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Explosión de camión en Tasajera: huella imborrable de una tragedia que transformó vidas
Tres años después, sus habitantes siguen enfrentando las secuelas de aquel fatídico día.
En el lugar del accidente de Tasajera, hay un mural y unas placas con los nombres de las víctimas fatales. Foto: Vanexa Romero / EL TIEMPO
Tasajera, un corregimiento marcado por la tragedia y la desigualdad social, conmemoró este jueves un aniversario más de uno de los episodios más dolorosos de su historia.
Hace exactamente tres años, el 6 de julio de 2020, una explosión de un camión cisterna cargado de combustible dejó un saldo devastador: 45 muertos y 27 heridos. Desde entonces, la comunidad ha vivido en medio del dolor y la lucha constante por mejorar sus condiciones de vida.
A pesar de que el tiempo ha transcurrido, las necesidades y problemas en Tasajera siguen siendo apremiantes, especialmente en lo que respecta a los servicios públicos y falta de oportunidades laborales.
Este pequeño pueblo, ubicado a un costado de la carretera Troncal del Caribe, que comunica a Barranquilla con Santa Marta, aún no ha recibido las mejoras ni atención estatal necesarias para garantizar una calidad de vida digna para sus habitantes.
Un dolor que sigue intacto
Al conmemorar este nuevo aniversario, es inevitable para los residentes de Tasajera recordar aquel fatídico día que dividió la historia del corregimiento en dos. Las imágenes del camión cisterna en llamas, consumiendo todo a su alrededor, siguen vivas en la memoria de sus habitantes.
En su mayoría jóvenes, algunos aprovecharon el vehículo volcado para extraer combustible, sin imaginar el peligro inminente que se avecinaba.
Los gritos desgarradores y las escenas de personas quemadas intentando escapar de las llamas siguen resonando en los corazones de los familiares y de la comunidad en general.
La tragedia despertó a Tasajera aquella fatídica mañana de julio de 2020 y dejó una huella imborrable en la vida de todos los afectados.
Testimonios de los sobrevivientes
La necesidad me llevó a buscar gasolina en ese camión volcado, pensando que podría venderla y obtener algo de dinero para comprar medicinas para mi madre
Uno de los sobrevivientes, Mauricio José Martínez, recuerda aquel día con claridad. Desesperado por la falta de trabajo y la necesidad de conseguir dinero para comprar medicinas para su madre, decidió acudir al lugar del accidente con la intención de vender la gasolina del camión volcado.
Sin embargo, minutos después de su llegada, las llamas lo envolvieron y tuvo que correr para salvar su vida.
Milagrosamente, logró sobrevivir a pesar de las graves quemaduras que sufrió en el 65 por ciento de su cuerpo.
Aunque la tragedia dejó secuelas en su vida, Mauricio mantiene una actitud positiva y una determinación inquebrantable para salir adelante.
Actualmente, trabaja como guía en el parador turístico de Puebloviejo y, aunque ha logrado tener una estabilidad económica, reconoce que sus días son más complejos por las secuelas que les dejó este accidente.
“La necesidad me llevó a buscar gasolina en ese camión volcado, pensando que podría venderla y obtener algo de dinero para comprar medicinas para mi madre. Nunca imaginé que el peligro sería tan grande. Cuando el fuego me alcanzó, corrí desesperado y logré salvar mi vida. Pero mi amigo no tuvo la misma suerte. A pesar de las cicatrices y el dolor que todavía siento, estoy determinado a salir adelante y encontrar la felicidad nuevamente", manifiesta Mauricio.
Jorge Orozco tiene 30 años. Foto:Juan Tapia
Otro sobreviviente, Jorge Orozco, de 30 años, también recuerda el momento en que su vida dio un giro inesperado.
Como vendedor ambulante, buscaba una oportunidad para mejorar su situación económica y decidió acudir al camión cisterna en busca de combustible. Las llamas lo alcanzaron, dejándolo con quemaduras en el 75 por ciento de su cuerpo.
A pesar del intenso dolor y las dificultades que enfrenta diariamente debido a las secuelas de sus heridas, Jorge continúa dedicándose a la venta ambulante para mantener a su familia.
Aunque sabe que su salud se ve afectada por las altas temperaturas y los rayos del sol, no ve otra alternativa más que seguir adelante y enfrentar el día a día.
“Aquella tragedia cambió mi vida por completo. Las quemaduras en mi cuerpo son un recordatorio constante de lo que sucedió. Ahora, mi trabajo en la venta ambulante se ha vuelto aún más difícil debido a las secuelas en mi piel. El sol y las altas temperaturas me causan un intenso dolor, pero no tengo otra opción más que seguir adelante y enfrentar cada día. Aunque a veces me siento derrotado, sé que debo luchar por mi familia y buscar un futuro mejor", comenta.
Junto a Jorge, otros cinco sobrevivientes de la tragedia de Tasajera también luchan por su sustento diario en el peaje de la localidad. Vendiendo sus productos, enfrentando el dolor que dejó la tragedia y buscando una oportunidad para reconstruir sus vidas, estos valientes sobrevivientes se aferran a la esperanza de un futuro mejor.
Familiares todavía lloran a las víctimas
Su partida dejó un vacío imposible de llenar. Mi vida cambió para siempre aquel día
Pero no solo aquellos que lograron contar la historia llevan consigo el peso de la tragedia. Los familiares de los fallecidos también cargan con el dolor y la ausencia de sus seres queridos. Rebeca Maldonado Mejía, madre de Juan Carlos Robles, quien murió calcinado en el incendio, aún no encuentra consuelo.
Sus noches se llenan de llanto y recuerdos, preguntándose “¿por qué mi hijo decidió acudir al lugar de la tragedia?”.
La vida de Rebeca cambió para siempre, y su pesar es palpable en cada palabra.
“Su partida dejó un vacío imposible de llenar. Mi vida cambió para siempre aquel día, y todavía me cuesta conciliar el sueño y contener las lágrimas”, señala la mujer.
Yaneth Robles Orozco también sufre la pérdida de sus seres queridos. Dos de sus hijos se vieron afectados por la tragedia: César Robles perdió la vida, y Manuel Peña Robles resultó herido. Con el corazón en pedazos, Yaneth continúa enfrentando cada día con el recuerdo imborrable de su pérdida.
“Cada aniversario de la tragedia es una recordación dolorosa de lo que hemos perdido. Aunque sigo luchando y buscando fuerzas para seguir adelante, el dolor nunca desaparece por completo. Extraño a mi hijo cada día y solo puedo aferrarme a los recuerdos que tenemos juntos", expresa con lágrimas.
Este jueves se realizó una misa en conmemoración de ese día. Foto:Juan Tapia
Mercedes Mendoza, por su parte, encuentra fuerzas en el recuerdo de su hijo James Alberto Carbonó. Sin embargo, ite que los momentos de debilidad y desesperanza son más frecuentes en su vida.
Para ella, su único hijo era su luz y su partida ha dejado un vacío inmenso. Aunque han pasado tres años año desde aquel fatídico día, las lágrimas siguen brotando y el dolor parece fresco como si hubiera ocurrido ayer.
“James era mi único hijo, mi razón de vivir. Su partida repentina ha dejado un vacío que nunca podré llenar. A veces siento que la esperanza se desvanece y que el dolor nunca cesará. Pero encuentro consuelo en los recuerdos que tenemos juntos y en la fortaleza que él me enseñó”, detalla la dolorida madre.
En este día conmemorativo, los familiares de los fallecidos y los sobrevivientes se unen en una misa en honor a las víctimas. Luego, se dirigen al lugar donde se ha construido un homenaje, un recordatorio permanente de la tragedia que cambió la vida de Tasajera para siempre.
Tres años han pasado desde aquel fatídico incidente, pero la lucha por un futuro mejor en Tasajera continúa. A pesar del dolor y las dificultades, la comunidad se mantiene unida, buscando mejoras en los servicios públicos y trabajando arduamente para reconstruir sus vidas.
En medio de la adversidad, la esperanza sigue viva en el corazón de aquellos que sobrevivieron y en los familiares que lloran la pérdida de sus seres amados.
Tasajera, una comunidad resiliente, sigue adelante, honrando la memoria de aquellos que perdieron la vida y construyendo un futuro donde tragedias como esta no se repitan.