La balacera que ocurrió la mañana del pasado lunes en la casa finca Mediterrané, del sector Punta Roca, en el costero corregimiento de Sabanilla, municipio de Puerto Colombia Área Metropolitana de Barranquilla, deja en claro que lejos están los días en los que se decía que esta zona del Caribe colombiano era un remanso de paz.
Para analistas, expertos en seguridad e investigadores, Barranquilla desde hace rato se encuentra en el ojo del huracán por peligrosas organizaciones criminales de narcotraficantes, que utilizan la ubicación estratégica de la ciudad como puerto para entrar y salir al mar Caribe con armas y cocaína.
Analistas y expertos en seguridad coinciden en advertir que esta balacera muestra el detrimento de la seguridad en Barranquilla y municipios vecinos como Soledad, Malambo y Puerto Colombia.
Es solo revisar una seguidilla de episodios violentos que en los últimos meses han sacudido esta capital, para entender la guerra que se libra en las calles, la que las autoridades pareciera no querer reconocer por los efectos que podría tener para la imagen de Barranquilla, y los mismos barranquilleros prefieran hablar del tema en voz baja.
Casos como el hombre que fue descuartizado y sus restos fueron esparcidos por el sur de esta capital, la masacre en el barrio Las Flores, el paro de transportadores de buses y tenderos por extorsiones y la llamada que recibió el miércoles en plena sesión el concejal José Trocha por un presunto integrante del 'clan del Golfo', que amenazó de muerte a su familia, muestran la multiplicidad de eventos violentos que sacuden a esta capital.
La presencia de violentos
Según la Defensoría del Pueblo, en Barranquilla y su Área Metropolitana hacen presencia las Autodefensas Gaitanistas de Colombia (AGC), Los Costeños, Los Nuevos Rastrojos, el Bloque Central Renacer, Los Papalopez y Los Vega. Además de organizaciones criminales de origen venezolano como Los Melean.
A esto se debe sumar que como quedó en evidencia en la “fiesta” de Salgar, hay sectores económicos e institucionales cercanos a estas expresiones de criminalidad, lo que dificulta su combate
Luis Fernando Trejos, director del Observatorio sobre Dinámicas de la Confrontación Armada e infracciones al Derecho Internacional Humanitario (DIH), del Centro de Pensamiento UNCaribe, explica que todos estos grupos al margen de la ley se disputan el control de territorios para istrar rentas ilegales como la exportación de clorhidrato de cocaína o su comercialización al menudeo (microtráfico) y también predan rentas legales por medio de la extorsión o el robo de tierras.
Lastimosamente frente a esta situación, agrega Trejos, se ha presentado una especie de naturalización del crimen organizado y sus ganancias “ya que nos movemos entre la negación o subvaloración del problema por parte de las autoridades y la ausencia de sanción social por parte de la sociedad”, dice el investigador, quien ha hecho un llamado para que se dé una amplia deliberación sobre la presencia de estructuras de crimen organizado (con lazos transnacionales) en Barranquilla.
“A esto se debe sumar que como quedó en evidencia en la “fiesta” de Salgar, hay sectores económicos e institucionales cercanos a estas expresiones de criminalidad, lo que dificulta su combate”, enfatiza Trejos.
Reclaman más control a las rumbas en cabañas
La cabaña Meditarrané, donde se registró la fatídica fiesta, fue cerrada por 15 días por las autoridades de Puerto Colombia, que también les impusieron a los propietarios un comparendo por 900 mil pesos.
En esta zona del corregimiento de Salgar son varias las cabañas que se alquilan para la celebración de fiestas y parrandas, las cuales parecen estar fuera de control, como le contaron vecinos al corresponsal de EL TIEMPO.
“Estas fiestas son todos los fines de semana, llega gente de todos lados, los escándalos son permanentes”, dijo un hombre que tiene una casa de descanso en esta zona de Punta Roca. “Conjuntos vallenatos, droga, mujeres, alcohol es lo que se ve en estas parrandas que duran hasta dos días”, contó otro residente del sector.
“Tenía que pasar una desgracia de esta para que se tomaran los correctivos. Uno sale a caminar en la mañana y se encuentra con borrachos en camionetas y hombres armados. Esto pareciera tierra de nadie”, agregó una mujer, quienes por cuestiones de seguridad pidieron no revelar sus nombres.
Lo paradójico es que en el municipio de Puerto Colombia las rumbas están permitidas hasta las 2 a. m. pero como se pudo evidenciar en la fiesta de la cabaña de Mediterrané eran las 7 a.m. y la parranda estaba prendida y faltaban por lo menos 6 agrupaciones por subirse a la tarima.
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