Nueve atentados en menos de 12 horas, atribuidos a las disidencias de las Farc y al Eln, que dejaron un muerto y 22 heridos, prendieron las alarmas de la autoridades a menos de dos meses de las elecciones.
Los ataques, cometidos contra la Fuerza Pública, ocurrieron en cinco departamentos entre la noche del miércoles y la madrugada del jueves.
El Ejército fue objeto de atentados en Chiriguaná (Cesar), donde un soldado fue asesinado y un suboficial, herido; en Aguachica (Cesar), que dejó 20 soldados heridos, dos de ellos de gravedad, y Ocaña (Norte de Santander), con un militar herido.
Además, hubo hostigamientos contra la Policía en Pailitas (Cesar), San Calixto (Norte de Santander), Tuluá y Buga (Valle del Cauca), Corinto (Cauca) y Remedios (Antioquia).
A esto se suma un atentado este jueves contra una delegación de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en el sector de Puerto Nuevo, zona rural de San José del Guaviare.
¿Por qué guardan silencio (Cuba) cuando el Eln se adjudica estos hechos sabiendo que varios integrantes del comando central están en La Habana?
La situación obligó a que el ministro de la Defensa, Diego Molano, se desplazara a Ocaña y Aguachica, para recibir un informe de la situación y adoptar medidas para neutralizar nuevos ataques.
Detrás de esta escalada terrorista, según ha dicho el presidente Iván Duque, están las disidencias de las Farc y la guerrilla del Eln.
“Que les quede claro que Colombia no se doblega ante criminales y seguiremos enfrentándolos con toda la contundencia”, aseguró el mandatario.
De igual forma, el jefe de Estado hizo un duro pronunciamiento contra el Eln, pues dijo que “esos bandidos no pueden seguir en esas actividades, y mucho menos tomando ron en las playas de La Habana”.
Esta escalada terrorista que se ha intensificado desde finales del año pasado, y que azota principalmente a departamentos como Arauca, Cauca y Norte de Santander coincide con las elecciones legislativas y de Presidencia, que se harán en marzo y mayo, respectivamente.
El país está en campaña y, como es habitual durante año electoral, las alteraciones al orden público son una de las principales amenazas contra la democracia.
Sin embargo, analistas consultados por este diario coinciden en que la ola de violencia de finales del año pasado, y que se ha intensificado durante los primeros 27 días del 2022, no necesariamente está relacionada con la campaña.
Explican que estos atentados terroristas contra la Fuerza Pública de los últimos días, así como los que han sido víctimas la población civil, están más relacionados con la guerra que sostienen el Eln y los grupos disidentes, así como con el ‘clan del Golfo’, que se disputan el control territorial y las economías ilegales, especialmente los referente al narcotráfico.
A esto podría sumarte retaliaciones por golpes que han sufrido por parte de las autoridades.
“Esto es un problema de ofensivas violentas por territorios y por recursos, por rentas, más que una acción política frente a las elecciones”, dijo Camilo González Posso, director de Instituto de Estudios para el Desarrollo y la Paz (Indepaz). Y añadió, además, que también son acciones para deslegitimar el Acuerdo de Paz y la implementación de los pactado en La Habana entre el Estado y la extinta guerrilla de las Farc.
No obstante, sí reconoce que el ambiente electoral puede influir en algunas acciones terroristas, como en las zonas donde se están disputando las curules de paz, que son para las víctimas del conflicto.
Pero, por ahora, se trata de acciones que venían forjándose desde hace meses por las dinámicas propias del conflicto en estas regiones del país. En Arauca, por ejemplo, Eln y las disidencias tienen una guerra a muerte. Y ambos grupos se refugian en Venezuela, y allí también se enfrentan.
A esos conflictos se suma una reestructuración de los elenos, que han querido demostrar que aún manejan territorios y tienen capacidad de realizar acciones bélicas. Prueba de ello son las imágenes de hombres de esta guerrilla patrullando por las calles de Arauquita, Arauca. Esto habría sucedido el mismo día en que presidente Duque estaba liderando un consejo de seguridad en el departamento.
Esto es un problema de ofensivas violentas por territorios y por recursos, por rentas, más que una acción política frente a las elecciones
“El Eln pasa por un proceso de reestructuración y por un proceso de demostración de su capacidad militar como respuesta a que no hay salidas de negociación. Ambas cosas lo hacen subir la violencia”, comentó Jorge Restrepo, director del Centro de investigación y estudios sobre conflictos armados, violencia armada y desarrollo (Cerac). La guerrilla, incluso, ha perpetrado atentados en ciudades capitales, como en Cali, cuando la noche del 7 de atacó a un camión que transportaba a policías.
Restrepo, además, coincide con González en que no hay una conexión directa con las elecciones, por ahora.
Pero un informe de inteligencia conocido por EL TIEMPO señala que las intenciones del Eln no están tan apartadas del tema electoral. El objetivo, según esta información, es presionar al próximo presidente de los colombianos para que haya un eventual acercamiento de diálogo, tras la imposibilidad de negociar con el gobierno Duque.
Con esa estrategia pretenderían tener una mayor visibilidad ante la comunidad internacional, para que así la presión desde el exterior aumente para que se avance en una exploración de paz.
No se descarta que estas escaladas terroristas aumenten a medida que estén más cerca los días de los comicios, por lo que la Fuerza Pública tiene el reto de garantizar la seguridad en todo el país.
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