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El bailarín colombiano Fernando Montaño se presentará en el Teatro Colón
Estará el 15 de mayo con la bailarina Diana Catalina Gómez con el montaje 'El gran ballet'.
En su apartamento de Londres, Fernando Montaño tiene un gran mapa del mundo colgado en una pared. “Es para recordar lo grande que es y la inmensidad de oportunidades que hay para crear y hacer. Pero también para recordar todos los países y personas con quienes he compartido no solo mi arte sino mi experiencia de vida. Cuando voy a viajar a algún lado, miro el mapa y ubico al lugar en el que estaré. Luego, estudio su historia y cultura para no cometer errores, porque yo represento a Colombia y Reino Unido cuando llevo mi arte del ballet”.
Montaño nació en Buenaventura el 6 de marzo de 1985 y es el más importante bailarín clásico colombiano en el exterior. Empezó en Incolballet, en Cali, y llegó al punto máximo en el Royal Ballet de Londres, como primer bailarín.
No para. Tiene espectáculos en todo el mundo y además, hace una gran labor social. Pero Colombia siempre está en su mente y en su agenda.
De hecho, en mayo vendrá al país para hacer una presentación, el 15, en el Teatro Colón, en una actividad de la Asociación de Amigos del Museo Nacional que ya empieza a celebrar los 200 años de esta institución. Con Diana Catalina Gómez, bailarina caleña residente en Estados Unidos y también de la gran cosecha de Incolballet, presentará el espectáculo 'El gran ballet'.
Pero, además, hará dos workshops: en Bogotá, será del 11 al 14 de mayo, en Ballet Estudio Bogotá, y en Medellín, del 19 al 22, en la Escuela Andrea Wolff. En estas actividades, promovidas por Gestor Proyecto, hará clases, dará consejos y hablará de la maravilla de la danza clásica. Estarán los jóvenes que fueron becados y que quieren llegar tan alto como él o a lo mejor más.
Montaño se siente muy orgulloso de ellos, y los nombra: “Samuel Enrique Ramírez, Matías Ortiz, Lenin Pardo y Julieta Ortega, de Incolballet; y Manuela del Castillo Ramírez, María José Contento, Samantha Santos, María Paula Pulido, María Daniela Reyes, María José Solano, Violeta Mancera, Laura Alejandra Martínez, Lina Paola Vanegas, Paola Andrea Guerra, Kevin Beltrán, Mariana Navia, Camila Santana, Mariana Rendón y Laura Niño”. Espera que sean su reemplazo y que abran puertas y escenarios por el mundo con sus pasos.
Antes de viajar a Colombia, el bailarín habló con EL TIEMPO.
Usted ha dado tantos pasos, ha vivido en Buenaventura y estudiado en Cali, Cuba, Italia, Londres… ¿Qué pieza de ballet le bailaría a cada ciudad y por qué?
A Buenaventura, 'Romeo y Julieta', por el romance de esta clásica historia de William Shakespeare, donde el amor y la tragedia se unen con el odio y la pelea, la poca tolerancia. Anhelo que un día el puerto aprenda a convivir en armonía y no haya más violencia para que no siga en esa precaria situación. Espero, además, que surjan más artistas, atletas y poetas, novelistas, cineastas…
A Cali, 'Don Quijote', la obra de Cervantes, pues tiene ese fuego latino en el ballet y en la ciudad hay mucha energía y una gran apreciación por el baile, que se evidencia esa herencia española. A Cuba, el ballet 'Tema y variaciones', del coreógrafo George Balanchine (con el movimiento final de la Suite orquestal n . ° 3 de Tchaikovsky). Se estrenó en 1947 con Alicia Alonso, y qué mejor tributo para ella, tan grande. A Italia, Paquita, que hice a mi llegada a ese país, con mi maestra Niurka Naranjo de Saa y mi querida Venus Villa, tiene, como Italia, mucho estilo. Y a Londres, Manon, uno de mis favoritos y obra maestra del Royal Ballet, donde el nivel de exquisitez predomina en los movimientos y los gestos.
Anhelo que un día el puerto aprenda a convivir en armonía y no haya más violencia para que no siga en esa precaria situación
Las carreras en el arte son exigentes. Es posible que para un bailarín de ballet clásico es mayor. ¿Cuál ha sido ese punto al que debía llegar y lo logró?
La constante búsqueda del equilibrio, la armonía, la plasticidad y la perfección del movimiento al compás de la música sin mostrar el esfuerzo físico y mental que se requiere. Un ser humano común usa el cuerpo como forma de vida, el bailarín o bailarina clásico, no; el cuerpo del bailarín de ballet es el ‘instrumento de vida’ con el que creamos la ilusión palpitante y armónica del movimiento para expresar emociones y, al mismo tiempo, sus inigualables alternativas, comprobando que puede ser llevado más allá de una forma o masa viviente. A diferencia de cualquier otra expresión artística o deporte, ya que somos atletas de alto rendimiento por el arduo trabajo físico que hacemos poniendo nuestros cuerpos al límite, no podemos mostrar el esfuerzo físico en nuestra expresión, por tanto es mucho más elevada la rigurosidad y toma mucho tiempo lograr ese balance físico y mental.
Diana Carolina Gómez, bailarina colombiana, acompañará a Montaño en su presentación en Bogotá. Foto:Archivo particular
Cuando habla con niños y jóvenes que quieren ser estrellas del ballet, ¿cuál es el consejo más importante que les da?
Que lo hagan siendo honestos con ellos mismo en el sentido de cuánto amor y pasión sienten por el ballet clásico, pues el camino no es nada fácil. Tendrán una filosofía y estilo de vida mucho más complejos que otros niños, niñas y jóvenes desde muy temprana edad y deben ser conscientes de ello.
¿Qué o quién lo motivo a bailar ballet en la tierra del currulao?
La motivación por la danza clásica fue propia. Por curiosidad vi unas imágenes en televisión de unos niños haciendo los movimientos estilizados, pero allá, en mi bello puerto de mar, yo no sabía que eso era ballet clásico. Y tuve la fortuna que mi madre nunca dijo ‘no’ amis iniciativas, porque ella siempre vio mi creatividad y sensibilidad. Papá, mientras tanto, observaba sin decir nada; más bien me empujaba por el fútbol, que yo disfrutaba mientas no me dieran tantos golpes y empujones. Era rápido con el balón, debo decir, pero muy delgado. Cuando nos fuimos a Cali, entré a Incolballet a estudiar y mi padre vio que me escogieron para representar a Colombia en una competición, noté lo orgulloso que se sentía y su gran sonrisa cuando lo felicitaban. Los dos fueron visionarios a su estilo porque siempre me apoyaron incondicionalmente.
¿Qué jugaba de niño?
En Buenaventura, a los carritos de balineras, pero a escondidas de mis papás, pues ¡ahora sí me doy cuanta por qué nos los prohibían¡ También solía jugar solo, porque no me gustaba salir de pelea con otros niños. Y creaba cosas, hacía champús de plantas aromáticas. Ya en Cali, jugaba jeimy, rayuela, pasatiempos de muchos niños sin tantos recursos.
Está dedicado a ayudar a Colombia desde distintos ámbitos: el medioambiente, el baile, las conferencias y las becas. Hablemos sobre estas últimas: además de talento, ¿qué deben tener las personas que se las ganaron, qué les vio?
Aunque he vivo más fuera de Colombia, siempre estoy conectado. Amo mi país a pesar de todas las dificultades que tenemos. Estas becas se ofrecieron en dos grandes competencias de baile hechas en Colombia y algunas las he donado yo. Quiero transmitir mi conocimiento con otros jóvenes que están iniciando y a veces muchos no logran participar en distintos eventos por problemas económicos. Para mí es un deber ayudarlos.
Tuve la fortuna que mi madre nunca dijo ‘no’ amis iniciativas, porque ella siempre vio mi creatividad y sensibilidad
¿Qué hay en su casa de Londres que ratifique que usted es del Pacífico colombiano?
Además de mi esencia humana, mucha música del Pacífico.
¿Cuál ha sido su momento más glorioso?
Un momento extremadamente especial fue la ceremonia en la que se me otorgó el Honoris Causa, Doctor de las Artes por parte de la universidad de Bath, del Reino Unido. Fue toda una historia pues fui invitado a hacer un conversatorio allí, a través de la organización One Young World, de la que soy consejero y embajador; y después tuve una temporada de viajes, ausentándome del Reino Unido por casi 4 meses. A mi regreso veo la carta donde me preguntaban si aceptaba el reconocimiento. Salté, corrí, baile… Pero después me doy cuenta de que la habían enviado ¡hace tres meses! o a una de mis madrinas, Mary Longford, para que me ayudara a hacerle saber a la Universidad el motivo de mi no respuesta y todo se arregló. El día de la ceremonia leí mi discurso con mucha emoción y sentimiento, pues es un reconocimiento a mi carrera artística y a mi filantropía, y también a que estoy haciendo bien las cosas.
¿Qué siente cuando va a Buenaventura? ¿Cómo se la goza?
De Buenaventura tengo los mejores recuerdos de mi niñez, la humedad, las fuertes lluvias, bañarme bajo la lluvia en la terraza de la casa con mi hermano. Cuando la visito me siento niño por los recuerdos que me trasmite, pero sigo sintiendo el atraso, la falta de oportunidades.
¿Dónde y cuándo?
‘El gran ballet’. Fernando Montaño y Diana Carolina Gómez. 15 de mayo, 7:30 p. m. Teatro Colón, calle 10 carrera 5ª., Bogotá. Boletas en Tuboleta.com y taquillas del teatro.
Workshops: Ballet Estudio Bogotá, 11 al 14 de mayo. Escuela Andrea Wolff, Medellín, 19 al 22 de mayo. Inscripciones, WhatsApp 322 9444372. Correos: gestorproyectosas @gmail.com y [email protected]