Una familia santandereana tuvo que pasar por un duelo tras la muerte de una niña de 10 años quien falleció por un parásito, luego de estar en vacaciones en Santa Marta, en junio de este año.
La historia inició cuando la menor compartió con su familia en jacuzzis y piscinas en el hotel en donde se hospedaba, pero la tragedia, sin saber en qué iba terminar, comenzó tres días después en el que presentó vómito, diarrea y un poco de dolor de oído.
Al principio, este tema se trató con antibiótico, pero la menor al día 12 comenzó a presentar convulsiones confusión, afasia, alteración de la conciencia hasta llevarla a coma por dos semanas.
Finalmente, y en un tiempo inesperado, la niña tuvo muerte cerebral el día 21 y murió a los dos días.
Los doctores al principio pensaban que la menor presentó meningitis bacteriana, luego, meningitis autoinmune, pero un estudio histopatológico de muestras de autopsia, que lo hizo el instituto Nacional de Salud, INS, concluyó que la extraña muerte de una niña de 10 anos, en Bucaramanga, fue a causa de una meningoencefalitis amebiana primaria (MAP), es decir, contraída por un parásito.
Según los expertos, la meningoencefalitis amebiana primaria (MAP) es una infección cerebral causada por la presencia de un parasito en el sistema nervioso central, los cuales provocan una inflamación del mismo, produciéndose la liberación de agentes que destruyen células nerviosas y que provocan un daño tisular extenso y necrosis cerebral.
Según el neurocirujano e investigador William Omar Contreras López, quien supo del caso y atendió la menor cuando ya tenía muerte cerebral, esta ameba es: "protozoos que se denominan de «vida libre» puesto que son capaces de sobrevivir y replicarse en el medio ambiente sin necesitar un hospedador. Son organismos microscópicos que habitan en ambientes húmedos o medios acuáticos. Se encuentran en lagos artificiales y zonas de aguas termales o de contaminación térmica de ríos y arroyos (no sobrevive en agua salada). Se alimenta de bacterias que encuentra en estos lugares".
¿Cómo ataca a los humanos ?
Según el experto, este parásito puede ingresar por la cavidad nasal a través de la inmersión, buceo o nadado.
"La infectividad se produce primero a través de la unión a la mucosa nasal, se desplaza por el nervio olfatorio, llega a los bulbos olfativos y las membranas que recubren el cerebro", dijo contreras.
Esto generó, por lo menos, en la menor de 10 años que se produjera una inflamación asociada de agentes citotóxicos que provocan un daño tisular extenso y necrosis.
En cuanto a qué tanta regularidad o presencia hay de este parásito en Colombia, el médico Contreras le dijo a EL TIEMPO que no son muy frecuentes y es muy inusual, puesto que solo se han reportado 31 infecciones en Estados Unidos entre el 2012 y 2021, según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades.
Además, según Contreras, el instituto nacional de salud reportó que el último caso en Colombia fue hace 90 años. En ese entonces hubo cuatro hechos, pero no fue documentado.
Siendo así, esto no significa que el parásito o la ameba esté usualmente en las piscinas o jacuzzis, ya que es muy extraño.
"La MAP es rara y no es a menudo considerada como un probable diagnóstico. Por lo que la mayoría de los diagnósticos suelen hacerse postportem. La identificación rápida puede ayudar a evitar retrasos en la diagnóstico y por tanto en el tratamiento".
Síntomas
Los síntomas y signos clínicos de infección por N. fowleri generalmente se presentan dentro de los 2 a 8 días posteriores a la infectividad, aunque se han informado algunos dentro de las 24 h. A pesar de la ausencia de signos y síntomas específicos que indiquen una infección por N. fowleri, los síntomas más comunes incluyen dolor de cabeza intenso, fiebre, escalofríos, signos de irritación meningea, fotofobia, confusión, convulsiones y posible coma. Además, en algunos casos se han observado anomalías del ritmo cardíaco y necrosis miocárdica. Quizás lo más importante es que los aumentos de la presión intracraneal y de la presión del líquido cefalorraquídeo (LCR) se han asociado directamente con la muerte".
MELISSA MÚNERA ZAMBRANO
Corresponsal de EL TIEMPO - Bucaramanga