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‘El arte es inagotable todavía’: Felipe Salazar
El artista de Misi Producciones es uno de los protagonistas del espectáculo ‘30 años de Navidad’.
Felipe Salazar en su papel de Jesucristo, que estará en uno de los cuadros de esta revista musical. Foto: Claudia Rubio
Felipe Salazar tenía 5 años cuando su tía María Isabel Murillo (Misi) creó un taller de teatro musical con los hijos de sus amigos y, por supuesto, con él y su hermano.
Era 1985 y el teatro musical en el país era muy precario. No había compañías muy profesionales, escenarios, músicos o actores especiales para este género. Misi era una de las que intentaba iniciar este sueño, en un cuarto que le prestaban en el colegio Gimnasio Moderno, para crear una obra de teatro que nadie parecía entender.
Pero lo que para Misi era un desafío, para su sobrino Felipe era un espacio para encontrarse con sus amigos.
Él es uno de los protagonistas del montaje musical 30 años de Navidad, que, por segundo año, regresa desde hoy al Teatro Colsubsidio de Bogotá.
El pequeño artista había crecido en una familia que se reunía a hablar sobre música y que recibía en su sala al mismo Julio Iglesias. Le encantaba ir a cantar y era parte de los coros de la obra, pero recuerda que aprovechaba cada segundo de descanso del ensayo para corretear y jugar fútbol con los que aún hoy son sus mejores amigos.
Para entonces, Misi dio vida al espectáculo Soñando canciones, en el que Felipe solo cantaba algunas piezas, mientras gozaba en el escenario. Tal le ha pasado el resto de su vida, siempre que sube a uno.
Felipe liderando el coro en "Una ventana al amor", una de sus primeras obras grandes con Misi. Foto:Cortesía Misi
Los ensayos seguían y la compañía crecía. Cada vez más espectáculos, más canciones para cantar, más segundos de energía sobre las tablas. El teatro musical colombiano por fin existía fuera de la cabeza de Misi. Lo creaba también él con su voz, su cuerpo y su enorme pasión.
Obtuvo su primer papel principal once años después de su debut, en la obra Una ventana al amor. Sin embargo, un par de años más tarde –en plena rebeldía adolescente– Felipe decidió que no haría más teatro musical. Quería ser como todos los demás chicos de su edad y no estaba dispuesto a encerrarse más horas a ensayar.
Entonces, abandonó sus personajes y el espectáculo de esa época. La nostalgia lo sacudió cuando vio el montaje terminado. Experimentó esas ansias de artista que le recordaban que nada lo hacía sentir más vivo. Y le pidió a su tía que no lo dejara por fuera. Al volver a cantar sintió que ese era su lugar. “Entendí que el arte es inagotable todavía”, reflexiona.
Eran los años en que se acaba también la etapa del colegio y él debía tomar una decisión para su futuro profesional. Entonces decidió estudiar economía en la Universidad de los Andes. Suena raro ¿Un artista al que le apasionan los números?
Pues sí. Felipe explica que es un hombre al que lo habitan muchas pasiones y en ese momento se decidió por esta profesión, mientras que también iniciaba una carrera musical como solista.
Me hacía falta algo. No porque quisiera otras cosas, sino por complementarme en otras áreas, por pura curiosidad
Pero, otra vez, el amor por la música ganó el pulso y el ímpetu juvenil llevaron a que Felipe abandonara la carrera, dos semestres más tarde, para sacar adelante un disco como solista. Solo esperaba la firma de una disquera, cuando todo se frenó con la muerte de su mánager.
Fue entonces cuando inició su formación profesional como artista integral en el programa educativo de Misi Producciones. Así logró la participación en otras obras importantes de la compañía, como la interpretación de Riff en West Side Story, o del espantapájaros en El mago de Oz.
Sin embargo, no era suficiente. “Me hacía falta algo. No porque quisiera otras cosas, sino por complementarme en otras áreas, por pura curiosidad”, anota Salazar.
Y así empezó a estudiar istración de empresas, mientras trabajaba al mismo tiempo para pagarse la carrera.
Riff de West Side Story es un personaje que significó mucho en su carrera profesional, pues aunque se trataba de un personaje secundario, este era de gran importancia para la historia. Foto:Cortesía Misi
Eran días intensos. En las noches iba a la universidad y en el día trabajaba en McDonalds, daba clases de baloncesto en un colegio o actuaba en las obras del teatro para las que, a veces, la misma Misi conseguía quién lo reemplazara, mientras presentaba los exámenes académicos o le hacía cartas de excusa para sus profesores.
Además, como si no fuera suficiente, en la misma época se casó y tuvo el primero de sus dos hijos. Eran días de pocas horas de sueño, pero alcanzó sus objetivos gracias a su obsesión por la planeación. “Me cepillaba los dientes con cronómetro”, bromea.
Álcanzó sus metas gracias al apoyo de su esposa, Paula Camacho, y de sus amigos de la compañía, que lo alentaban a terminar y lo cubrían para que no abandonara el escenario.
No tenía ni idea, pero dije de frente: ‘me le mido’. Y fui aprendiendo sobre la marcha.
Y aunque su plan nunca fue hacer parte del área istrativa de la compañía, en el 2002, cuando ya tenía una familia y el limbo laboral de ser artista en Colombia empezaba a preocuparlo, escuchó que Misi buscaba a alguien que dirigiera el programa de formación integral.
“No tenía ni idea, pero dije de frente: ‘me le mido’. Y fui aprendiendo sobre la marcha.
Al principio con muchos tropiezos, pero lo logré y ahora me gusta aportarle a un sueño en que creo y que he tenido desde siempre”. Salazar se refiere a esa fantasía que es Misi y de la que sigue haciendo parte desde todos los frentes: como artista, maestro y ahora como gerente.
Su última creación fue el personaje del Genio en Aladdín, el musical de Disney que Misi Producciones produjó en el 2013. Foto:Cortesía Misi
El esfuerzo valió la pena. Hoy Felipe recoge los frutos. En 2013, ganó el premio a Mejor actor de teatro musical de habla hispana, que le otorgó la Asociación de Cronistas del Espectáculo de Nueva York, por su interpretación de Jesús en el musical La más grande historia jamás cantada, un personaje que le exigió más preparación espiritual que ningún otro y que interpretará otra vez en el espectáculo 30 años de Navidad.
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