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La psicóloga que usa medicina ancestral para tratar a sus pacientes
María de Jesús Erira, indígena de Pastas, trabaja en la unidad móvil de la Subred Sur Occidente.
María de Jesús Erira llegó a la ciudad hace 31 años. Foto: Camilo A. Castillo / EL TIEMPO
Hace una semana, en medio de la entrega de la segunda Unidad Móvil de Atención en Salud de la Subred Sur Occidente, hubo una persona que pasó inadvertida, pero que destaca por el rol que ocupa: uno fundamental para la sociedad bogotana. Se trata de María de Jesús Erira Cuastumal, la primera especialista en salud mental en utilizar métodos ancestrales para atender a las personas que pertenecen a esa red de servicios.
Erira Cuastumal, junto con varios especialistas, visita los barrios de cuatro localidades del suroccidente de la capital en busca de personas que deseen recibir servicios de salud primaria y mental. A ellos, en su mayoría jóvenes, les abre las puertas de su consultorio para orientarlos y acercar tratamientos que de otra forma sería muy difícil que lograran recibir.
Cuando un paciente entra al despacho de María de Jesús –un cubículo de tres por tres con una pequeña repisa en donde ubica sus herramientas– lo primero que recibe son un par de gotas de esencia de orquídeas sobre sus manos. Ella, con voz pausada, los invita a que froten el líquido con las palmas y luego, a que las pongan sobre la nariz.
“A todas mis pacientes les ofrezco lo mismo porque es como cuando alguien se lava las manos. Necesita el agua, pero también el jabón para sacar todo lo malo. Con esto lo que hacemos es jabonar el alma para poder sacar cosas e ir armonizando la palabra”, afirma.
En esa misma repisa, en donde tiene las esencias y varias plantas medicinales, reposa una maraca que utiliza para despertar el espíritu y un traje típico doblado que, aunque no puede utilizar –debe vestir el uniforme de la Secretaría de Salud–, siempre trae consigo.
Estos son elementos de la medicina botánica natural que practicaron los abuelos y las abuelas y con los cuales se pueden calmar muchas de las dolencias o afectaciones. "Las plantas medicinales vienen de la chagra o de los territorios ancestrales. Acá las diseco y preparo con las fases lunares para que ellas estén dispuestas”, explica.
Hay personas a las que, por lo que han vivido, les cuesta mucho expresar lo que sienten.
Para cerrar cada conversación, María de Jesús utiliza otra sustancia. Esta esencia tiene como base flores de la Amazonia. Finalmente, la especialista les entrega a sus pacientes un poquito de polen de abejas. “Todo se hace para endulzar la palabra”, dice sobre este ritual.
Según la psicóloga, este procedimiento es fundamental para bajar la ansiedad de un paciente frente a la consulta. “Buscamos abrigar el espíritu de las personas”, puntualiza.
Y es que a pesar de lo gratificante que resulta su labor para esta mujer, reconoce que en ocasiones es difícil que sus pacientes hablen de sus problemas.
“Hemos encontrado niños y jóvenes que sufrieron mucho por falta de amor de sus padres. Hay personas a las que, por lo que han vivido, les cuesta mucho expresar lo que sienten. Suelo pararme en la puerta del consultorio a observarlos y lo que encuentro es un potencial de trabajo fuerte, grande. Para eso es la unidad móvil y para eso es este conocimiento adquirido”, dice.
Legado familiar
María de Jesús Erira Foto:Secretaría de Salud
María de Jesús nació en el resguardo indígena de Pastas, en el municipio de Aldana, departamento de Nariño, en el seno de una familia ligada a la medicina ancestral. Su bisabuela, su abuela y su madre también se dedicaban a este oficio; por ese motivo, desde muy niña fue cercana a estos saberes.
Como muchos pueblos indígenas, el de María de Jesús también sufrió los estragos de la guerra. Fue a principios de la década de los 90 cuando ella y su familia tuvieron que abandonar su tierra por culpa de los violentos y llegar a Bogotá.
Ya en la capital y con la mayoría de edad, María de Jesús estudió istración y contaduría, antes de finalizar su carrera en psicología en la Universidad Minuto de Dios.
“La mayoría de las personas buscan que uno las cure, pero si no se puede buscan alivio o ser consolados. Eso último está relacionado con la escucha, y eso siempre me interesó. En Occidente, las personas que tienen esa bonita labor son los psicólogos, entonces pensé: ‘¿Por qué no estudiar psicología y realizar una atención intercultural?’; es decir, que la medicina ancestral vaya de la mano con la medicina occidental y que se pueda hacer, como se dice, un gancho”, dice María de Jesús.
Para esta mujer indígena, el paso por la academia era importante –sabía que tener el título le iba a abrir muchas puertas–; sin embargo, gran parte del conocimiento yacía en sí desde la niñez.
Tras obtener su título, y con ese conocimiento a cuestas, fue contratada por la Secretaría de Salud para trabajar en la Subred Sur Occidente. En 2019 pasó al Ministerio del Interior, en donde coordinó proyectos de niñez y juventud, y hoy, luego de varios años de preparación, es la psicóloga de la Unidad Móvil de la subred que atiende a personas de Bosa, Fontibón, Kennedy y Puente Aranda. “La verdad, he sido una mujer bendecida”, reconoce, y agrega: “He estado en espacios que de pronto nadie pensó que pudiera estar”.
El objetivo de la unidad móvil es llevar los servicios de salud a las personas que más lo necesitan. Para ello hay equipos territoriales que realizan recorridos previos cuyo fin es conocer los puntos críticos dentro de las cuatro localidades.
“Con esta móvil vamos a llegar a los territorios donde se evidencia una menor oferta de servicios de salud y se presentan mayores problemáticas en salud mental y consumo de sustancias psicoactivas”, aseguró Martha Yolanda Ruiz Valdés, gerente de la Subred Sur Occidente, durante la presentación del vehículo.
Por ejemplo, cientos de jóvenes vinculados a la Unidad de Protección Integral de la calle 32 recibieron ayer la visita de los especialistas. El primer paso está a cargo de los gestores, quienes reciben el caso y lo redirigen al médico general.
“Una vez llega y si tiene, por ejemplo, un consumo problemático de sustancias o algún síntoma relacionado con la salud mental, yo soy quien lo remite a psicología”, señala Alejandro Zuluaga, profesional de medicina general de la unidad.
Desde que se puso en funcionamiento el vehículo de atención especializada, el 14 de julio pasado, María de Jesús ha atendido a 23 personas con patologías. “Hay personas que llegaban bastante mal, algunas no son capaces de levantar la mirada por el estigma que hay con los temas de salud mental”, cuenta Erira Cuastumal.
Hay personas que llegaban bastante mal, algunas no son capaces de levantar la mirada por el estigma que hay con los temas de salud mental.
Si bien las consultas no pasan de los 30 minutos y tras este primer encuentro todas las personas son remitidas a su EPS, varias reconocen la importancia de ese acercamiento inicial.
Uno de los propósitos de la especialista es cambiar el imaginario que existe sobre la terapia. “Hay personas que salen aliviadas. Me dicen que eso les hacía falta, y yo les respondo que por supuesto. Las personas deben entender que no se necesita tener una patología para asistir al psicólogo”, agrega.
Finalmente, cuenta que no es la única mujer ni la única integrante de su pueblo que se está preparando para los retos en salud mental que afronta la sociedad bogotana. “Hay varios indígenas que están ejerciendo su labor en hospitales y en centros de salud con estos saberes. (...) Creo que lo más valioso para todos es poder servir”, concluye.
Salud mental en el suroccidente
Según cifras de la Secretaría Distrital de Salud, durante este año se ha presentado un aumento exponencial en la atención de casos relacionados con salud mental. De acuerdo con datos de la Ruta Integral de Atención en Salud Mental, entre agosto de 2021 y junio de 2022, la Subred Sur Occidente ha atendido a 26.692 s en las cuatro localidades de Bogotá.
La localidad que ha presentado el mayor número de casos ha sido Bosa, con 9.431 atenciones; le siguen Kennedy, con 9.313, Fontibón (1.870) y Puente Aranda (1.228). Asimismo, se registra la atención de 4.470 s que no residen en ninguna de estas cuatro localidades.