Santiago García: Combatir la Inseguridad Alimentaria en Colombia | Opinión

Es alarmante que, a pesar de ser uno de los países más ricos en biodiversidad y recursos naturales del mundo, Colombia enfrenta una crisis de inseguridad alimentaria que afecta a más de siete millones de personas.

Según la encuesta de Pulso Social 2023 del DANE, tres de cada diez hogares en el país consumen dos comidas al día o menos. En Bogotá, esta situación es aún más crítica, afectando a más de 825 mil hogares en localidades como Rafael Uribe, Tunjuelito, Bosa, Usme, Ciudad Bolívar, San Cristóbal y Antonio Nariño, según el informe de Bogotá Cómo Vamos.

Estas cifras reflejan que la inseguridad alimentaria no es un problema aislado, sino una consecuencia de complejas condiciones sociales, económicas y culturales que impactan no solo en la disponibilidad de alimentos, sino también en la calidad de los mismos. La pobreza juega un papel fundamental en esta problemática, ya que el 25% de los hogares en Bogotá ha tenido que reducir la cantidad y calidad de sus alimentos debido a la falta de recursos.

Además, es alarmante que 1 de cada 4 hogares en Bogotá enfrenta problemas de inseguridad alimentaria, en gran medida como resultado de los efectos económicos de la pandemia del coronavirus, esto es preocupante si se contrasta con datos de la Unidad istrativa Especial de Servicios Públicos (UAESP), donde señala que se pierden 1.228.000 toneladas de alimentos al año.

La inseguridad alimentaria se ha agravado tanto que Colombia fue incluida en la lista de países en riesgo de sufrir hambre por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) en enero de 2022. Esta situación demanda una acción inmediata y corresponsable por parte de todos nosotros.

Es esencial recordar los compromisos adquiridos por Colombia en el marco de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) para 2030. El segundo objetivo, "Hambre Cero", es una apuesta fundamental para abordar los problemas alimentarios más críticos a nivel mundial. Sin embargo, a tan solo siete años de la fecha límite, todavía enfrentamos desafíos significativos.

Aunque Bogotá cuenta con políticas públicas destinadas a garantizar la seguridad alimentaria, las poblaciones más vulnerables siguen siendo los hogares con niños menores de 5 años, personas con discapacidad, adultos mayores, inmigrantes, comunidades étnicas y hogares con jefatura femenina. Esto resalta la necesidad de aplicar un enfoque diferencial en las políticas públicas para mejorar las condiciones alimentarias de estos grupos.

Como Concejal de Bogotá, me comprometo a promover sistemas agroalimentarios sostenibles que garanticen la seguridad alimentaria para todos, con programas de nutrición inclusivos, apoyo a los mercados locales y fortalecimiento de los bancos de alimentos mediante incentivos tributarios para reducir el desperdicio de alimentos.

Además, propongo la implementación de una línea de ayuda que brinde información oportuna sobre cómo acceder a programas que garanticen la seguridad alimentaria. También abogaré por un control político adecuado sobre el valor de los bonos y las canastas alimentarias, asegurando que reflejen el aumento de los precios de la canasta familiar y se distribuyan de manera equitativa, priorizando a los grupos más afectados.

La innovación en las políticas sociales es esencial para combatir el hambre en Bogotá. Esto incluye la implementación de subsidios, programas de nutrición en la comunidad, la expansión de comedores comunitarios y la colaboración con el sector privado y organizaciones sociales. A través de un esfuerzo conjunto y programas gubernamentales existentes, como "Manzanas del Cuidado", podemos lograr un programa efectivo contra el hambre en Bogotá. Les invito a unirse a este importante compromiso desde el Concejo.

SANTIAGO GARCÍA BUSTOS 

CANDIDATO DE CAMBIO RADICAL Y MIRA 

 ESPECIAL PARA EL TIEMPO