hacen todo lo posible para que el joven se sienta parte de la compañía y hasta una jefa simpática configuran el escenario perfecto. Bueno, no tanto.
Los gritos, la mala actitud, la grosería y la explotación se comienzan a asomar en el segundo día de trabajo; luego llegan los excesos laborales, la traición del horario, el cansancio y la presión de ser mejor, de sacrificarse, todo esa carga queda al desnudo en esta película que parece pasar del terror al drama.
“Todos olvidamos lo que queremos hacer”, le dice una compañera a Akira, en una pausa de ese infierno cotidiano. ¿Pero esto no comenzó con zombis corriendo?
Zom 100, que ya puede verse en Netflix, es una crítica al mundo laboral, con sus escenas de cámara rápida de una oficina en la que todos parecen hormigas en una guerra sin cuartel, y en la que Akira trata todos los días de saltar de la cama a su oficina, en un esfuerzo que le duele.
Lo horrible no es que dibuje en su rostro la apatía y el dolor de la rutina, sino que incluso cuestione el valor de su vida mientras espera el metro; lo peor está por venir.
Una mañana todo cambia. El apocalipsis comienza. Los aviones caen del cielo. La gente grita, muere y es devorada por criaturas que unos días antes abrazaban, saludaban o pasaban corriendo para cumplir con su jornada.
Tokio se va desmoronando, los zombis toman el control, pero Akira vuelve a mostrar esa sonrisa de otros tiempos. Todo puede cambiar para él, pero pronto entenderá que los zombis son solo los extras de un cuento lleno de dolor y furia.
No es que la película haga un giro a algo más oscuro o cruel (eso sí, hay sangre y violencia para quienes aman el género de los muertos vivientes frente a la pantalla más tradicional), pero sí se siente el despertar de un protagonista que asume su nueva y mejor vida y decide armar un plan para vivirla a su manera, bajo sus reglas y sin sacrificar cosas en aras de responder solo al jefe o cumplir con la presión de una sociedad que le pide que sea productivo y exitoso.
Zom 100 Foto:Netflix
De ahí podría desprenderse otra gran pregunta que se convierte en un elemento esencial de Zom 100: ¿por qué demonios no hizo ese giro antes?
Ante el panorama desolador de ser mordido por los miles de zombis que gruñen y caminan cerca de su casa, Akira decide apostar por hacer realidad un verdadero cambio.
“Si no puedo vivir la vida que quiero, prefiero que un zombi me coma primero.
Sin dar muchos detalles, comienza a vivir, a divertirse y a tener un propósito real. El mundo es suyo; bueno, una parte de Japón está a su disposición. ¿Dónde están los zombis arrasando todo? –se preguntarían los puristas del terror–. En todas partes, pero ahora sí queda claro que ellos no se van a robar el show, no todo el show.
Zom 100 está inspirada en una serie animada que se convirtió en un éxito instantáneo este año. Era obvio que se pensara en una versión para el streaming. La original tenía más sangre y crueldad, pero esta cinta tiene, entre capas de sangre y vísceras, el viaje a la madurez de un chico que termina revalorando la amistad y se encuentra con algo que le ha sido esquivo: el amor.
También hay tiempo para criticar a una sociedad a la que parece importarle poco el caos y que vive bajo la premisa de disfrutar antes de morir, de sentir antes que pensar y controlar antes que reconstruir.
En un desarrollo predecible, la película lleva a Akira a tener que reencontrarse de alguna manera con lo que de verdad le aterra. Pero ese punto en la trama no es malo ni complica el equilibrado tono de sarcasmo y entretenimiento.
Japón –no sabemos si otros países también– está acomodándose a la nueva vida y en algunos refugios encuentran beneficiosa a toda esa cantidad de muertos vivientes que se agolpan tras una reja tratando de llegar a su comida.
Organizados como una pequeña sociedad de supervivencia, aparecen nuevos personas que le complicarán más la vida al protagonista, que parece reencontrarse con una pesadilla del pasado. Un escenario que lo confrontará con una poderosa idea que él se repite varias veces: “Si no puedo vivir la vida que quiero, prefiero que un zombi me coma primero”.