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Los días de terror y guerra que en el Sumapaz no quieren revivir
Una carrera contra el reloj tienen las autoridades para blindar esta región de las disidencias.
El 8 de diciembre de 1991, a Carlos Rodríguez un soldado del Ejército (como él lo cuenta) le puso un fusil en la boca para obligarlo a confesar que hacía parte de la guerrilla. Esa misma semana, hombres de un grupo armado violento entraron a su casa a amenazarlo a él y a su familia porque, según ellos, colaboraba con el Ejército. “Me cansé y le dije al soldado que se quitara el camuflado y nos peleáramos a puños, pero que a mí no me siguiera jodiendo que yo no era guerrillero; con los otros no podía hacer lo mismo porque ellos sí me iban matando”.
Esa imagen está viva en la memoria de Carlos, quien desde hace más de 50 años vive en la vereda La Unión, en Cundinamarca, y junto con su familia vivió los horrores de la guerra que las Farc desataron durante los 90 en la región del Sumapaz. Como él, son muchos, en las pocas cuadras que tiene ese caserío, los que dicen no querer volver a vivir esos días de terror.
12.000 soldados estarán encargados de blindar el Sumapaz. Foto:Alcaldía de Bogotá
Si no se toman acciones rápidas y contundentes ya, las disidencias de las Farc se van a montar otra vez
La tensión se siente entre las personas, que, aunque protegidas por el Ejército y la Policía, se volvieron a ver vulnerables tras la aparición de panfletos de la ‘Nueva Marquetalia’, que anunciaba su resurgimiento; además, el asesinato del líder social Carlos Julio Tautiva, el pasado mes de abril, confirmó lo que muchos temían y era la inminente llegada de violentos a las tierras de Sumapaz.
“Si no se toman acciones rápidas y contundentes ya, las disidencias de las Farc se van a montar otra vez y no solo en el Meta y en Cundinamarca sino en todo el país, y eso sería un peligro para la seguridad nacional”, sentenció el gobernador del Meta, Juan Guillermo Zuluaga, durante el recorrido de tres días que realizaron las autoridades para verificar las condiciones de seguridad de la frontera entre los dos departamentos y donde ya se pudo confirmar la presencia de las disidencias guerrilleras tanto de ‘Iván Márquez’ como de ‘Iván Mordisco’.
“A las 10 de la noche empezaron a sonar los disparos, y la gente, a gritar y a correr. Uno en ese momento no piensa en nada, solo en los amigos, en los familiares, en los vecinos de toda la vida. Toda la gente estaba en la calle porque era casi temprano. Ese miedo es algo que uno no le desea a nadie”, contó Ever Mora sobre la toma guerrillera en Cabrera, Cundinamarca, en 1997, en la que las Farc se tomaron el pueblo, lo destruyeron y minaron sus entradas y salidas. A raíz de una de esas explosiones murió un joven de 33 años.
A pesar de la tensa calma que hay en la zona y de lo que pareciera ser una inminente llegada de grupos violentos, todavía hay quienes dicen que no quieren que el Ejército vuelva tampoco, porque para ellos también representan el recuerdo de los días del conflicto en el que, según cuenta Carlos, “se cruzaban los balazos de montaña a montaña con la gente en la mitad”.
El jueves 11 de mayo, la alcaldesa Claudia López, desde el Sumapaz, reconoció que ya había presencia de las disidencias en la parte alta de la región y que eran los mismos campesinos los que estaban encendiendo las alarmas. A eso se le unió el gobernador del Meta, que afirmó que “a tres días caminando”, desde el cañón del Duda, en el Meta, hacia el sector de El Lago, en Sumapaz, estaban los primeros establecimientos de los grupos armados.
General Carlos Triana, comandante de la Policía Metropolitana de Bogotá, durante el consejo de seguridad efectuado en la región del Sumapaz el pasado viernes 12 de mayo en horas de la noche, tras el recorrido de la Alcaldía por la zona. Foto:Alcaldía de Bogotá
Pero los cálculos del gobernador no fueron tan errados, pues ayer, dos días después de que la alcaldesa de Bogotá, el gobernador de Cundinamarca, los generales de la Policía de los departamentos y los generales de las brigadas VII y XIII del Ejército se reunieron en un consejo de seguridad en el Batallón de Alta Montaña, fue el mismo gobernador Zuluaga quien confirmó que las tropas de la Séptima Brigada del Ejército estaban en combate en el cañón del Río Duda, el mismo lugar donde ya se había advertido de la presencia guerrillera.
Sin embargo, este naciente conflicto en la región está detrás de encontrar la joya de la corona y se trataría de los terrenos que las extintas Farc entregaron durante el proceso de paz en 2016 que pertenecían a alias Romaña y ahora están en custodia de la Sociedad de Activos especiales (SAE). En uno de esos predios fue donde asesinaron a Carlos Julio Tautiva, al parecer “por haberse cruzado los linderos”.
El gobernador de Cundinamarca Nicolás García y la alcaldesa de Bogotá Claudia López, en el Sumapaz. Foto:Twitter @nicolasgarciab
Lo que está pasando es muy parecido a lo que ya vivimos
Las autoridades están estableciendo si las disidencias de las Farc estarían intentando recuperar estos predios y todos los que son colindantes para poder armar un corredor ilegal de trochas para pasar hasta el Sumapaz y de ahí a la capital del país. Pero también, para impulsar el traspaso de armas y droga como en el pasado.
“Lo que está pasando es muy parecido a lo que ya vivimos. Lo único que les pedimos a la Alcaldesa y al Presidente es que no permitan que tengamos que pasar por eso otra vez porque no se lo deseamos a nadie”, dijo Carlos.
Aunque la situación parece estarse agudizando, lo cierto es que, por ahora, en el Sumapaz hay 550 uniformados de la Policía, 12.000 soldados del Ejército Nacional y 10 nuevos puestos de control. No obstante, la avanzada de las disidencias de ‘Mordisco’ y de la ‘Nueva Marquetalia’ hacia Cundinamarca sigue mostrando fuerza y los primeros campanazos de alerta con los combates entre Ejército y guerrilla en el Duda “son la prueba de lo que se había advertido”, como lo dijo el mismo Zuluaga.