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Barranquilla: a 5 años de atentado, familia de policía confía en justicia divina
Dolor en la familia del subintendente Yosimar Márquez sigue latente tras la libertad de implicados.
Candelaria Navarro asegura que lucha a diario por justicia y vive con la angustia ante el riesgo que corren sus otros seres queridos en la Policía. Foto: Vanexa Romero / EL TIEMPO
Ese día, su hijo, Yosimar Márquez, y otros cinco policías murieron en el atentado a la estación de esa institución en el popular barrio de San José, en Barranquilla.
“Como si fuera un dolor… Desde que viene enero estoy sintiendo un dolor, aquí estoy triste, porque me voy para el cementerio. Desde diciembre, para mí, es un dolor demasiado grande en el corazón al ver cómo era mi hijo y su muerte quedó impune”, expresa la mujer, de 50 años.
Ese día, unas 40 personas resultaron heridas por un ataque explosivo que fue detonado pasadas las 6 de la mañana, durante la formación en U de los uniformados que se preparaban para iniciar la jornada.
El Eln asumió la responsabilidad del atentado
El caos se apoderó del sector, en la localidad Suroriente de la ciudad.
El estruendo también provocó daños en el vecindario, el temor se apoderó de la comunidad y las ambulancias intervinieron para tratar de trasladar a los lesionados a los centros médicos cercanos.
Eso, sin olvidar que 24 horas después, el CAI de Soledad 2.000, en Soledad, Área Metropolitana de Barranquilla, también sufrió un ataque con explosivos.
“Todos los días hablábamos, pero ese día no me contestó porque iba tarde. Casi me vuelvo loca, estaba en el trabajo. Mi segundo hijo me llamó preguntando si sabía algo de Yosimar y yo le pregunté ‘¿Qué pasó?’ No me quiso decir nada. Yo ya lo presentía. Después una prima me llamó y me dijo… Fue un desespero en el alma”, recuerda.
Asegura que se dirigió de la casa de familia, donde trabajaba, hasta la estación y ahí no le dieron razón.
Solo que estaba en la clínica, a donde llegó para confirmar la gravedad de los hechos.
“Lo vine a ver cuando ya estaba en el cajón”.
Los familiares y compañeros de las víctimas del atentado no los olvidan. Foto:Vanexa Romero / EL TIEMPO
Candelaria Navarro es madre soltera y pudo sacar adelante a sus cuatro hijos con oficios varios.
Del municipio de Sucre (Sucre), donde nació, se desplazó con ellos hasta Barranquilla para encontrar un mejor futuro.
Pese a que deseaba que se dedicaran a otra profesión, tres de sus hijos, entre ellos Yosimar, se sumaron a las filas de la institución policial. Una hermana de ella también está adscrita, por lo que, tras la muerte de él, señala que no duerme tranquila pensado en el peligro que corren los demás.
El lugar donde cayeron los uniformados en la estación de Policía del barrio San José. Foto:Vanexa Romero / EL TIEMPO
Por eso, no descansa hasta que haya justicia por la vida del subintendente Navarro.
Por todos los medios posibles ha hecho un llamado a que estas muertes no queden impunes, pero el pasado 16 de noviembre, ella y las otras familias de las víctimas recibieron una mala noticia.
Cristian Camilo Bellón, Nilson Mier Vargas y Dalila Duarte Martínez, los tres implicados en el proceso judicial por el atentado, quedaron en libertad.
La decisión fue tomada en segunda instancia por el juez Sexto Penal del Circuito de Barranquilla al considerar vencimiento de términos en este caso.
Durante el proceso, Bellón permaneció en la cárcel La Tramacúa, de Valledupar; la mujer estaba recluida en El Buen Pastor, de Barranquilla, y Mier estuvo en la cárcel de Cómbita (Boyacá).
“La justicia nos abandonó. En las audiencias de los últimos meses, nos dejaron solos en la lucha. No teníamos abogado. El día que quedaron en libertad sentí un dolor en el alma y el corazón, que la muerte de mi hijo y de los otros policías quede impune. Volví a revivir lo que sentí el día de su muerte y cuando escuché la noticia casi me desmayo”, sostiene.
Actualidad del proceso
Hay que tener en cuenta que el proceso se mantiene en etapa de juicio en el Juzgado Único Especializado de Barranquilla, pero con los tres acusados por la Fiscalía en libertad.
El drama se vive por todos lados: no había querido enterrar a un hijo mío, sino que él me enterrara a m
“El drama se vive por todos lados: no había querido enterrar a un hijo mío, sino que él me enterrara a mí. Y cinco años intentando cerrar un capítulo y no se puede cerrar deseando que mi hijo tenga justicia porque estaba cumpliendo con un deber, pero no… Por eso me duele en el alma”, cuenta la mujer.
Ante esta situación, no descarta demandar al Estado.
Si bien, según señala, una decisión de estas no le va a devolver a su ser querido, considera que seguirá en la lucha para que su partida no quede impune.
“Ser policía es un peligro con la muerte. A veces me pongo a pensar: mis hijos le están sirviendo a la Patria y la muerte de su hermano queda impune”, precisa Navarro.
“Me hago tantas preguntas y nadie me las puede responder, sino el dolor que llevo en el alma por la pérdida de mi hijo. Él era un hijo alegre, bondadoso y amoroso con su familia”, añade la mujer.
No conoció a su hija
El subintendente Yosimar Márquez Navarro tenía 29 años, vivía con su pareja y dejó dos hijas, de las cuales una no alcanzó a conocer. Hoy, las menores tienen 8 y 4 años.
Yo tengo una fe divina, que es la fe de Dios. Si la justicia terrenal no lo hizo, que lo haga la justicia divina. Tengo la fe que algún día ellos tienen que pagar por esa muerte
“Yo tengo una fe divina, que es la fe de Dios. Si la justicia terrenal no lo hizo, que lo haga la justicia divina. Tengo la fe que algún día ellos tienen que pagar por esa muerte. Dios es el que sabe, le dejo todo en las manos de Cristo, Cristo es el que sabe”, agrega.
Una cuarta persona, identificada como Jefferson Torres Mina, se mantiene prófuga de las autoridades desde entonces.
Es oriundo del Valle del Cauca y fue señalado de coordinar el ataque con Bellón.
Las autoridades indicaron que había huido a Venezuela, pero en 2021 apareció en un video de Youtube vestido con prendas de colores que representan a la guerrilla del Eln.
“No veo paz a futuro. No sé cuál es la paz que quiere el presidente Petro, no la veo en ninguna parte. Va a tener que revisar ese proceso, porque uno como mamá de policías vive con el alma hecha un desastre”, apunta Navarro.
Como esta madre, las familias de las otras víctimas y la ciudadanía en general claman por justicia tras cinco años del día que Barranquilla y su área metropolitana fueron blanco de ataques.