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El drama de los huérfanos que dejó la pandemia del covid-19 en Barranquilla
Personal de salud apoya a hijos de colegas fallecidos, a quienes la tragedia los dejó desprotegidos.
Ana Contreras abraza a su hijo Fabián, con el fondo del afiche del esposo y padre. Foto: Vanexa Romero / EL TIEMPO
Mientras el mundo va dejando atrás de a poco la pandemia del covid-19, para otros la tragedia es insuperable y eso lo confirman las lágrimas que se posan sobre las mejillas de Ana Contreras, viuda de Fabián Arturo Palacios y madre de un menor de 10 años que lleva el mismo nombre de su papá.
Él tenía 48 años y se desempeñaba como auxiliar de enfermería en Barranquilla. Además, era dirigente de la Asociación Nacional Sindical de Trabajadores y Servidores Públicos de la Salud (Anthoc), seccional Atlántico.
Mi esposo era el que cubría los gastos económicos y esa parte también ha sido bastante difícil
Palacios murió el 9 de junio de 2020 por el covid-19. Su deceso conmocionó a la ciudad, pues dos meses antes había denunciado públicamente las precarias condiciones en las que laboraba. “Trabajó hasta el último día con un tapabocas remendado”, decía Contreras en ese entonces.
Dejó en total cinco hijos, de los cuales cuatro mayores de edad fueron con su primera pareja y otro producto del hogar que conformó con Ana. El niño tenía 8 años cuando debió enfrentar la dura noticia de la partida de su padre.
“Era una persona que amaba lo que hacía, amaba su trabajo. Y en la familia, económicamente nosotros dependíamos de él. Era el que devengaba el salario en la casa, pues yo no trabajaba. Mi esposo era el que cubría los gastos económicos y esa parte también ha sido bastante difícil”, cuenta Contreras.
Una familia que se siente desprotegida
El dolor se mantiene en el hogar. Foto:Vanexa Romero / EL TIEMPO
Recuerda que Palacios contrajo el virus en el centro asistencial en que trabajaba. Sin embargo, la enfermedad fue muy silenciosa en los primeros días, pues no presentaba síntomas. Unos días después presentó las primeras complicaciones, fue aislado en casa y posteriormente fue internado en una clínica.
“Ya su salud iba empeorando. Pasaron algunos días en la clínica hasta que se produjo su deceso en el primer pico de la pandemia. Fue algo muy difícil por la situación en la que estábamos viviendo, porque cuando sucede algo como esto, la familia siempre está unida y se consuela un poco el dolor. Pero en ese momento no podíamos contar con ese abrazo, la cercanía y la fraternidad, pues debíamos estar aislados”, expresa la mujer.
Contreras asegura que la tragedia se acentuó aún más al quedar desprotegidos por el Estado y sin el a una pensión, ni un auxilio para el menor de la familia, tras el fallecimiento de su ser querido.
“A veces es inexplicable. Deberían tener en cuenta a los familiares de esas personas que dieron su vida por salvar la de otros, por atender la salud de otras personas. Prácticamente hemos sido olvidados”, sostiene.
El duro momento de darle la noticia a su hijo
Fue bastante duro para él y para mí, darle la noticia de que su papá había muerto… Ese es el momento más duro que me tocó vivir
En ese sentido, Contreras hace énfasis en el futuro que le queda a su hijo, por quien no se rinde e intenta sacarlo adelante a diario con educación, recordándole el ejemplo que le dejó su padre, de un “hombre luchador”.
“Fue bastante duro para él y para mí, darle la noticia de que su papá había muerto… Ese es el momento más duro que me tocó vivir. Sigue siendo un reto y una preocupación (sacarlo adelante) en medio de tantas dificultades, de tantas necesidades”, reconoce.
Sin embargo, recuerda que en medio de las adversidades, apareció una mano amiga que le sirvió de apoyo, representada en la Fundación Médicos Amigos, que conoció el caso del menor y aron a su tutora.
“Le dan un aporte mensual para cubrir gastos de educación, transporte, útiles escolares. Y cuando hemos necesitado la atención de algún médico especialista, la Fundación nos ha apoyado mucho. También nos han brindado apoyo psicológico”, manifiesta.
Y agrega: “He estado muy agradecida, porque personas que ni siquiera nos conocían han aportado su granito de arena, al conocer nuestra historia que les tocó el corazón”.
El proyecto de médicos que se solidarizan con las familias de sus colegas
De acuerdo con María Francisca Rodríguez, radióloga y directora de la Fundación Médicos Amigos, este proyecto ha beneficiado a 81 niños y jóvenes huérfanos por el covid-19. De ellos, 63 pertenecen al ‘Plan padrino’.
Los otros 18 niños tienen entre 1 y 2 años, a quienes se les vinculó a la iniciativa ‘Banco de leche’.
Estos apoyos, que son posibles gracias a las donaciones de médicos, llegan a las ciudades de Barranquilla, Valledupar, Pasto, Cali, y a los departamentos de Caldas y Antioquia.
El menor sueña con ser piloto de avión o de empresas. Foto:Vanexa Romero / EL TIEMPO
“Para mí, la iniciativa y la fundación se volvieron mi propósito de vida. Encontré en la fundación ese camino que uno eternamente busca de la felicidad. Me hace feliz darle la mano a alguien, apoyar a alguien”, dice la directora de la Fundación.
Oriunda de Campo de la Cruz (Atlántico), Rodríguez recuerda que el proyecto nació a partir de las quejas de los trabajadores de la salud, como la que expuso Fabián Palacios en Barranquilla, por las precarias condiciones en las que laboraban en medio de la pandemia.
Fue así como surgió ‘Un kit, una vida’, en la que reunieron guantes, tapabocas, gafas y demás elementos de protección personal, requeridos para la labor en los centros asistenciales de estas regiones del país.
A todas las familias que hacen parte del gremio
Ahora, con el ‘Plan padrino’, las donaciones y la atención médica especializada, el proyecto no solo llega a los hijos de médicos, sino también a hijos de camilleros, conductores de ambulancia y auxiliares de enfermería que fallecieron por la pandemia, e incluso, a los que quedaron con secuelas.
“La intención es acompañarlos hasta que terminen su ciclo educativo. Para poder hacer eso, necesitamos que mucha gente se sume a apoyar la labor”, añade Rodríguez.
Por proyectos como este, el hijo de Fabián Arturo Palacios se sigue preparando en el colegio, para luego pasar a formarse como piloto de avión o de empresas, el sueño del menor y por el que su padre se sentirá orgulloso en la eternidad.